viernes, septiembre 25, 2009

Sin suficientes ganas

La incógnita de la semana: ¿Por qué las cosas nunca pasan cuando una necesita que pasen?
Tenía que ir a hacerme un ultrasonido (no sé por qué insisto en llamarlo resonancia) pélvico desde hace semanas a la gran ciudá y no había alcanzado por trabajo.
Por tercera vez hice una cita (última que no cancelé) y por tercera vez me dijeron que tomara mínimo un litro de agua antes de llegar al consultorio.
Comí aprisa y poquito porque tenía que guardar espacio para el agua. Tomé dos vasos de agua con la comida. Quería echarme un regaderazo pero al compartir fuente hídrica con el viñedo frente a la casa, tuve que recurrir a mi garrafón de reserva para lavarme si quiera la cara, los pies y la cobachita (dícese de la axila) de cada lado. Al estilo antiguo francés. Me puse ropa limpia, me peiné un poco y con termo de 600 ml lleno, agarré para la capital (del estado, ejem).
Llegué 10 minutos antes de la cita. A la hora exacta, el doctor todavía no había llegado. Por mi mente cruzaba el meterle una regañada… yo matándome por llegar a tiempo y él llegando tarde (conste que la puntualidad definitivamente no es de mis mayores virtudes, pero a mi nadie me paga para realizar un servicio en el tiempo que yo digo que se debe de hacer).
Al fin me pasaron al consultorio y como tenía ganas de platicar con alguien, olvidé el retraso del doctor. Que súbete aquí, si, sí te aguanta, que bájate la ropa hasta allí, si, estoy calificado, que va a estar un poco frío, si, de verdad sé lo que hago, a ver a ver, si, soy traga años pero hice toda la carrera, uyyyyy no estás lista. Mi vejiga estaba vacía.
Me recomendó irme a dar vueltas a la cuadra. A mi me dio vergüenza por mi vejiga desconsiderada que no estuvo a tiempo ni 15 minutos después de la cita. Fui al banco a depositar mis millones, compré un buró precioso en las segundas, entré a una tienda de posteres (bastante lastimosos a la vista, para qué inventar) y a los 45 minutos estaba de vuelta. Cuando la asistente me preguntó si ya tenía muchas ganas de orinar, mejor me senté en la sala de espera a esperar con mujeres esperando (y muy panzonas (y una de ellas nacida en 1990 (según le dijo a la asistenta) por dioooosssss)) esperando su cita.
Cuando pasé de nuevo, la historia se repitió. Había una señora que me recomendó tomar más agua. Llené mi termito de 600 ml y me lo tomé todo rápidamente, a ver si mi vejiga perezosa se sentía lo suficientemente presionada. Esperé unos minutos y como no sentía ganas desesperadas de hacer pipí, me fui a pasear. Otra vez.
Me corté el pelo, me compré un esmalte de uñas rojo cereza y una piedrita para los callos de mis pobres pieseses. Me probé una peluca güera y otra pelirroja. Pasé por la tiendita donde compré el mueble para avisar que me tardaría un poco más de lo previsto en ir a recogerlo.
Dos horas y cincuenta minutos después de la hora oficial de la cita, estaba con el doctor… que ésta es la vejiga, que éste es el ovario izquierdo y este el derecho. Yo ya no aguantaba las ganas de ir al baño. Cada vez que presionaba con el aparatito me dolía horrores. Y luego… me sale con que por favor pase al baño dealfondoaladerecha porque tengo que vaciar la mitad. Después de tanto esfuerzo por llenarla!!! Y a parte, yo qué fregados sé cuánto es la mitad de la vejiga en orina? Digo, aunque mi entre pierna contiene aparatos bastante complejos, hasta donde sé carezco de un rotámetro para medir el flujo de líquidos salientes y al menos quehiciera dentro de un recipiente graduado y ya sabiendo el total después la mitad me la tom… bueno.
A “ojo de buen cubero”, me deshice de la que pensé era la mitad y un poco más tranquila y con las piernas muchísimo más sueltas, volví.
Al final de todo, parece que el famoso tumor desapareció o este doctor ve lo mismo que yo en esa pantallita: negro con remolinos grises (que por cierto, me recuerda cuando estaba chiquita y me encontré unas resonancias (o ultra sonidos, n'importe quoi) de mi mamá y jugaba a hacerla de meteorologa poniendolas contra la ventana de la sala).

sábado, julio 18, 2009

La damita campirana

Hoy me desmayé. Se oye tan dramático. Si no me hubiera sentido tan desubicada, creo que habría disfrutado estar literalmente echada sobre arena entre parras. Lo había querido hacer voluntariamente desde que entré al trabajo, pero no me había animado. Tirarme entre parras, quiero decir.
Estos días he estado con nauseas y vomitando de vez en cuando y por lo mismo, sin hambre. En mi trabajo, paso 50% del tiempo en el campo, pero ayer aproveché el otro 50% de trabajo de oficina y la pasé, entre siestas, frente a la computadora.
Tuve que salir al campo a contar racimos de uvas y ver florecitas, tomar fotos y revisar sistemas de riego. Con las plantas y estos días calurosos, de un día para otro, todo puede cambiar y no quería atrasarme con los datos.
Sin muchas ganas, untada en bloqueador y con gorra, con cámara y un lapíz encajado en la cebollita de pelo, salí.
Habré pasado 2 horas bajo el sol anotando datos en las hojas de mi tablita cuando sentí que la corriente de aire se aceleraba. Sentí rico, refrescante y ahora que pienso, me pregunto si de verdad estoy tan bruta parahaber creído que el aire podía tumbar mi enorme masa corporal así nomás.
Fue muy útil que hubiera gente cerquita. Me trajeron a mi casita, me tardé más de 20 minutos en la regadera (me valió madres la conciencia ecológica), tomé suero y ahora, sólo quiero dormir. Y dormir. Unos 3 años, si me lo permiten.

