miércoles, junio 28, 2017

Titulos varios

Siendo este mi post personal mío de mi, me reservo el derecho de ser lo más dramática que mi ser dramático me inspira a ser. Si tú, Feisbuk Frend, eres de las raras gentes que nunca ha caído en el drama, dale pabajo y sáltatelo.

Título uno: Un vistazo al día de una instructora de natación de autorrescate en el peor día posible, que no fue.

Título dos: Resumen del peor día laboral de cualquiera en la historia de la humanidad, o no.

Titulo tres: Desahogo dramático con final feliz.

¿Quién carajos no ha tenido uno de esos días? Dedíquese a lo que se dedique.

La vida (a mi perspectiva) se separa generalmente en 4 partes: la personal, la familiar, la laboral (o estudiantil) y la social.

Llega un día en que la vida decide darte un regalo de cualquiera de esos rubros mencionados anteriormente vestido de mierda y oscuridad (a mi reconocida DRAMÁTICA perspectiva) y aquí escoge el que quieras, el más reciente, el más pedorro, y no tienes opción más que vivirlo. No le puedes dar Fasfogüar, no hay botoncito de doble flechita. No hay más que agarrarte los huevos, la revolcada dignidad, tu sentido de responsabilidad y tu corazón –seguramente (oremos) momentáneamente- desconchinflado y levantarte y enfrentarte al día con lo que traiga aunque de lo que más tengas ganas es de quedarte en la cama embarrada justo como el atropello de varios días de la carretera que sientes que eres y permitirte sentirte igual de lamentable y apestoso.

A lo mejor nomás me pasa a mí. O a lo mejor se parece a esto:

Era el primer día del 4to curso de tu temporada de natación. Papás nuevos, niños nuevos, unos que otros rezagados del curso anterior, uno que otro nuevo con unas cuantas clases resultado de papás ansiosos de que su descendencia empezara YA su curso.

Llovió la noche anterior, seguía nublado, la temperatura ambiente era “baja” para los estándares requisitozos y adecuados para tener niños de entre 6 meses y 6 años en la alberca en exterior. Se te hizo tarde, porque ibas en cámara lenta, tiraste el cereal, te peleaste con las hormigas invasoras por recuperar el fregadero y la tela “yes”, no encontrabas tu gorra favorita de John Deere para protegerte del sol y la verdad es que no querías trabajar.

Cuando llegaste la mamá ya se había estacionado mal, había timbrado en la casa (prohibido y establecido en el manual de papás enviado y aparentemente ignorado), la habían dejado pasar y tenía a sus hijos, tus alumnos, corriendo por el jardín como en manicomio al aire libre.

Te detuviste agarrando la canasta de juguetes y mejor buscaste en tu mochila, llena de pesar y el miedo de no sobrevivir “adecuadamente” el día. Te embarraste de TRES aceites apoyadores del animal emocional que a veces no distingue cuándo no es óptimo aventar lagrimitas feroces a tus lagrimales en público o ahorcar criaturas ajenas o mentar madres a gente que te paga o sacarle la lengua a tus alumnos por su berrinche. Y respiraste hondo. Muy hondo. Y sonreíste cuando volteaste para entrar a la alberca.

Empezaste 10 minutos tarde, te atrasaste otros 5 porque la mamá del niño que seguía se perdió, y tu celular sonó 8 veces con mamás desubicadas que aparentemente no usan Google Maps, se te descompuso el reloj, única herramienta indispensable (aparte de la paciencia) en este menester, la bebé de 7 meses lloró desconsolada y trago lo que parecieron 8 litros de agua y su mamá te veía, silenciosa. Alvarito tosió y se metió los dedos a la boca y te vomitó leche encima, en la blusa y en el cachete, casi llegando a la comisura de tu boca y casi vomitas tú, el güertio te pateó en el abdomen, el niño de año y medio lloró y gritó a su mamá, sin consideración alguna por tu salud auricular, toda la clase, y el último niño de la mañana pasó, literalmente, 20 minutos gritando y corriendo en calzones por todo el patio perseguido por su mamá y entró tarde a su clase.

Terminaron las 4 horas matutinas y tuviste una hora para comer sin atragantarte, hidratarte e intentar ir al baño en paz y cambiarte para irte del otro lado de la ciudad al turno de la tarde con sus otras 4 horas.

