sábado, diciembre 03, 2016

Diario de una niñera incauta: Día 1 (faltan 7)

Mi tercer experiencia de niñera está ocurriendo ahora.
Antes (hace 3 o 4 años) sólo había cuidado a mi sobrino Shaggy por unas 3 horas y hace como un año a mi sobrino Carlitos. En la primera, lo destacado sentí que fue ver la luna y las estrellas tumbados sobre el zacate en el parque y cantar; con Carlitos, mi mayor logro fue cambiar su pañal. Primero y último, hasta ahora.
Esto de cuidar niños que no salieron de mis entrañas me hace sentir honrada por la confianza que los papás me dan al poner a mi cargo a sus más preciosas prendas. En serio.
También me asusta un montón. En serio. La posibilidad de comprobar mis limitaciones aumenta en un 100%, y no me gusta verme incapaz de sobrepasar los retos que me presenta la vida (o los que yo acepto tomar envalentonada e ignorantemente).
Una cosa es dar clases de natación, en donde tengo a cada niño por 10 minutos conmigo y sé exactamente lo que estoy haciendo. Estoy en control.
Otra muy diferente es tenerlos libres y salvajes... Y por más largos periodos, horas... O días.
Como ahora, que estaré al cuidado de 4 niños por 8 días. Edades: uno de 7 años, otro de 4 años y 2 de 2 años. Medio que me mudé hoy. Medio que me arrepentí. Medio que estoy sacando fuerza y valor, con tintes esperanzados de esperanza.
Llegué a las 7:20 de la mañana y ya estaban despertando.
Las siguientes 4 horas que pasaron sentí han sido las más largas de mi vida.
Entendí que me hubiera venido bien ser psicóloga, adivina, Dalai Lama y maestra zen, madre Teresa, pedagoga, Napoleón, costurera, Forest Gump, torera, maga, Cositas, nutriologa, doctora y Florencia Nightingale, cantante, malabarista, negociadora, McGyver, cocinera, estilista y santa.
Está de más decir que yo no soy nada de eso. Ni cerquita. ¡Ni una sola!
Pero he descubierto y me atrevo a afirmar inequívocamente que las mamás son las personas más polivalentes y de mayor desarrollo y crecimiento empírico que existen. Se me han abierto los ojos y he comprendido que nadie enseña cómo ser mamá mas que los hijos, y que las mamás aprenden a velocidad instantánea y sobre los más variados asuntos a fuerza de necesidad y sobrevivencia. También es obvio que no soy mamá, y honestamente, quién sabe si tenga lo que se requiere para serlo (ganas, principalmente).

Admírolas más de lo que puedo expresar.

Resaltando mis logros de hoy (para ser positiva y amable conmigo), todos viven, le di la medicina a la gemela correcta (la segunda vez) y generé el momento más pacífico del día (con la mitad de la población infantil, al menos) poniendo el difusor con lavanda y otra mezcla para reforzar el sistema respiratorio (una de ellas tose por aquí y por allá, no quiero que empeore (nomas me faltaría que terminara con bronquioalguitis). Comprobados están los resultados de usarlo y ya lo declaré mi mejor amigo (me veo claramente amarrándomelo al cuello para que no se me olvide ponerlo).
De lo malo no voy a hablar, tengo a los papás en Facebook.

Que la fuerza me acompañe. Y Dios. Y la Virgencita y toda su corte celestial junto con los santos, Evangeline, y Pepito Grillo. Amén.

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