miércoles, julio 08, 2009

Brujo

Ahora que recuerdo cuando estaba en la prepa (y tendría alrededor de 17 años) y decidí estudiar agronomía, me viene a la memoria mi amigo Luis (que tengo como 8 años de no ver, por cierto) y cuando hablábamos de nuestro futuro.

El decía que me veía en lo alto de un cerro, en una casa con teja roja (creo que esto me lo imaginaba yo y no lo describía el), con campos y más campos de vid, de esas plantaciones que acaban al final del horizonte, cuando se juntan con el cielo (y aquí con las montañas), y tomando una copa del vino producido con mis uvas (todavía no tengo de este, pero ya pronto), meciéndome en una mecedora tejida con mimbre (esto también me lo imaginaba yo), viendo mis plantas.

Nunca pensé que estaría en un lugar así (aunque la casa me falta encontrarla y nada es mio, per se), pero sorpresa, lo estoy.

Qué bonito sentimiento me da el acordarme de estas predicciones de antaño y ver que están semicumplidas.


martes, julio 07, 2009

5 meses

Ya casi cumplo 5 meses en este trabajo. El tiempo nunca se me había pasado tan rápido. Como parece que es mi costumbre, estoy aprendiendo muchas cosas nuevas. Me gusta el lugar en donde vivo, me gusta el trabajo que hago, me gusta la planta de la vid con toda su sencillez, caprichos, mañas y exigencias.
Estoy trabajando con 74 variedades de vid.
Estoy haciendo pozos como topo con negocio de construcción de viviendas.
Estoy tostada (casi tatemada) por el sol (en ciertas partes nada más, por desgracia).
Estoy rezando a la virgendelacueva para que llueva (pero que no le pegue el agua a las plantas, porfavó, que se me llenan de hongos).
Estoy comiendo mis propias hortalizas del huertito familiar que don Panchito y yo sembramos en frente de mi casa.
Estoy aprendiendo a usar autocad, desgraciao.
Estoy separando basura.
Estoy trabajando sábados y domingos, de momento.
Estoy tratando de no quedarme atascada en la arena un séptima vez.
Estoy tratando de no atropellar a las ardillas suicidas que cruzan los caminos de terracería justo antes de que pase, como si hubieran hecho una apuesta de que no las desconchinflo.
Estoy conociendo gente nueva aquí en el pueblo, al fin.
Estoy buscándole el amor a hacer planes a largo plazo.
Estoy encontrando buena la idea de quedarme aquí unos tres años.
Estoy planeando la vendimia para hacer 95 microvinificaciones diferentes (diossanto).
Estoy un poco asustada por lo que me espera con este trabajal en la vendimia, adecirverdá, oiga.

Estoy muy bien.

jueves, mayo 21, 2009

Desglaciada

Hoy hablé con mi posible asesor financiero. Creo que ya estoy en edad (casi 29 años) de superar el guardar mis bienes en el refri a algo más inteligente y productivo. Y seguro, sobre todo (aunque no sé si invertir en la bolsa sea muy seguro en estos tiempos).

También estoy pensando en sacar una tarjeta de crédito. Mis amigos me dicen que debo de empezar un historial crediticio. Me hablan y hablan del banco ofreciéndome una. Nunca he querido tener una por que pensar en deber algo me causa problema. Saber que tal vez en un mes no pueda pagar lo que debo por cualquier razón (como que me quede sin trabajo por que haga explotar el laboratorio, como que renuncie porque quiero irme a vivir a California sobre un Secuoya de 2000 años o porque me den ganas de ponerme a estudiar otra carrera y tenga que trabajar de plomera para subsistir). La única gran deuda que he tenido fue cuando compré el carro y lo pagué cuando lo vendí a los 7 meses.

Un amigo me decía hace unas semanas que para poder especializarme en algo para después ser independiente, tendría que trabajar en lo mismo unos 8 años (sin citar). ¿¿Ocho años en esto?? ¡¡¡Jesusjoseymaría!!!

Y cuando alguien me menciona si quiera la idea de vivir juntos, de casarnos, pasar el resto de nuestras vidas juntos… ¡¡¡pordiooooooooooossssssss!!!

Fondo de inversión.

Historial crediticio.

Matrimonio.

Especialista en viticultura (o cualquier cosa en la que me pueda convertir después de hacer lo mismo por un período de más de dos años).

Pensar en hacer cosas que repercutirán o definirán dónde estaré o cosas que tendré que hacer en el futuro, igual, día con día, semana tras semana, por mes, anualidades, aniversarios, portafolios con horizontes de 3 a 5 años (o como se diga), etcétera, etcétera y miles de más etcéteras… me da un poco de nauseas.

No tengo idea a que se debe. ¿Será miedo a adquirir compromisos a mediano y largo plazo y después no poder (o querer) cumplirlos?

O, ¿será que en realidad no tengo idea qué quiero, dónde lo quiero, con quién lo quiero, y para cuánto tiempo lo quiero?

¿Qué dice de mi esto? ¿Que soy una inmadura desubicada con traumas psicológicos causados en mi infancia y que han venido a repercutir en mi vida adulta por un desglaciamiento de mi personalidad (algo parecido a esta frase fue hecha muy popular por una de mis mejores amigas en su etapa de estudiante, cuando llevó una materia de psicología infantil… o algo así)?

¿Estoy tan mal? ¿Tengo arreglo? ¿Necesito arreglo?

viernes, mayo 08, 2009

Lectura no recomendable para gente con susceptibilidad insectil

Los insectos siempre me han encantado… esta bien, las moscas ni tantito (aunque para algo sirven, eso lo sé).

Cuando estaba en la universidad llevé una clase de entomología (estudio de insectos) y la disfruté como probablemente las abejas disfrutan de miles de flores diferentes en la primavera (iba a decir algo así como “como probablemente los cucarachos disfrutan de los botes de basura detrás de un restaurante”, pero me contuve para no ser asquerosa).

El trabajo al final de semestre era hacer una colección de insectos. Entre más variedad, mejor calificada.

Estuve durante meses corriendo tras mariposas con mi red (y fui comparada con Winnie the Pooh, pordiosss), subiendo árboles, moviendo troncos, piedras, haciendo pozos , pasando horas tumbada en el zacate esperando que algo interesante apareciera, deteniendo el carro a media carretera (ruta Monterrey-Zacatecas); en el campo, en jardines, junto a ríos, en el desierto, en la montaña, y mucho dentro de la universidad (qué vergüenza).

Cuando me regalaron un microscopio en mi cumpleaños no podía de la emoción y quería ver todos los insectos (también pelos, uñas, hongos, tejidos vegetales, etc.).

Luego empecé un negocio con un amigo matándolos. Hacíamos fumigaciones de casa y jardín, con productos ecológicos (mentira podrida). En realidad usábamos los insecticidas más benignos para mamíferos, pero químicos al fin y al cabo. Cuando mi amigo se fue a estudiar a Chicago (o a algún lugar de por allá) y yo me fui a Francia, terminamos con la asociación, pero mi última fumigación la hice en casa de mis papás porque había unos bichitos infestando el jardín y mi mamá se estaba volviendo loca.

El caso es que ahora tengo una plaga toda para mi solita. La descubrí tal vez al mes de haberme mudado a esta casita. Son unos animalitos diminutos. Cuando descubrí que saltaban (pero, de verdad, SALTAN los carajos), me asusté por que pensé que podrían ser pulgas y obviamente, estaba preparadísima para cambiar colchón, quemar sábanas y fumigar, pero repentinamente, desaparecieron.

Estos días regresaron junto con el calor. Ayer estuve hasta las 3:30 de la mañana matándolos con mi dedo y observándolos.

Hoy busqué en internet y he identificado a los bichitos, pero en inglés: Collembola. Hay muchas especies y en las fotos se ven increíbles, con diferentes colores y texturas sobre el lomo. Y ¡los ojos compuestos de algunas especies!

(Ya nos damos una idea de dónde se sacan ideas para los monstros de las películas)

Estos animalitos de la creación (ya sé que las moscas también lo son, pero no todos somos moneditas de oro, pa’ caerles bien a todos, estamos de acuerdo), son descomponedores de materia orgánica y habitan en lugares donde hay hojas, por ejemplo, e incluso en el suelo. Se están usando en investigaciones para identificar suelos contaminados.

Mi casa es de adobe. A lo mejor están dentro de mis paredes viviendo de la materia orgánica en la tierra que se usó para hacer el adobe.

No hacen daño ni parasitan, pero aparentemente se les conoce en el mundo de los investigadores como causantes de psicosis. La gente llega a creer que se les suben y los traen por todas partes en el cuerpo.

También yo estoy sintiendo las cosquillitas imaginarias.

Será una lástima matarlos, pero me dará mucha tranquilidad.

martes, mayo 05, 2009

Campeona culinaria

No es secreto mi aversión a la cocina y las actividades que (generalmente(¡Ja!)) se realizan en ella. Esta semana pasada tuve visita y comí delicioso todos los días. Obviamente no fui yo la que cocinó. (La propuesta de matrimonio fue rechazada, bujujú... claro que no le propuse matrimonio nomás por que cocina rico, carajo...)

Hoy quise hacer el esfuerzo. No he tenido tiempo de ir al super más cercano, entonces empecé a abrir gabinetes y el refri buscando opciones.

Me decidí por arroz. Normalmente lo saco de una caja de arroz instantáneo y le echo verduritas congeladas. Muy sencillo, nada espectacular.

Al sacar la caja noté una receta en la parte de atrás: Arroz a los cuatro quesos.

(Entendí que las cosas “a cuatro quesos” de verdad llevan cuatro quesos.)

Vi los ingredientes y tenía arroz (obviamente), vino blanco, sal, pimienta y mantequilla. Y queso.

Un solo tipo.

Aparte de tres tipos de queso, me faltaba caldo de pollo, pero tenía caldito de carne de cola de toro, gualá.

Este arroz se convirtió en uno al “queso”. Luego le revolví los pedacitos de carne de culo de toro o vaca o lo que sea.

Con orgullo declaro que, a parte de mi creación de acelgas con salsa de tomate, champiñones y huevo, ¡es lo más rico que he preparado jamás!

Aplausos, pordiosssss.

Nota: Agradezco el mini-curso de cocina y las sobras de la semana.

Nota dos: Can-Dado (el perro guardián de Don Ramón (el velador-que-no-es-velador-cuidador)) se tragó otra vez el hueso.

Nota tres: Busqué una foto bonita para animar este post y encontré esa belleza, esquizmi.

martes, abril 07, 2009

Concurso

Quién puede adivinar qué son estas cosas que salen en la foto?


El que le atine se ganará un super premio.*


*El premio es una botella de Nebbiolo, de la reserva privada de LA Cetto...

*Ganador: Mus

lunes, marzo 09, 2009

eh... perdón

Estaba en la oficina con la secretaria, muy embarazada, hablando de nombres. Ella empezó a criticar a gente de por aquí que le pone a sus hijos nombres como Braian... nombre gringo escrito en español (yo me quedé calladita, pensé que sería lo prudente siendo que su sobrina se llama Briget y su hijo se llama Joel Ali y el próximo se llamará Axel Gael).

Luego dice que el nombre de Perla siempre le ha parecido de teibolera. Y como yo lo he mencionado antes, se me ocurre decirle que a mi los nombres con Y son los que me parecen de teibolera...

Lo vi. Lo noté. Puso una cara, de esas en la que ves un ligero cambio en la mirada, y se quedó callada.

Y aún asi, lo dije: como Yadira, Yahaira...

No supe que decir cuando me contó que su cuñada de llama Yadira.

Carajo.

viernes, febrero 27, 2009

Vengan a ver mi rancho que es hermoso

Vivo en un rancho. La RAE dice que un rancho es una finca de labor de menos extensión que el cortijo y por lo común con vivienda. Finca es una propiedad inmueble, rústica o urbana.

Defino por que se me ocurrió que es de esas cosas que toda la vida he sabido lo que es pero nunca con el significado oficial.

Y como ahora vivo en un rancho, más vale tenerlo claro. No vaya a ser que me pregunten y yo no tenga idea.

En este rancho en particular, está mi departamentito de dos cuartos (cocina y dormitorio) y un baño. Me gusta (aunque ahondaré en este tema después).

En el mismo edificio, junto a mi casa, hay una bodeguita. Pegado a esa bodeguita, hay otro departamentit-ito, donde vive el velador… dícese de persona que “es velador pero no, nomás cuida” (definición dada del mismo veladornoveladorcuidador). El debe abrir el portón en la mañana y cerrarlo en la tarde (para que no se meta ningún vaca perdida y se coma las plantas). También se da vueltas de cuatro de la tarde a 7 de la mañana, con varias siestas metidas por allí. Tiene problemas de oído (por no decir que está medio sordo), lo que me asegura que si en algún momento algo llegase a pasar (me), definitivamente no sería el primero a quien pidiera ayuda.

La oficina está a 32 pasos de mi puerta.

La casa de campo del jefecito (a la que viene con su familia de vez en cuando), a unos 50.

Como a 60, un corral con borregos, que me deleitan con su canto cuando tienen hambre… o seguramente cuando se emocionan por ver pasar una ardilla cargando una aceituna. Vayasté a saber.

Atrás del edificio donde vivo, hay una casa medio antigua al estilo gringo abandonada. Parece que la quisieron reparar pero se quedaron a un octavo del camino. (A penas hoy fui a investigar mientras se metía el sol. Qué espanto.)

Tenemos un pequeño huerto de cítricos, a donde voy por naranjas y toronjas a cada rato. Los limones dejan mucho que desear por la cáscara tan gruesa que tienen (necesitas la fuerza de milhombres para poder exprimirlo (y... yo no la tengo)).

Atrás de la oficina hay dos hectáreas sembradas de vid.

Y es que a eso me dedico ahora.

Estoy conociendo el mundo de la producción de uva que se usa para la producción de vinos.

¿Qué chingón, no?

Al fin ¡estoy trabajando directamente con plantas!

Aim sou japi!

jueves, febrero 26, 2009

Nada de los de abuelita

Cumplo dos semanas de haber llegado a Baja California.

No he lavado ropa y se me está acabando la limpia. Ya voy en la reserva... me puse un calcetin azul con uno blanco, la camiseta de Andrea Bocelli que a veces uso para dormir, etc.

Me pregunto qué significa el que en la mañana me vista pensando en que lo importante es lo que va debajo de la blusa y los jeans, por si se llega a presentar la necesidad (u oportunidad) de quitármelos... o que me los quiten.

lunes, febrero 23, 2009

Cambios

Ha habido tantos cambios en el último año que decidí que mi bitácora también debía cambiar. Más espacio en mi casa, en mi mente, en mi corazón y en mi blog.

Es lo justo.

Cumplo una semana de haber empezado un nuevo trabajo. Una vez más, cambié de ciudad, de casa, de trabajo.