Los dos primeros alumnos no llegaron porque ya te habían dicho que estarían volviendo de vacaciones y se te olvidó, el agua parecía sauna o pozole, el niño de nombre japonés quiso lucir su increíble poder pulmonar gritando incansablemente “mamá” y “no quiero” por 10 minutos mientras lo paseaste por la alberca abrazado y cantando “Estrellita, estrellita” a su oído y diciéndole quedamente que estaba bien y a salvo durante todo el tiempo. Otros papás desconfiados se sorprendieron de que su único y pequeño hijo llorara toda la clase “si le encanta el agua” y después de ver la clase allí, en la orilla de la alberca y abrazados como despidiendo para siempre la inocencia del mundo, te preguntaron si se iba a traumar aunque la única parte de su cuerpo que tocó el agua fue de su cintura para abajo. Te diste cuenta con dolor que la niña que regresó a practicar usó flotis todos los días de su vida del año que no nadó contigo, aparentemente dentro y fuera del agua, porque parecía tortuga nadando pescuezo a fuera nomás tocó el agua y quisiste matar a los papás, y al terminar, cuando saliste del agua, te diste cuenta que tus rodillas y espinillas sangraban por rasparte contra los escalones.

Para algunos de los niños fue útil que los restregaras contra tu cuello y oreja donde te untaste los aceites, con la esperanza de que les sirvieran a ellos como a ti y les relajaran el cuerpo y llenaran el espíritu de valor y el corazón de alegría.
Ya después, en tu casa, mandaste un mensaje a todas las mamás diciendo lo contenta que estabas sobre el día tan exitoso que tuvieron y agradeciéndoles su confianza. Y te la creíste, mientras lo escribiste.

La mayoría respondió, sorpresivamente, contenta.

Y aunque no era necesario, porque sabes que pase lo que pase amas lo que haces y le pones todo tu corazón y entusiasmo mientras lo haces, sentiste bonito. Y sentir así te preparó para prepararte para el siguiente día.

Porque la realidad es que la vida sigue y hay que seguir con ella, agarrándonos de lo que podamos y siendo fuertes y valientes, porque estos días serán recordados y contados con orgullo, con risas y humor, como ahora.

Te lo prometo.





sábado, enero 07, 2017

Sueño con el día

Mi cocina es del tamaño de la cocina rosa y móvil de mi alumna de 2 años, Emilia, en Mérida. Es más, creo que la de ella está mejor equipada y amigable que la mía. Al menos tiene micro. Y aparte, con lavavajillas. La recuerdo repleta de vasijas, condimentos y demás ingredientes. Plásticos, pero ¿y qué? Sé todo esto porque cociné varias veces con ella durante mi estancia allá el año pasado.

Mi cocina me hace soñar.

Sueño con el día en que pueda cocinar algo rico, nutritivo y saludable sin ayuda.
Sueño con el día que pueda cocinar algo rico, nutritivo y saludable sin terminar llorando y exhausta.
Y en menos de 20 minutos.
Sueño con el día que pueda cocinar algo sin terminarme el queso antes de que se agregue como ingrediente o se sirva la comida.
Sueño con el día que pueda cocinar sin tener que pedir prestado a mi mamá ollas, sartenes y vasijas extra a lo que yo tengo (3 sartenes y una ollita, es lo único que cabe en mis gabinetes).
Sueño con el día que pueda cocinar decentemente para más de dos personas sin sentir que mi cocina va a explotar de estrés.
Sueño con el día en que pueda cocinar un menú de si quiera 3 tiempos que no requiera un kilómetro cuadrado de superficie de estufa y de cubierta para preparación, utensilios, y loza y platos sucios.
Sueño con el día que después de cocinar, no tenga que lavar tanto cochinero usado en mi minúsculo y apretado fregadero.
Sueño con el día que me salga el arroz perfecto y sin cuajarse.
Sueño con el día que cocine y mi recibo de gas no suba un 10% más.
Sueño con el día que pueda hacer un pay de queso sin tener que hablarle al todólogo para que revise el horno que "nomás no queda".
Sueño con el día que pueda hacer palomitas sin quemar mi mejor (y única) olla, tener micro, o a falta de micro tener que ir a la tienda de conveniencia más cercana y pagar 7 pesos por usarlo.
Sueño con el día que cocine algo y no huela todo mi departamento a ello por los próximos 45 días (o tener que usar aceites en el difusor para quitar el olor).
Sueño con el día que cocine algo y pueda al mismo tiempo sacar la basura, ir al baño o espulgarme la pelusa del ombligo sin preocuparme de que se queme la comida o mi departamento entero.
Sueño con el día que cocinar no me parezca una pesadilla.
Sueño con tener una Instant Pot.


