viernes, septiembre 02, 2016

Nunca pensé que podía ser policía también

Estoy tomando un curso de meditación pragmática. Hoy tomé en sesión privada la segunda clase, pues falté a la de ésta semana por qué escogí llevar a mi mamá a Lampazos por asuntos familiares importantes.
La maestra de meditación creo que es psicóloga y seguro, terapeuta de flores de Bach; ofreció darme una sesión de flores por qué me detecta muy tensionada, y yo pensé que loqueseaesbueno.
Como siempre en todo tipo de cursos y terapias y citas y entrenamientos, y libros y "no sequé y demás y todo", sale el tema de mi sobrepeso. Siempre. Que desde cuando, que paraqué, que porqué y la fregada y la tostada.
Hoy salió eso, mi dificultad para dormirme, mi rigurosidad, entre otras cosas que no son nuevas y que me hacen pensar y reclamarme (otra vez) que no avanzo, y me angustio un poco. También me da tristeza.
Saliendo de allí y camino a mi casa hablaba Conmigo Misma, animándome y echándome flores, pensando en lo bueno que si he logrado y lo mucho que he aprendido y esperanzada en mañana.
Llegué al Súper 7 específicamente a comprar semillitas de girasol y en lo que me bajé del carro y caminé a la entrada llego una señora y se paró atravesada en mitad del estacionamiento, tapando la entrada completa y la salida a tres carros.
Seguido voy allí y me ha tocado varias veces que la gente haga eso, porque podría ser, a primera vista, un lugar. ¡Entonces! Yo, con la sincera intención de hacer una sugerencia útil porque pensé que no se había dado cuenta, le dije amablemente que ese no era lugar porque tapaba la pasada de los carros.
Me sonrió mientras abríamos juntas las puertas de la tienda, y casi gritando, me dijo:
¡Ah! Solo voy a comprar una soda y qué? Ahora resulta que quieres ser policía, pues si puedes ser, porque estás bien gordita.
Me sorprendió tanto la reacción que hasta risa me dio, y me fui a buscar las semillitas. No me tardé nada y me puse en la fila para pagar. Ella llegó y se metió por un lado, así, con descaro.
En ese momento y sin proponerme evitarlo, me acordé de algunas veces en las que desconocidos o muy conocidos me han dicho cosas relacionadas con mi peso: gorda, gordita, horca, marrana, pinchegorda, y rotoplast, por mencionar algunas.
Me da coraje que todo eso pasara por mi cabeza en ese momento y que me dejara pegar por esa señora.
Se me salieron dos lagrimas igual de gordotas que yo, y la señorita de la caja se dio cuenta. La señora flaca, alta y de pelo pintado rojo arco iris ya se había ido.
Ya sé que estoy gorda. Ya sé que no es una característica, deja tu saludable para mí, tampoco es agradable para nuestra sociedad.
(Paréntesis: Esto me recuerda a un post de un vídeo de un señor que atacó a un ciclista aventándole la bici en la Ciudad de México. En los comentarios alguien ponía: Es un viejo panzón. Ya nomás con eso es un ser despreciable.)
Tengo recordatorios de esto todo el tiempo, de toda mi vida, al menos desde que empecé a engordar a los 9 años y ya era GORDA con 5 kilos demás (no voy a decir cuantos tengo ahora, pero cómo me gustaría ser gorda de sólo 5 kilos demás ahorita).
Antes era el tema de verme bien, como las demás, y normal, para vestirme bien y no con camisetas aguadas que escondieran la lonjita, que no me echaran carrilla en la escuela y me gritaran horca en los pasillos, que pudiera encontrar alguien que me quisiera (porque obvio, "gorda nadie te va a querer, necesitas adelgazar"); luego el que no me van a contratar porque van a pensar que soy floja y no tengo disciplina, que no me quiero a mi misma, que no me cuido, que el templo de Dios, y mi vehículo en la vida y blarablarablá. Y ahora: "al menos por salud", y a mi alrededor la gente sigue refiriéndose a ella misma como gorda y marrana cuando tiene 3 o 5 kilos demás y haciendo dietas todo el tiempo.
Supongo que esto de hoy es algo como lo que describen al bullying o a lo mejor estoy exagerando. Me dolió, me dolió más acordarme. Me dolió que quise decir algo y no pude.
Yo pienso en mi, que sea lo que sea por lo que he escogido (conscientemente o no) estar así, es muy mi problema y mi proceso, mi esfuerzo, mi talón de Aquiles, mi LOQUESEA y que nadie sabe que hay en mi costalito, ¡si muy apenas lo sé yo!
Y pienso también en toda la gente con sus propios costalitos que por lo que sea, seguido o de vez en cuando, escuchó o ahora escucha o lee comentarios, con intención o sin intención de lastimar, y si todavía no lo pueden evitar y lograr que se les escurra, y sienten como yo.
Pendejo, joto, gordo, antinatural, ñoño, cara de pizza, ser despreciable, jirafa...
Y pienso en mi corazón que yo quiero ser en mi mundo alguien que jamás genere este sentimiento en nadie más.
Quiero yo ser fuente de amor, empatía, compasión, y poder dejar siempre sentimientos positivos y edificantes en la gente con quien me cruzo cada día por lo que me quede de vida. De verdad que pido a Dios y su universo que me iluminen para esto, que me empujen para aprender y crecer y poder amar más y comprender y respetar, más y más. También a mí misma y a mi cuerpo, para poder cuidarlo y respetarlo como me merezco, no cómo ni para lo que mi sociedad cree que debo hacerlo. Y para que no importe TANTO.
Pido a Dios y a su universo por los que son discriminados, bulleados, pisoteados, abusados y por sus corazones y cuerpos lastimados, para que sean fuertes y amen a pesar de todo y de todos, y que no repitan lo mismo con otros.
También rezo por los que se creen mejores, más guapos, más santos, más valiosos, más buenos, más dignos, para que ojalá y tengan mucha razón y no lo quieran reafirmar en sí mismos por medio de insultos y menosprecio a otros.
Ojalá y a la hora de elegir, escoja siempre ser amable y bondadosa al hablar, que nunca sé cómo, qué tanto y por qué, le afectará al otro lo que salga de mi boca.
Por lo pronto me tomo mis Flores de Bach, hago mi meditación para anclarme y me embarro de mi aceite favorito Joy, para alivianarme el corazón y quitarme lo pesadita de ánimo, al menos, que traigo hoy.

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