Aunque ya había vivido aquí antes.

Regresé a Ensenada.

Ensenada, pedazo de suelo mexicano en el que me llené de tormentos, angustias, decepciones y dolores.

Qué actitud la mía en ese año, carajo.

La vida me ha dado una segunda oportunidad y debo hacer las paces. Sería una estúpida total si permitiera que pasara lo mismo esta vez.

Este lugar que dejé hace menos de un año, no me dejaba en paz. Desde que dejé la Baja y hasta diciembre, tuve tres ofertas de trabajo.

La primera, a menos del mes de haberme ido, fue la que acepté en Coahuila. La segunda, dos meses después y a unos kilometros de Ensenada, rechacé rotundamente, y esta tercera, cuya oferta llegó siete meses después y la cual acepté, me ubica en el Valle de Guadalupe, a 30 km de Ensenada.

Tengo cuentas que saldar.

Y la tercera es la vencida. Espero que sea la última vez que cruzo el país sólo con lo que puedo cargar para empezar de nuevo.

Al menos en algún tiempo.

sábado, febrero 21, 2009

Angel caído

El cielo me mandó esta ángel por correo, que por que nadie lo quería, pobre. Yo he decidido quedármelo para guardarlo aqui.

El ángel caído (de todas partes).

Qué huevos tan enormes de la personita para andar paseandose por allí así, ¿no?

Hasta envidia me da... los huevos que tiene, quiero decir.

miércoles, febrero 18, 2009

Despeinada

Mi falta de atención a los pelos que me salen por la cabeza siempre ha perturbado a la mamácaracol. Ella ha tenido pocos pelos en la lengua para decírmelo a cada rato.

Francamente, nunca le he hecho mucho caso, lo que ha provocado situaciones de estrés intrafamiliacaracolil.

Yo le decía que siempre empezaba el día peinada y le preguntaba si al menos podría tomar eso en cuenta. No entendía que no pudiera evitar parecer al final que me había electrocutado en el durante.

Hoy me llegó un correo que creo es especial para este tema y lo pongo aquí.

Vivir despeinada

Todos deberíamos atender esta frase con intensidad, sin poses, disfrutando cada momento, cada experiencia, cada afecto. Sin lugar a dudas, seríamos mucho más felices.

Hoy he aprendido que hay que dejar que la vida te despeine, por eso he decidido disfrutar la vida con mayor intensidad… El mundo está loco. Definitivamente loco… Lo rico, engorda. Lo lindo sale caro. El sol que ilumina tu rostro, arruga. Y lo realmente bueno de esta vida, despeina…

- Hacer el amor, despeina.
- Reírte a carcajadas, despeina.
- Viajar, volar, correr, meterte en el mar, despeina.
- Quitarte la ropa, despeina.
- Besar a la persona que amas, despeina.
- Jugar, despeina.
- Cantar hasta que te quedes sin aire, despeina.
- Bailar hasta que dudes si fue buena idea ponerte tacones altos esa noche, te deja el pelo irreconocible…

Así que, como siempre, cada vez que nos veamos yo voy a estar con el cabello despeinado…

Sin embargo, no tengas duda de que estaré pasando por el momento más feliz de mi vida. Es ley de vida: siempre va a estar más despeinada la mujer que elija ir en el primer carrito de la montaña rusa, que la que elija no subirse.

Puede ser que me sienta tentada a ser una mujer impecable, peinada y planchadita por dentro y por fuera. El aviso clasificado de este mundo exige buena presencia: Péinate, ponte, sácate, cómprate, corre, adelgaza, come sano, camina derechita, ponte seria…

Y quizá debería seguir las instrucciones, pero ¿cuándo me van a dar la orden de ser feliz? Acaso no se dan cuenta que para lucir linda, me debo de sentir linda… ¡La persona más linda que puedo ser!

Lo único que realmente importa es que al mirarme al espejo, vea a la mujer que debo ser. Por eso mi recomendación a todas las mujeres:

Entrégate. Come rico. Besa. Abraza. Haz el amor. Baila. Enamórate. Relájate. Viaja. Salta. Revuélcate. Acuéstate tarde. Levántate temprano. Corre. Vuela. Canta. Sé linda. Ponte cómoda. Admira el paisaje. Ponte en medio del paisaje. Disfruta del sol. Disfruta del viento. Disfruta de la lluvia. Disfruta del calor. Disfruta.

¡Deja que la vida te despeine!

Lo peor que puede pasarte es que, sonriendo frente al espejo, te tengas que volver a peinar.

Y luego... a seguir disfrutando...

lunes, febrero 16, 2009

Último mes en imágenes

Me despedí de mi trabajo y de los bichitos de la creación que en el había. Pongo de ejemplo al Gafas, el necio y hermoso Gigante de los Pirineos.

Vendí la mayoría de mis pertenencias, empaqué el resto y me lo llevé a casa de los pobres papáscaracol que fueron muy atinados al decir "ahora servimos de bodega". Aquí va mi ex-carro, el Che, atascado hasta los retrovisores.

Me despedí de Saltillo, Coahuila. Me gustó mucho vivir allí. Lo disfruté, aprendí muchísimo y espero volver algún día a visitar lugares y sobre todo amistades que dejé.