Sólo faltan 352 días para Navidad.

martes, diciembre 06, 2016

Diario de una niñera incauta: Día 4 (faltan 4)

¿Apenas? Justo a la mitad. Ya ni aquí, y ni allá. 

Dentro de la lista de las experiencias más traumáticas de ésta semana, el lugar número uno la ocupa la que pasó hoy. Nada peor que haberme imaginado a los niños en la puerta del colegio asustados, abrazados, en llanto desconsolado y sentados en una banquita solitaria con las malvadas maestras ausentes porque la irresponsable tía (que aparte no sabe abrir puertas de camionetas) llegó tarde por ellos. Esta novela está muy alejada de las consecuencias reales (y nada parecidas a mi drama mental) mencionadas casualmente por su mamá durante mi entrenamiento. La realidad es que sólo me tendría que haber bajado de la mamá-van y entrar a la escuela por ellos.

Me quedé encerrada en mi casa. Fui a lavar a mi casa; me di cuenta que me urgía cuando me puse unos pantalones y me llegó un desagradable y poderoso olor, seguramente por algo que me había caído encima. Obvio (aunque por un segundo dudé cuando le platiqué al simpático Alfonso y me preguntó que si el mal olor era porque me los había puesto muchas veces o por algo que me había caído encima (… siendo honesta, a lo mejor eran las dos cosas)).

Ya con chivas cargadas, la mano en la puerta y a 20 minutos de la hora límite para recoger a los niños convencionalmente, me di cuenta que no tenía las llaves para salir de mi casa. Como un flash me vino a la cabeza mi llavero en el buró de mi casa temporal. Había entrado con la copia que tiene mi novio, y él ya se había ido a trabajar. Le marqué y no contestó; aunque se había ido 10 minutos antes, me lo imaginaba ya en García o Kazajistán (o un lugar igualmente remoto y lejano. Le marqué a mi traicionera amiga que tampoco me contestó aunque aseguróme que CUALQUIERCOSA (Y me habla yaqué. O sea. (Tu sabes quien eres!)). Justo estaba pensando tumbar la tela de alambre y aventarme por la venta (con harto miedo al azote rotundo de dicha acción pero igualmente decidida), cuando se reportó el novio. Que se acordó que no traía mis llaves e iba de regreso a abrirme. Me quedé parada frente a la puerta esperándolo. Como Mike a su dueño.

Llegué a tiempo por los niños y pude respirar. La tonalidad azul que me noté en algún punto me hizo darme cuenta que probablemente estuve conteniendo la respiración todo el tiempo. No pasó nada, y nadie se enteró.

Las cosas definitivamente van mejorando. Creo. Al final del día, sólo traigo una mancha de cátsup en la blusa y algo negro en el pantalón. También reconozco mis logros: pude darle las medicinas a la gemela justo a la media noche y sin que despertara de alguna forma estridente que alborotara al gallinero. A pesar de mis 30 minutos de planeación estratégica y contingencia, y la duda, absoluta falta de confianza y poca fe de Andre y que sí, Andre, sí, me las vi negras sacándola del cuarto en brazos junto con los dos frascos de medicamento, la chunche dosificadora y un calcetín desbocado y rebelde, que medio contenido de un bote terminó sobre mi piyama, y que parecieron más bien 20 litros de jarabe lo que le di, la pude regresar a su cuna sin (prácticamente) ni pío. Tapón, tapón, Andre.

Aseguro que fue la gemela correcta. Lo comprobé antes de empezar el procedimiento. El problema con las gemelas es que, aunque juntas ya puedo distinguir a una de la otra, por separado todavía me equivoco: las dos están del mismo tamaño, tienen la misma mata alborotada de pelo güero y las dos dicen que son Lucy. Cuando están juntas está más que claro que una miente con todo el diente (y sólo tienes que averiguar cuál), pero separadas y con mi vista decadente, se me complica más. Por ejemplo, hoy estuvimos jugando con la puerta de la cocina a “Dónde está Lucy” atacadas de risa durante 10 minutos, hasta que bajó Lucy.
Temo decir que lo que me está ayudando a distinguirlas es el moretón en la frente que trae Paulina del madrazo que se dio el primer día que estuve aquí. Gracias. Literalmente, se lo busco detrás del pelo antes de decir un nombre.

