Ayer vendí mi carrito. El rojo.
El magnifico Che, que en realidad nunca fue mio (debía más de la mitad) aunque lo tuve y lo usé por más o menos siete meses, cambió de propietario.
Me lo pagaron en efectivo (creo que nunca había tenido tanto dinero en mis manos) y dos minutos después, el dinero pasó a manos (o a la cuenta bancaria, más bien) de mi prestamista.
Fue bien triste ver cómo un desconocido lo manejaba y se lo llevaba muy lejos de mi, lejos para verlo nunca más. Me despedí.
Me encanta esto de no tener deudas.
Esto de irme quitando las cosas materiales (que admito al principio me cuesta trabajo), cada vez me gusta más.
Al Che le deseo suaves y tranquilos recorridos, cambios de aceite oportunos y nuevas llantas. Estoy segura que dará felicidad a su nuevo conductor, quien quiera que sea ,y espero que el Che reciba un buen trato.
¡Se lo merece!
p.d. Hoy me mudo al extremo del país. En unas horas me subo al avión. Nuevacasanuevotrabajo... !!!! (nerviosa, ¿yo?..................)
Ahora eres más libre, más dueña de ti misma. Esta bien desprenderse de las cosas que nos gustan, nos hace más fuertes.
ResponderBorrarAhora estrena tu nueva vida con alegria y sabiendo que lo que dejaste atras es parte de ti para siempre.
Mucha suerte y adelante.
Eres la chica más valiente que conozco...Un beso.
ResponderBorrarChale, nunca nos dijiste que era rojo. :(
ResponderBorrarBueno...dentro de poquito necesitarás otro que lo sustituya. Nunca será igual, ni parecido; pero supongo que en el otro extremo del país también te sentarás en otro "Che".
ResponderBorrar(Ah, y recuérdale al nuevo propietario que el aceita, además de cambiárselo con la periodicidad adecuada, debe hacerlo con mimo y suavidad...)
Mucha suerte desde este lado del charco en ese nuevo itinerario caracolero!!
Biquiños