Fui a la Ciudad de México a conocer. Antes sólo había ido a congresos y otro tipo de cosas ( a los cuatro años fui a ver al osito Panda). También fui a visitar a una persona muy querida para mi, que se portó excelente conmigo, la hizo de guía turística, de chef, de quiropráctico y otras mil cosas más. Gracias.

La casa de los azulejos. Me encantan los azulejos y más con ese azul rey. Me gustó mucho comer allí y no me cansé de verla, por fuera y por dentro. El que se esté hundiendo, aunque es preocupante, le da personalidad. Quiero una igualita para mi (JA-JA-JA).

El famoso Ángel de la Independencia. Casi me atropellan en el momento de tomar esta foto. Son unos salvajes al volante, contodorespeto... y yo un turista muy pendejo, paqué negarlo, caray.

En un vil puestecito de l esquina, comí quesadillas al estilo defequense (dícese persona oriunda del Distrito Federal). Tengo que admitir... me atasqué. Estaban deliciosas. Desde quesadillas de huitlacoche (hongo que crece en la mazorca del maíz) hasta esta que aparece en la foto de arriba, hecha con tortilla de nixtamal, queso, frijoles negros, crema y salsa verde).

También probé el "bombazo". Una torta medio ahogada en salsa roja de noséqué, con carne de puero al estilo noséquétampoco, verduritas, crema y queso. Enorme. Una bomba, efectivamente.


Luego me invitaron a pasar unos días en la playa. Esto de tener vacaciones entre un trabajo y otro fue magnífico. La pasé genial y aún y que hacía frío y el agua del mar estaba he-la-da, me di un remojada que la hermanitacaracol aseguró me ayudaría a adelgazar y sería muy rejuvenecedora.

Por cierto, que parece ser que soy la única persona que anda cargando un cucaracho hecho de plástico en su neceser. Los brincos y gritos de la gente que se lo ha topado han sido espectaculares.

Desarrollé una muy justificada y fundamentada teoría sobre la gata de la hermanacaracol que vive con los papáscaracol: es autista. Y ¿por qué no podría serlo? La mamácaracol se rehusa a creerlo. Yo le digo que primero hay que aceptar el problema para ponerle una después solución. No es normal los estrellamientos contra las paredes ni el miedo a las alturas, digo yo.

Cargué a la hermosísima beba de una muy querida amiga. Tan minúscula y delicada, tan inocente e incauta. Lo primero, la niña, lo segundo, mi amiga, que se atrevió a dejarmela así nomás, tan tranquila. Se durmió y desperto varias veces en mis brazos y ahora no tuve que cantar el Himno Nacional.














Aquí estánun par de imágenes de lo que fue mi cuarto en casa de los papáscaracol durante el tiempo que empacaba para mudarme. Fue horrible. Horrible. ¡Horrible! Pensé que nunca acabaría, pero milagrosamente, salí victoriosa (y viva).

Ahora me he mudado a esta región. Estoy aquí. Muy emocionada. Lista para empezar. Otra vez.

jueves, febrero 12, 2009

Adiós, Che

Ayer vendí mi carrito. El rojo.

El magnifico Che, que en realidad nunca fue mio (debía más de la mitad) aunque lo tuve y lo usé por más o menos siete meses, cambió de propietario.

Me lo pagaron en efectivo (creo que nunca había tenido tanto dinero en mis manos) y dos minutos después, el dinero pasó a manos (o a la cuenta bancaria, más bien) de mi prestamista.

Fue bien triste ver cómo un desconocido lo manejaba y se lo llevaba muy lejos de mi, lejos para verlo nunca más. Me despedí.

Me encanta esto de no tener deudas.

Esto de irme quitando las cosas materiales (que admito al principio me cuesta trabajo), cada vez me gusta más.

Al Che le deseo suaves y tranquilos recorridos, cambios de aceite oportunos y nuevas llantas. Estoy segura que dará felicidad a su nuevo conductor, quien quiera que sea ,y espero que el Che reciba un buen trato.

¡Se lo merece!



p.d. Hoy me mudo al extremo del país. En unas horas me subo al avión. Nuevacasanuevotrabajo... !!!! (nerviosa, ¿yo?..................)

miércoles, febrero 04, 2009

Mi isla


Regresé del DF el lunes y el martes agarré carretera para vernir a la isla de mi infancia, de mar cortés de agua tibia y turbia, de castillos de arena y pozos hechos con palitas amarillas y rojas que se inundan de un segundo a otro con agua y de paso también con risas y salpicones, de comer arena y perseguir gaviotas y cangrejos, de la adolescencia tirada en toallas multicolores y brillantes dejándome cubrir por el sol, de coqueteos inocentes con los amigos, de peleas de arena y besos robados detrás de dunas o palmeras, de amaneceres vistos borracha de sueño y emoción.

Casi no venía.
Me encantan los casis.

viernes, enero 30, 2009

De visita

Estoy en el DF. A través de las ventanas y a lo lejos oigo sirenas que son talvez de algúna patrulla. Pasa un helicoptero. Hay gente hablando y riendo en la calle.

Nunca había venido al DF en plan de turista. Mi guía turística tuvo que trabajar hoy y me dejó una copia de las llaves de su casa.

Estuve por horas pensando que debería de salir a ver algo de la ciudad, pero los pinshis prejuicios de lo peligroso que es la ciudad me hacían dudar.