Pasando lista, el niño mayor hoy estuvo enormemente sobornado con una tarde de experimentos y el segundo, con postre y sorpresa en el lonche de mañana. Qué vergüenza. Lo siento tanto, pero me albergo detrás de mil excusas y el artículo n°47 de la Constitución de niñeras novatas (que estoy escribiendo).
La tarde fue un éxito llena de emoción, ilusión, asombro, descubrimiento, curiosidad, buen humor y buena voluntad, conocimiento y aprendizaje. Me encanta el aprendizaje, el mío y el de los niños. Y lo más padre de todo, estaban bañados y cenados para las 7:30. Auto-aplausos (y para Andre también, la neta).

Qué padre cuando hay buenos resultados. Sé que el fracaso enseña mucho también, pero porfas que no haya mucho de eso en lo que me queda aquí. Que estemos muy seguros y felices y que se acuerden poco de que sus papás están lejos y los extrañan, y que soy una débil substituta (que está haciendo su mejor esfuerzo).

lunes, diciembre 05, 2016

Diario de una niñera incauta: Dia 3 (faltan 5)

Hoy me dormí a la 2:30 de la mañana pensando en cómo sería el día.

Hoy desperté a las 4:30 y tratando de tomarle la temperatura a una niña de dos años negada a que le acercara el termómetro y que obviamente despertó (a todos) sus hermanos. Batallé en volver a dormirme preocupada por su estado salubre y los pasos que tendría que dar en caso de que empeore. O contagie a los demás. Y a mi.

Hoy de madrugada me di cuenta que necesito lentes otra vez, porque no alcanzo a leer las dosis recomendadas en las instrucciones de las medicinas. Poner a leerlas al niño de primero de primaria no es aconsejable.

Hoy me desperté por segunda vez a las 6:30 de la mañana para bañarme y arrear niños para que estuvieran listos para la escuela.

Hoy tampoco se lavaron los dientes. Y me acabo de acordar.

Hoy salí de mi casa temporal a las 7:30 y manejé por primera vez en la vida una mamá-movil. Parece nave espacial con tanto botón, en serio.

Hoy me dirijí a una escuela a dejar niños y me perdí en el camino sin dejar de ver el reloj porque qué-vergüenza-llegar-tarde y el niño mayor me recordó que "un retardo más y me regresan a la casa" (se oyó demasiado contento, y yo sólo me traumé más).

Hoy batallé demasiado (y aún después de recibir previas instrucciones detalladas con demostración presencial y práctica) en poder abrir una de las puertas automáticas laterales de la mamá-móvil para que se bajaran los encargos. Ambos niños explicaron con dejo de vergüenza que es-que-es-mi-tía-porque-mis-papás-están-de-viaje. Me tuvo que explicar un señor del colegio, literalmente: abrió mi puerta y me explicó el modo y la secuencia. Yo me sentía ultra inteligente, antes. Ya no. Después de esto, ya no.

Hoy me comuniqué por primera vez con un pediatra y fui a comprar medicinas pediátricas.

Hoy estuve en una reunión de trabajo pensando en "los niños". Hoy me salí de la reunión de trabajo para llamar y ver cómo seguía la enfermita. Qué tranqulidad oir "mejor".

Hoy escuché por primera vez la palabra "selfie" salir (y adecuadamente) de la boca de un güerco de 4 años. Casi me muero de la risa.

Hoy la mamá me salvó de un rato más largo de confusión y frustración (en su mayor parte nadamás mía) con una video llamada increíble y derretidora desde el otro lado del mundo.

Hoy le hablé a mi novio para que viniera a comer buscando que vieran otra cara adulta y para poder ir al baño con tiempito.

Hoy me enamoré más de dicho novio.

Hoy apoyé en su tarea a un niño de primaria por lo que pareció ser una eternidad eterna.

Hoy llevé a clases de Tae Kwan Do a dos niños semi-entusiastas que me fascinó ver pateando y oir gritando. Les tomé fotos.

Hoy les di permiso a estos niños mayores a que fueran a cenar a casa de los vecinos taquitos de barbacoa, preocupada por si terminaríamos la tarea interminable en algún momento próximo.

Hoy entendí el concepto de "terrible twos". ¿Qué querrá? ¿Qué le pasará? ¿Qué sentirá? ¿Por qué aulla? ¿Por qué llora otra vez si creo estarle dando lo que quiere? ