martes, julio 29, 2008

Jija de su madre, la vaca

Son las 9:40 de la noche. Llegué hace unos 10 minutos a la casa, cargando un garrafón de 20 lts de agua para tomar y apenas lo dejé y corrí al baño.

Habiendo vaciado la vejiga, me salí con la portátil a la terraza del departamento de mi vecino. El no está, pero no es problema. Tengo permiso para usar una de las dos mecedoras que la Rentera le prestó.

Me acabo de dar cuenta que traigo el zipper de los jeans abajo.

Así lo dejo, total, ni quién se fije, ni a quién le importe.

Ayer fue uno de esos días en los que el cansancio gana, terminé de trabajar casi a las 12 y nadamás me desnudé y me tumbé en la cama, sin bañar, ni cepillar dientes, lavar cara, embarrar cremas.

Apenas podía levantarme hoy que tenía la invitación de pasar el día en un establo lechero (no orgánico) y ver, hacer, aprender, preguntar, todo lo que quisiera.

Y lo hice. No me callé en todo el rato y el pobre de Don Mario, aunque de seguro estaba harto de mis preguntas, se portó excelente. De las mejores personas que he conocido en mucho tiempo.

Cuando llegó su papá (de unos 78 años), no dejaba de ver mi generosa pechonalidad.

Huelo a leche, un poco a estiércol y traigo una muñeca inflamada. Una vaca simpática me pateó cuando me acerqué a masajearle los “cuartos” (o las chichis, como dice don Mario) para la ordeña (¿y quién no lo haría si no le piden permiso?), y me duele un montón. Dudo que esté quebrada, aunque ya se puso todo morado y apenas la puedo mover.

Eso y el post de Irene me recuerdan las veces que me he quebrado huesos y por pensar que no era nada he estado aguantándome hasta dos semanas para ir al hospital y comprobar que en realidad si era algo. Cuando todo seguía morado, deforme y doloroso.

... excepto esa vez cuando tenía como 7 años que mamácaracol intentó darme una motivación para la vida y me dijo que yo podía hacer cualquier cosa que quisiera con suficientes ganas.

Ella no contaba con que yo me treparía a un árbol de moras cargando una gran toalla de playa y que después de (obviamente) atascarme de moras y quedar toda embarrada de morado (manos, boca, ropa), me amarraría la toalla al cuello e intentaría volar como Superman.

Esa vez los huesos rotos si que fueron atendidos de inmediato y aunque supuestamente de la cabeza quedé intacta, a través de los años ha surgido la duda de si en realidad fue así.

Dedos de mano y pies, tobillo, pierna, brazos, dientes. Y si entro en otras rotencias, más vale ser honesta y mencionar autoestima, fe y esperanza.

Mejor ni hablar del corazón...

Pero todo sana con el tiempo y aunque quedan cicatrices, dolores recurrentes y recuerdos, las cosas siempre se superan (o al menos una le echa ganas para que así sea).

Y todo siempre deja lugar para contar las historias.

Por lo pronto, no vuelvo a masajearle las tetas a nadie.

He dicho.

sábado, julio 26, 2008

Punto.

Estoy en mi casa, desparramada en la cama, semidesnuda (bueno, a decir verdá, más que eso (si yo estoy muy a favor de la desnudez (y es que cómo no, si así nacimos (es natural) y cómo soportar traer algo todo el rato tapandote de todo lo que hay))), tomando una dosequis (cerveza de elección (en segundo lugar después de la Indio (pero es que es más cara))), comiendo papitas con dip (hecho por mamácaracol) y cacahuates, viendo CSI en mi computadora y bajando otros capítulos que me he perdido por falta de Cablevisión (la obsesión con el trabajo me llevó a escribir en el espacio buscador CSI Las Vacas (en vez de Las Vegas), lo juro).

Este fin de semana decidí quedarme en Saltillo para descansar como es debido, porque en Monterrey es imposible (allá si tengo mucha vida social y familiar). Sólo me falta echarme una siesta a deshora, no salir del departamento y no bañarme mañana para cumplirlo.

Esto de trabajar entre 10 y 12 horas (todavía no sé exactamente en qué) es cansado, especialmente porque es muy físico y aparte la cabeza me está dando vueltas todo el santodía (por no saber todavía exactamente en qué trabajo, creo yo).

