martes, diciembre 30, 2008

una mosca pegada en la pared...

Estaba yo en el área de comidas de un centro comercial esperando que estuviera lista mi torta de jamón y queso.

Cerca de mi mesa, estaba una señora con sus dos hijas, una de ellas muy tranquila comiendose una gordita Doña Tota y la otra... haciendo berrinches en el suelo.

La mamá se cansó de tratar de levantarla y mientras se dirijía a un bote de basura dijo:

-Está sucio y va a venir la araña a morderte... y ponte el zapato.

Me pregunto qué culpa tienen las arañas.

Me pregunto qué me decía mi mamá en esos casos cuando yo estaba chiquita, por que a mi los bichos me encantan.

Me imagino que amenazas indirectas como esas son las que meten en los niños el miedo a los bichos y que luego hacen insoportables a la mayoría de las mujeres en aqullos momentos cuando aparece por allí un minúsculo artrópodo amenazando sus vidas.

Digo, a menos que estés en el Amazonas y sea la hora de cazar de las hormigas y toque que te maten a piquetazos, en África te pegue el sueño una Tse-Tsé o en algún lugar de la selva en Chiapas alguna mosquita deposite sus huevecillos en tu cabeza, creo que estamos bastante seguros.

En mi opinión los bichos son bien interesantes (que no puedo decir que todos todos todos son bonitos, lo reconozco). Siendo tan chiquititos, me parece increíble lo complejos que son y la habilidad que han tenido para sobrevivir a través del tiempo y los miles de fenómenos naturales y humanos que muchas veces, literalmente, les han caído encima (con una suela de plástico de 27 cm de largo, por ejemplo).

Reconozco que las cucharachas y las moscas en la ciudad son asquerosas, pero es por culpa de nosotros que les hemos quitado sus hábitats naturales y las hemos orillado a que vivan junto con nuestros desperdicios, convirtiéndolas en vectores de enfermedades, lo que nos obliga a tener control sobre ellas (matándolas, si).

Pero bueno, que no todos los insectos son así y creo que vale la pena conocer un poco más sobre los bichitos y así transmitir a los niños respeto y admiración sobre estos seres que en número dominan el planeta y son parte de la naturaleza que tenemos que cuidar.

Por cierto... la niña se puso el zapato pero siguió sentada en el suelo. Será que no le dan miedo las arañitas o no se creyó eso de que le morderían...

martes, diciembre 16, 2008

palabrejas

Hay palabras que me gustan mucho por su significado o por cómo suenan. También por cómo se sienten en la boca cuando se pronuncian.

  • Rejego: sust./adj. m. y f. Recalcitrante, que protesta y refunfuña cuando se le pide que haga algo.
  • Atareado: adj. m. y f. Que está muy ocupado o muy entregado a su trabajo
  • Totopo: nombre de origen náhuatl que significa dorar o tostar; es la forma de llamar en México a los trozos de tortillas fritos o tostados de forma triangular, se comen como acompañamiento de otras platos, como con los frijoles, guacamole, etc. usándolos en vez de cubiertos.
  • Desbarajuste: m. Desorden, confusión.
  • Arsico: adj. m. y f. Áspero, intratable.
  • Modorro: m. y f. Que está con sueño después de despertarse.
  • Pachorra: sut. Escaso interés y diligencia en el trabajo, actividad o esfuerzo. Flojera, desidia, indolencia, tardanza.
  • Argüendero: adj./sust. m. y f. Persona entrometida, chismosa.
  • Alcahuete: sust. m. y f. Persona o cosa que encubre lo que se quiere ocultar.
  • Berrinche: sust. Enojo, rabieta grande.
  • Bichi o bichicore: adj. Palabra yaqui que significa desnudo/a.
  • Embicharse: v. Viene de bichi, significa desnudarse.
  • Amante: 1. adj. Que ama. 2. adj. Se dice de las cosas en que se manifiesta el amor o que se refieren a él. 3. m. pl. Hombre y mujer que se aman. 4. com. querido/a.
  • Chípil: adj. sust. persona o actitud caprichosa, que pide atención.
  • Agüitarse: Deprimirse, decepcionarse, afligirse:agüitarse por una desgracia.
  • Achinquechado: adj. En cuclillas.
  • Jarioso: adj. m. y f. Lujurioso, excitado sexualmente.
  • Achichincle: sust. Ayudante
  • Teporocho: adj. m. y f. Borracho. Se dice que la palabra habría surgido de la costumbre de beber en las madrugadas infusiones de hojas de naranjo o canela (té), con alcohol. A principios del siglo XX, se vendían en puestos callejeros y el precio de estas bebidas era de ocho centavos... de ahí vendría lo de teporocho, es decir (té-por-ocho).
  • Vehemente: 1. adj. Que tiene una fuerza impetuosa. Un discurso vehemente. 2. adj. Ardiente y lleno de pasión. 3. adj. Dicho de una persona: Que obra de forma irreflexiva, dejándose llevar por los impulsos.

martes, diciembre 09, 2008

Los nombres

Hoy hago, con todo respeto, una crítica abierta a los nombres… y a los padres que se atrevieron a ponerlos.

