lunes, diciembre 05, 2016

Diario de una niñera incauta: Dia 3 (faltan 5)

Hoy me dormí a la 2:30 de la mañana pensando en cómo sería el día.

Hoy desperté a las 4:30 y tratando de tomarle la temperatura a una niña de dos años negada a que le acercara el termómetro y que obviamente despertó (a todos) sus hermanos. Batallé en volver a dormirme preocupada por su estado salubre y los pasos que tendría que dar en caso de que empeore. O contagie a los demás. Y a mi.

Hoy de madrugada me di cuenta que necesito lentes otra vez, porque no alcanzo a leer las dosis recomendadas en las instrucciones de las medicinas. Poner a leerlas al niño de primero de primaria no es aconsejable.

Hoy me desperté por segunda vez a las 6:30 de la mañana para bañarme y arrear niños para que estuvieran listos para la escuela.

Hoy tampoco se lavaron los dientes. Y me acabo de acordar.

Hoy salí de mi casa temporal a las 7:30 y manejé por primera vez en la vida una mamá-movil. Parece nave espacial con tanto botón, en serio.

Hoy me dirijí a una escuela a dejar niños y me perdí en el camino sin dejar de ver el reloj porque qué-vergüenza-llegar-tarde y el niño mayor me recordó que "un retardo más y me regresan a la casa" (se oyó demasiado contento, y yo sólo me traumé más).

Hoy batallé demasiado (y aún después de recibir previas instrucciones detalladas con demostración presencial y práctica) en poder abrir una de las puertas automáticas laterales de la mamá-móvil para que se bajaran los encargos. Ambos niños explicaron con dejo de vergüenza que es-que-es-mi-tía-porque-mis-papás-están-de-viaje. Me tuvo que explicar un señor del colegio, literalmente: abrió mi puerta y me explicó el modo y la secuencia. Yo me sentía ultra inteligente, antes. Ya no. Después de esto, ya no.

Hoy me comuniqué por primera vez con un pediatra y fui a comprar medicinas pediátricas.

Hoy estuve en una reunión de trabajo pensando en "los niños". Hoy me salí de la reunión de trabajo para llamar y ver cómo seguía la enfermita. Qué tranqulidad oir "mejor".

Hoy escuché por primera vez la palabra "selfie" salir (y adecuadamente) de la boca de un güerco de 4 años. Casi me muero de la risa.

Hoy la mamá me salvó de un rato más largo de confusión y frustración (en su mayor parte nadamás mía) con una video llamada increíble y derretidora desde el otro lado del mundo.

Hoy le hablé a mi novio para que viniera a comer buscando que vieran otra cara adulta y para poder ir al baño con tiempito.

Hoy me enamoré más de dicho novio.

Hoy apoyé en su tarea a un niño de primaria por lo que pareció ser una eternidad eterna.

Hoy llevé a clases de Tae Kwan Do a dos niños semi-entusiastas que me fascinó ver pateando y oir gritando. Les tomé fotos.

Hoy les di permiso a estos niños mayores a que fueran a cenar a casa de los vecinos taquitos de barbacoa, preocupada por si terminaríamos la tarea interminable en algún momento próximo.

Hoy entendí el concepto de "terrible twos". ¿Qué querrá? ¿Qué le pasará? ¿Qué sentirá? ¿Por qué aulla? ¿Por qué llora otra vez si creo estarle dando lo que quiere? ¿Cómo es que me logró manipular tan facilmente? ¿Qué diferencia hay entre un vaso rosa y uno naranja? ¿Qué carajos hice mal ahora? (Y ETCÉTERA versión Historia sin fin.)

Hoy toqué un calcetín humedo que resultó estar así por los restos de vómito que tenia.

Hoy limpié por primera vez un trasero ajeno con popó (con todo lo que ésto implica,, dígase olor, platica, recuento de los hechos, pujerías entre palabras y explicaciones fallidas de cómo cortar adecuadamente el papel de baño).

Hoy participé en el proceso de baño, racionamiento estricto de champú y envoltura estilo-flauta (algo aparentemente fascinante). También vi caerse el jabón al piso más veces de las que pude contar.

Hoy, en el agradecimiento del día, se reconoció la presencia de mi novio y hubo letanía de gracias: gracias por que Alfonso vino a comer, gracias porque Alfonso contó historias de buceo, gracias porque Alfonso nos habló sobre mounstros marinos, gracias porque Alfonso fue a vernos al Tae Kwan Do. Y a mi... pues gracias por nada, aparentemente. DE NADA.

Hoy solitos me pidieron los acites esenciales con que los embadurné ayer y entendí por qué a las amigas que los usan con los hijos les encantan (decía yo que jurarían que hasta regenera un brazo rebanado de sus criaturas; ya no bromearé con esto, con que los apacigue para la dormida ya siento que son más milagrosos que las mismísimas lágrimas derramadas del niño Lorenzo).

Hoy estoy en la cama lista para dormir, increíblemente, desde antes de las 10 de la noche.

Hoy me siento contenta, satisfecha, orgullosa, emotiva, muerta de cansancio, y de sobremanera impesionada con la fuerza y energía de las mamás del mundo. Cualesquiera sea su especie y coeficiente reproductivo. Un brindis y bendiciones para todas. En celebración y lástima. Digo, admiración.

Hoy si estoy segura que mañana todo estará bien. Diosmioiga. Y que esto no sea algo estilo Ley de Murphy o como la 4ta secuela de Scream, en la que justo cuando parece que todo está bien, igualmente y en instantes todo se va al carajo.

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