Hay días duros en que me frustro porque se me muere otro animalitodelacreación (aunque sé que no es mi culpa, son resultados del mal manejo de meses que se les ha dado (y que yo he venido a arreglar (en teoría))), porque los hombres machistas a mi cargo no me hacen caso, por que hay resultados negativos a mis decisiones y estos hombres machistas a mi cargo parecen disfrutar restregándomelo en la cara, por que hay muchas cosas que desconozco y parece que no me alcanza el tiempo para aprenderlas.

Pero hay otros días magníficos en los que nada se muere (y a nadie quiero yo matar), que se comprueba que mis decisiones fueron correctas, que los hombres machistas a mi cargo me dicen cosas que me purifican (de hacer puré) el corazón (como que soy miel en penca (que todavía no sé qué quiere decir exactamente)) o me hacen carcajearme con su gran y sencillo sentido del humor, o me hacen caso a lo que les digo, o porque descubro una nueva cualidad en uno de ellos y se las digo y se ponen rojos como tomates, o porque también los hago reír, o porque algo de lo que he aprendido últimamente puede ser puesto en práctica (aunque sea sólo para presumir que lo sé (como que los rumiantes no tienen un estómago sino uno dividido en cuatro (el rumen, el retículo, el omaso y el abomaso), que el vinagre sirve para desintoxicar, que los borregos estornudan por parásitos que se les meten en la nariz, o que una gallina puede reconocer hasta a otras 50 (algo así como “hola, prima! Hola hermana!” (pero digamos, x 25 cada una)))).

Hay días especiales en los que al final me siento en un bloque de cemento (es el asiento en mi oficina improvisada) en medio de un campo que ahora se ve muy verde que te quiero verde (es por las lluvias benditas que han caído recientemente), con el aire soplando suavemente y alborotándome el pelo (que me hace cosquillas en la cara), el sol calentándome la piel (y tostándome), el olor a tierra y a verde y a cielo azul penetrando todos mis poros, y me siento, literalmente, rebozar.

Esos días, a la hora de dejar el trabajo, me subo en mi carrito (que es rojo) y pongo el volumen de la música muy alto y canto increíblemente fuerte y desentonada, y sonrío y saludo a los demás conductores y hago como que el volante es una guitarra y el pedal del acelerador es el pedal de una batería (solamente en las bajadas en las que no tengo que acelerar). Esos días el ardor de cansancio en mis ojos, el olor a sudor de mi piel y la mugre en la ropa y la que arrastro en las botas por la entrada de mi casa me llenan de una profunda satisfacción y en momentos siento una extraña emoción que me retumba en el pecho y como la loca tengo que reírme y aplaudir.

Sonrío. No me puedo quitar la sonrisa de la boca.

Hoy fue uno de esos días.

De esto se trata la vida, ¿no?

Ahora, a echarle ganas para que siempre sea así.

Hoy (que también fue día de paréntesis (que me encantan) escritos), no puede ser un paréntesis en mi ahora.

Quiero un punto y seguido. Para siempre.

(Hasta que toque punto final.)

domingo, julio 20, 2008

A veces pero juro que no siempre

A veces creo que me paso de necia y terca.. Ahora que estoy cerca de Monterrey y puedo venir el fin de semana que quiera, a veces me cuesta mucho regresarme a Saltillo. Me pregunto por qué me gusta batallar, por qué busco tanto la independencia esa que a veces hace todo tan complicado.

Si viviera con los papás caracol, nunca estaría sola, tendría a mi familia siempre que necesitara, a mis amigos los podría ver diario, no tendría que comprar comida y pagar renta ni servicios de luz, agua y gas, no pagaría Internet, teléfono y podría tener todos los canales de televisión para cuando quisiera echarme y entrar en coma unas cuantas horas.

Sin embargo, decidí aceptar un sueldo que apenas me alcanza, comprar un carro que necesito para poder ir a trabajar y que me tiene ahorcada. Me sobran 144 pesos a la semana para lo que se me antoje y es dinero que prefiero ahorrar para cualquier emergencia.

He regresado a lo que hacía antes de graduarme de la carrera, entonces al salir de trabajar, fumigo casas y jardines para desaparecer las molestas cucarachas que invaden en verano y así poder ganar un poquito más de plata y sentirme más tranquila.

Un amigo me acaba de ofrecer ser un tipo de semiasistente cibernética, ayudándole con documentación ycosasasí. Un dinerito más que no me caería nada mal.