Estoy de acuerdo que los nombres son necesarios para identificar a cada una de las personas y de forma individual, pero hay veces que se pasan de “creativos” y otras de faltos de imaginación.

Hay nombres que se repiten generación tras generación. No importa qué tan feos sean. No importa que se sepa que son feos.

No entiendo la necesidad (o necedad) de los papás de querer que el primogénito varón se llame igual que el y la primogénita mujer igual que ella.

Y para colmo, después de que el padre y el niño vivieron el problema de que sus amigos llamaran a su casa y se tuviera que preguntar siempre “chico o grande”, el niño vaya y haga lo mismo cuando tenga sus propios hijos.

Como el hijo de mi amigo Alvaro que se llama Alvaro, como el abuelo y el bisabuelo.

O en mi familia extendida, que hay seis Carlos.

Luego están los papás que quieren repetir el nombre pero de forma original. Recuerdo a un amigo en la prepa que se llamaba Eduardo Javier Alfonso (por decir), su papá se llamaba Javier Alfonso y el padre de éste, Alfonso.

Conozco dos casos de diferentes familias que todos los hijos hombres se llaman José algo, y otro en donde todas las hijas llevan el nombre de Ana antes que otro. Y ¿cómo se llaman los padres? En el primero José y en el segundo, Ana.

Encuentro peor cuando les ponen nombres en otro idioma. Aquí se da mucho que algunas pobres criaturas tengan nombres gringos. Y aparte, lo escriben como se les da la gana y se me hace todavía más pior. Recientemente conocí a una Sherry y una Rachel (pronunciado RAchel) y a un Bryan (que no sé cómo lo han de escribir). El Jhonatan o Jonathan es bastante común, así como el Jennifer o Jenifer.

También están los casos de mucha tradición (o falta de imaginación) en la que les ponen a los niños según el santoral. De allí nombres como Lindolfo, Antero, Sidronio, Teófilo, etc. Y aquí entran los despistados que ponen Anivdelarev si nació el 20 de noviembre cuando se celebra el aniversario de la revolución.

Están los nombres de mujeres que vaya a saber por qué se han relacionado con mujeres de moral distraída como Yahaira, Yesenia, Yanira. Si ya saben, ¿para qué se los ponen?

Otra cosa que he notado es que hay generaciones en las que se repiten mucho ciertos nombres. El fenómeno es fácil de explicar: la protagonista o el protagonista principal de la novela en vogue. Ejemplos: Rubí, Marimar, Alondra.

No voy a adentrarme en los nombres meteorológicos como Azul, Cielo, Lluvia, Tormenta.

Si yo estoy de acuerdo con ser originales. Hasta cierto punto. Sé del caso de un tal Osly, que viene de osito y lindo. O el de un chavo que se llama Roal por que su abuela se llamaba Rosa y su abuelo Alfonso.


¿Qué pasa con los nombres normalitos? Por decir, no sé, se me ocurre...

Claudia... =)

A mi me gustaría que los que leen a veces por aquí, me den más ejemplos.

jueves, diciembre 04, 2008

a tan poco

Llevo cuatro días sin fumar.

Sufro de un profundísimo mal humor.

martes, diciembre 02, 2008

Cama d'or

Estaba haciendo un muestreo de semillas en un montón enorme de cebada recién trillada. Metía un brazo, hondo, y luego el otro, apretando el puño con lo que alcanzaba a agarrar mi mano y después soltando lentamente una cascada dorada para que cayera dentro del costal.

Sentía cosquillitas ricas y suaves por la piel. Todo se hundía a mi alrededor y parecía que me movía en camara lenta.

¿Qué tan urgente será mi necesidad ardiente que por un instante me imaginé involucrada en una sesión ardiente de sexo ardiente entre aquél semillero noardiente?

La repentina corriente de aire que levantó polvo y cascaritas de diversas fuentes de ese montón de granitos y los metió en mi nariz (haciéndome estornudar (estruendosamente)), me sacó de dichoso estado mental con crueldad.

Las cortaditas por espigas y la comezón que todavía traigo en la piel me han llevado a descartar por completo la idea.