El hambre me convenció aunque estuve haciendo tiempo quitándole pelusitas de las toallas a mi cepillo del pelo.

Al fin me decidí y, con la dirección y teléfonos de mi hospedante, me arrojé valientemente a la ciudad.

Comí en La Casa de las Enchiladas. Escogi la combinación de tortillas azules con queso manchego, salsa verde y crema. Y una cerveza oscura que no se encuentra en el norte.

Me dio sueño. La cerveza es la culpable.

Ya estoy aqui en la casa, esperando ...

Me tienen prometido la opera en Bellas Artes y el camioncito mejor conocido como Touribus y David el cuenta cuentos.

lunes, enero 26, 2009

Mis llaves

Firmé y cuando terminamos, le entregué la llave.

Él salió mientras yo me quedaba atrás recogiendo papeles, la nochebuena minúscula en su macetita igual de chiquita, la bufanda que había olvidado en el fondo del cajón y mi bolsa.

Puse el seguro a la puerta y me gustó oír el portazo cuando la cerré. Por última vez.

Después me quedé viendo todo, despacio y con mucha calma, respirando lenta y profundamente, oliendo el verde, el café y el azul del campo, las montañas y el cielo. Cerré los ojos y con atención escuché los sonidos del aire y de los animales a lo lejos en su trajín diario. Sentí el viento fresco y el sol caliente en mi cara.

Fue mi último día en el trabajo.

Las despedidas no se me dan muy bien. Lloré, porque siempre lloro. Me duele cuando me empiezo a desprender de gente, lugares y rutinas. Dejan de ser para convertirse en recuerdos y el inicio de esa transformación no pasa desapercibido para mi corazón.

Veintitrés horas después, fue al revés.

Pasé despacio los ojos bien abiertos por cada esquina, rincón, repisa y pared, asegurándome de no dejar algo atrás y despidiéndome del lugar, con sus anchas paredes de adobe pintadas de blanco, su piso rojo y su cocina de azulejos rojos y azules, que habité con comodidad y contento por ocho meses.

Cerré la puerta y entregué las llaves.

No volví la vista atrás.

Me gusta ver hacia adelante.

viernes, enero 23, 2009

En las nubes y empacando

Estoy en proceso de vender mis muebles y todo lo que pueda y empacar el resto. Es una lata. Por más que lo trato de hacer con gusto y pensar que es emocionante, me nefastea.

Aunque si me da gusto estarme quitando cosas... liberandome de cosas materiales. a veces siento que me ahogan aqui en este departamentito. Algnas personas dicen que se ve todo muy acogedor y yo pienso que no quieren decir amontonado. Sofocante.

Antier que acomodaba mi botiquín de emergencias médicas (que en realidad no he tenido ninguna), encontré algo que había perdido hace casi un año, en un lugar muy muy lejano (y al que voy a volver).

Un amigo partía a Alemania a encontrarse con su novia alemana y quería regalarme su pipapafumarmaría y lo que le había quedado de hierbita en su bolsita de cierre hermético y toda la cosa. Yo por no rechazar un regalo, lo acepté.

Luego la guardé en un lugar donde nadie la podría encontrar (la mamá de una amiga iba a limpiar mi casa de vez en cuando y me daba cosa que fuera ella quien lo viera). Y lo olvidé. Olvidé dónde la había guardado, pues. La busqué muchas veces y no apareció la maldita bolsita.

Cuando mi mamá fue a Ensenada a ayudarme con la mudanza, me preocupó que la fuera a encontrar. Pero no sucedió. Me imaginaba que en realidad la había tirado a la basura o... me la habría fumado? Me dejé de preocupar por esa bolsita y la olvidé.

Hasta antier que la encontré. En una cajita de pastillitas de paracetamol. Pinshi cabeza la mia. Muy buen escondite, tan bueno, que ni yo la encontraba.

Pensé que estaría muy vieja y la iba a tirar pero...

Estaba añejadita nomás.

Cómo me reí, carajo.

lunes, enero 19, 2009

Qué lástima pero adios

El sábado pasado renuncié a mi trabajo.

Dicen que es algo que uno debe de hacer una vez en la vida, al menos.

Imagino que eso es para tener la experiencia, sentir que tienes el poder de decidir, de escoger. Sentir esa extraña presión justo en el centro del pecho, cómo se acelera el corazón y la sangre va dejando estrellitas picosas a lo largo de las extremidades del cuerpo.

Al menos, eso sentí yo, y me da harto gusto el poder haber renunciado.

Ahora estoy arreglando todos los documentos y archivos, tratando de dejar en orden las cosas por si alguien viene a ocupar mi lugar.

Y es que me ha salido una oportunidad que creo (y espero con todo mi corazón) es mejor. Mejor para mi vida actual y futura en lo profesional, económico y personal.

Por tener que dejar esto y empezar una vez más

Siento miedo.
Siento emoción.
Siento nostalgia.
Siento esperanza.
Siento nervio.
Siento alegría.
Siento cosquillas.
Siento inseguridad.
Siento tristeza.

Me retumban las cosas por dentro. Tantas cosas. Nuevas cosas, viejas también. Conocidas.

Una aventurita más.