Aparte de estos trabajitos extras, estoy trabajando en promedio 10 horas en el rancho y estoy física y mentalmente cansada. De todas formas me encanta la empresa donde estoy y todo lo que estoy haciendo y aprendiendo…

Pero a veces me frustro porque no puedo evitar que a veces me venza el miedo y el cansancio y quiera aventar todo y regresar con mis papás y a la seguridad y comodidad que ellos con todo gusto me ofrecen… a cada rato. Creo que ellos serían de lo más feliz si me tuvieran en su casa toda la vida y si tuviera un trabajo normalito donde usara tacones y el perfume tuviera un efecto positivo sobre los seres que me rodearan. A veces pienso que debería hacerles caso.

Pero bueno, que siempre me ha gustado irme por el camino pinchedificil. Imagino que habrá muchas satisfacciones en algún momento de mi vida por esto. Espero. Mas vale, carajo.

En fin. Una semana más que termina y otra más que empieza. Seguro que, como siempre, esto pasará y mañana me sentiré mejor. Espero.

martes, julio 15, 2008

Quesque me pasé de nosequé

Hubo fallas técnicas con el blog, por eso regreso a más o menos el viejo "look". Oooobvio que no tengo idea como arreglar los problemas para seguir teniendo arbolitos en mi blog.

Ya veré.

domingo, julio 13, 2008

Rojo que te quiero rojo

El papácaracol se fue al rancho de cacería (aunque el nomás va a pasear con sus amigotes porque es incapaz de matar algún animalito de la creación (aunque yo mate vacas y borreguitos indirectamente buaaaaaaa!!!)) el fin de semana y llegó hace un rato.

Salí a recibirlo y allí estaba mi carrito nuevo, rojo, brillante.

-Ya tengo carro nuevo, le dije.

Me abrazó y me dijo que ya lo sabía.

Le ayudé a bajar la hielera, la mochila. Estaba apestoso porque no se había bañado y traía ropa de camuflaje y un sombrerito que me hace pensar en Indiana Jones (y con el cual, sinceramente, me da mucha risa).

-Oye, ¿te dije que ya tengo carro nuevo?

Me vuelve a abrazar sonriendo y me dice, si, ya sé.

Entramos a la casa y le dije: ¿Ya viste mi carro nuevo? Ese rojo de allí afuera. Es mío, eh.

Me dio otro beso y abrazo.

-Ya sé. Todo tuyo.

¡Es mi primer carro! Todo mío. Es rojo y chiquito y ahorra mucha gasolina. Tiene seguros eléctricos, alarma y faros para la neblina, estéreo y aire acondicionado y hace rumrumruuummmmmm.

Nunca pensé que este día llegaría… el día de endeudarme por lo que parece ser una vida. Pero bueno, ya está hecho y fruto de eso: mi carro.

Siiiiiiiiiiiiiiiiiiii ¡soy una materialista de lo peor! ¡Me vale madres!

¡Tengo carro!

Que felicidad, carajo.

Es rojo y así… ¿creo que ya lo había dicho?

Si.

A kilómetros

El fin de semana pasado tuve visita. Cambié sábanas y limpié y ordené el departamento lo más que pude; incluso me arrodillé en el piso para intentar, una vez más, quitar manchas de los azulejos de la regadera. Sin mucho éxito.

Los componentes de mi baño seguían (y siguen) sin funcionar bien, por lo cual pedí muchas disculpas a mi invitado. Se acopló a las molestias perfectamente bien y hasta innovó.

Compartimos cama, el ventilador decontrolremoto y sudor. Entre otras cosas.

Cuando yo llegaba del trabajo había un recadito en un Post-it en la puerta y mi cocina normalmente abandonada olía a uso y había algo caliente y rico lista para comer… o sea, comida. Hablo de comida.

Ibamos a un café para aprovechar la conexión de Internet y me daba pedazos de su pastel. Yo me quitaba los zapatos y le acariciaba entre las piernas con mi pie.

Fuimos al cine y vimos la película todos encimados y compartimos las palomitas y la Coca.

Durante esos días, compartimos muchas otras cosas.

Pero las visitas se van y siempre lejos. A algunos o a mil o a miles de kilómetros.

Está bien.

De todas formas, sé que es mejor así.

Y he comprobado una y otra vez que de verdad, es mejor así.

Es que así soy yo.

Capaz de compartir a ratos, incapaz de compartir un mañana.

Qué cosas.

miércoles, julio 09, 2008

Por que madre solo hay una

Y con todo respeto a la mia, presento las siguientes expresiones mexicanas:


•Alegría.......................A toda Madre
•Ubicación geográfica........Dónde está esa Madre?
•Valor dietético...............Trágate esa Madre ya!!
•Adjetivo calificativo.......Qué poca Madre tienes...
•Escepticismo................No te creo ni Madres
•Venganza....................Vamos a darle en la Madre
•Accidente...................Se dio en la Madre
•Efecto visual...............No se ve ni madres
•Sentido del olfato..........Huele a Madres
•Especulación................Qué Madres es eso?
•Superlativo.................A todisisisisisima Madre
•Expresión de alegría........Está de Poca Madre!!!
•Sorpresa....................Madresss!!!
•Exceso de velocidad.........Va echo la Madre
•Egoísmo.....................No me dio ni Madres...
•Sentido del gusto...........Eso sabe a Madres
•Como acción.................Vamos a hacer esa Madre
•Acción violenta...........Le rompiste toditita su Madre!!!
•Animo.......................Andale con esa Madre!!
•Desorden....................Qué des-madre te traes!!
•Despectivo..................Vales pa' pura Madre!
•Alquimista..................Lo que toca le da en la Madre
•Juramento...................Por mi Madre
•Mecánica.................Y esta Madre como funciona??
•Fracaso.....................Ya valió Madres...!!
•Reclamo.....................Que poca Madre tienes....
•Negativa rotunda............Ni Madres!!!



Y en mi pueblo se dice que algo está de poca madre cuando está muy chingón.

lunes, julio 07, 2008

la hignoransia dichoza

Yo reconozco mis limitaciones. Sé que batallo para levantarme en las mañanas, que carezco de prudencia, que soy necia en ocasiones y que estando incauta la compañía, acaparo las cobijas.

Sé que me falta diplomacia, perseverancia en muchos proyectos empezados y paciencia con cierta gente y situaciones. Soy egoísta, ególatra y desconsiderada en muchos aspectos y por desgracia, con mucha gente que me quiere. Soy despistada y parece que solamente pongo atención a las cosas que me convienen.

También, aún y que siempre he leído mucho y en mis momentos de adolescencia rebelde (en la que papácaracol veía necesario castigarme por mis rebeldías), leí gran parte de la Enciclopedia Britannica, no tengo buena ortografía.

Nunca sé cuándo debo usar conciencia o consciencia, siempre escribo hoya en vez de olla, los acentos son un misterio y a veces creo que la “h” se inventó para complicarme la vida.

Sé de mi gran ignorancia. Admito mi falta de conocimientos y cultura, que a veces invento palabras, significados, fechas y eventos y aparte, tengo el descaro de divertirme haciéndolo.

Pero… esto si fue el colmo de mi ignorancia. Y lo escribo aquí para que pase a la historia.

En diciembre de 2006, me fui con varios de mis amigos más cercanos a pasar el fin de año a una isla al norte. Rentamos un lugar cómodo y agradable donde cupiéramos todos por 3 días.

La duda se había metido a mi cabeza días antes y crecía y me invadía. Rumiaba yo la cuestión y un día que estábamos platicando tranquilamente de noséqué cosa, me animé y abruptamente interrumpí la conversación y dije algo así como:

-Díganme algo… ¿es oculista o… LOCULISTA?

Yo puse una verdadera cara de inocente cuando todos se quedaron calladitos y viéndome… me veían y me veían. Entendieron que hablaba en serio y obviamente, la incredulidad y la risa duraron mucho tiempo.

Desde allí, para mis amigos el oculista no existe, sólo el loculista.

Pero es a lo que voy. Desde que yo iba al oculista, siendo una pobre puberta cuatroojos, la mamácaracol me decía: tienes cita con eloculista…

E vualá.

Crecí y me quedé con la idea de que era el loculista. Creo que nunca oí “un oculista” o “es oculista”… siempre fue “el oculista” y mi poca capacidad cerebral nunca digirió más. Nunca me pregunté por qué era oftalmólogo y porqué era loculista. Hasta ese diciembre fatídico en el que revelé mi ignorancia, oiga.