Como las que me gustan tanto.

viernes, enero 09, 2009

Cinturón para la seguridad

Hoy hubiera hecho uno de los ridículos más ridículos de mi vida. Graciasadiosyatodoslossantos, no lo hice por el simple hecho de haber estado sola. Creo.

El problema empieza de mucho tiempo atrás, cuando me compré un cinto cuya hebillita me saca ronchas alrededor del ombligo. Es que claro, me siento y se me derrama la barriga por encima y siendo yo tan fina, sólo ciertos tipos de metales (como el oro, el oro yel oro) son compatibles con mi piel. Y a mi eso de ir de compras, aunque sea namás por un cinto, me provoca nauseas.

El caso es que no estoy bien segura de qué es lo que pasa, si compré los pantalones muy grandes o si he extraviado uno que otro kilo por allí, pero se me caen. Y se me caen. Y se me caen.

Ahora que hago memoria, me veo claramente caminando por el rancho y jalandome constantemente los pantalones para arriba. También mi querida señora mamá-caracol hizo algún comentario caritativo sobre lo lamentable de la vista trasera-bajo-la-cintura que doy con los pantalones haciendo "caldo", como si trajera un pañal.

Pero a mi poco me importa lo que se me ve o no y tampoco andar haciendo un esfuerzo extra por mantener los pantalones arriba de las caderas... hasta ahora.

Iba yo caminando por el rancho con una caja llena de ollas, tapas de ollas, recipientes varios y botellas. De pronto, me di cuenta que no era mi imaginación, sino que, efectivamente, los pantalones se me estaban cayendo. La imagen de mi cinto de hebillasacaronchas cruzó fugazmente por mi cabeza. Recuerdo, con claridad, haber acelerado el paso, con urgencia, para entrar a la caballeriza.

Con los brazos llenos, usé la cadera para cerrar la puerta y en eso...

Los jeans hasta por debajo de las rodillas.

Dos pasos más antes de llegar a la puerta y por lo menos una persona hubiera visto mi ropa interior azul con el Come Galletas de Plaza Sésamo atravesando mis nalgas.

Bueno. Ya entendí. Para mañana, o embarro la hebilla de un esmalte para uñas transparente... o me amarro un mecate a la cintura. En lo que compro un cinto nuevo, pues.

domingo, enero 04, 2009

feliz año nuevo for me, for you

He estado muy emocionada por terminar el año y empezar uno nuevo.

El balance queda en muchas cosas nuevas y buenas que pasé y me pasaron, y muchas malas que me pasaron pero que a su paso me dejaron muy buenos aprendizajes.

Lo principal y que vale la pena mencionar es que me encanta co... bueno, mejor paso al segundo principal (que por ser segundo deja de ser principal pero no por eso deja de ser muy significativo): aprendí la importancia de tener una buena actitud. Ser positiva sin dejar de ser realista.

Gualá.

También me he hecho propósitos y he pedido deseos. En la cena de fin de año con mis amigos, mi amiga Anacleta (por poner un nombre fistizio), nos repartió una hojita para escribirlos y así no batallar en pensarlos mientras nos atragantábamos con las uvas.

Después de pelear por una pluma, que había pocas en existencia en el momento, escribí 12 deseos, uno por cada uva, y otros tantos propósitos, que escribo a continuación:

1. Ir a España.
2. Subir y bajar diario el cerro en el rancho.
3. Comer más lechuga y menos queso.
4. Hacer el blog Verde.
5. Pagar mi deudas.
6. Llamar más a mi hermana Lisporina (por poner otro nombre fistizio).
7. Armar un rompecabezas de 5,000 piezas (para practicar la paciencia y la perseverancia) (si alguien me lo quiere regalar, lo agradeceré (que no hice propósitos de tener iniciativa para desarrollar virtudes propuestas)).
8. Dormir 8 horas diarias, mínimo.
9. Luchar en mi capacidad de ciudadana contra los males que aflijen al país, mi país.
10. Echarle ganas a las traducciones y hacer que mi maestro se decepcione menos, carajo.
11. Cocinar mínimo una vez a la semana.
12. Terminar mis sesiones de depilación con laser, que me encanta no tener pelos.

De deseos:

1. Ir a España.
2. Creerme esta cosa del amor y que es posible que me pase a mi (aunque olvidé usar chones rojos), querer y dejarme querer.
3. Conseguir un trabajo que me guste, me permita estar tranquila economicamente y poder ayudar a mi familia, y que me me de chance de hacer otras cosas que me gustan.
4. Salud y mucho amor para mi familia y amigos. Y para mi, obvio.
5. Liberarme de cosas materiales.
6. Marcar una diferencia, por chiquita que sea, en la condición lamentable de México, en todos sus aspectos.
7. Encontrar a alguien con quien hablar francés.
8. Mantener una buena actitud siempre.
9. Ser feliz con las cositas pequeñas.
10. Tener voluntad para bajarle al consumo de drogas (queso, cacahuates, tamarindos).
11. Ganarme la lotería (pronto empezaré a comprar boletitos).
12. Dar alegría a la gente con la que tengo contacto.


Me acordé de todo esto porque hoy me pusé los pantalones que traía en fin de año (y que no he lavado), y traía las hojitas muy dobladas y olvidadas en la bolsa de la nalga derecha.

Supongo que debí de haberme propuesto no olvidar los propósitos de año nuevo...