¿Habrá historias parecidas en algún lado, o solamente soy yo?

domingo, julio 06, 2008

Me gusta cuando llueve

Me encanta ver el cielo que se va cerrando con nubes a veces blancas y esponjosas, a veces como mantas grises y otras veces tan negras que parece un lienzo carbonado.

Me encantan las tormentas, oír los truenos a la distancia y distinguirlos cada vez más cerca y ver los relámpagos que atraviesan el horizonte iluminándolo por segundos con sus dedos largos y torcidos.

El aire se carga de electricidad y hay un olor apenas perceptible que adoro. Cuando digo que huele a electricidad la gente no me entiende, pero yo estoy segura de lo que hablo y no me cabe duda que ese es el olor de la energía que presagia la lluvia. A veces, aparte de mi nariz, mis huesos rotos y soldados reconocen el cambio de presión en la atmósfera y me avisan que viene el agua.

Me gusta cuando la lluvia cae suave y acaricia lo que toca antes de llegar delicadamente al suelo para ser tragada, cómo con sed; cuando cae fuerte a chorros y el golpe contra cualquier superficie impide oír otra cosa más que su magnífico y estruendoso aterrizaje.

Me gusta cómo baja la temperatura, me gusta cuando viene acompañada de un fuerte viento que la hace bailar mientras cae libre en los espacios huecos de mi paisaje, y mi cabello se alborota.
Me gusta sentir las primeras gotas en la piel, estirar la mano y con ella interceptarlas. A veces volteo al cielo y alcanzo a ver la forma y el tamaño de las gotas cuando descienden, y dejo que peguen en mi cara. Otras veces caen tan rápido y están tan frías que se sienten picosas como agujas cuando me tocan, y me estremezco con muecas involuntarias y pasajeras. 

Con la lluvia todo se alimenta y los seres vivos tenemos oportunidad de continuar viviendo. La lluvia nos regresa el agua en un ciclo interminable, interrumpido o acelerado dependiendo o gracias a quiensabequé. Todo crece y se pone verde. La sed del suelo se ve saciada y los ríos subterráneos nutren las fuentes de agua que brotan a la superficie. Y hay más vida. Continúa.

La lluvia limpia el aire y el suelo. Deja de tras suyo frescura y tranquilidad.

No me importa el lodo ni andar acarreándolo por todas partes en mis pies y salpicado en mis piernas. No me importan los charcos ni que los animales huelan a lo que huelen después de haberse mojado.

Aquí ha caído el primer buen aguacero. El maíz de temporal para mis animales empezará a germinar pronto.

¿Cómo no amar el campo, la naturaleza y sus procesos?
¿Cómo no agradecer en la tranquilidad y en la tempestad, a veces destructiva? ¿Cómo no cuidar lo que tenemos, los recursos que nos permiten vivir y persistir?

martes, julio 01, 2008

Y que se muere

La vaca llamada Increible (no tengo idea por qué) y con número en arete 5007, murió ayer al rededor de las diez de la noche.

Había yo pasado el fin de semana preocupada. El veterinario visitó el sábado y el lunes, después de que lo llamé de nuevo porque la Increíble no se levantaba.

Aún con el tratamiento convencional, no sobrevivió.

Se murió mi vaca. Se siente bien feo. Seguro que ella sintió peor.

Aunque siento un pequeño alivio porque ya estaba sufriendo mucho.

Ahora hay que aprender bien para evitar que las otras vaquitas raquiticas corran la misma suerte.

¿Pero cómo chingados? Si yo no tengo idea... quiero que mi jefe regrese ya de sus vacaciones en el Báltico y nos ocupemos de mi capacitación. Por que urge.

A pesar de todo, quiero trabajar aquí, quiero aprender, quiero alcanzar los objetivos, quiero establecerme dentro de la empresa.

Dicen que son 3 meses de curva de aprendizaje. Ya "maté" una vaca y dos borregos. Ya llevo un mes. El tiempo corre y me siento igual que cuando entré. Ignorante en los temas de animales de granaja y orgánicos, para rematar. Yo soy agrónoma de plantitas, no de animalitos.

¿Será que mi jefe estaba distraído cuando me contrató?

Va, a ver qué pasa.

Para el registro...

*Que yo sé que los que pasan por aquí de vez en cuando les ha de aburrir de sobremanera leer sobre mis animales y los problemas laborales, pero bueno, es que esto me sirve de registro, para acordarme, después que se me olvide.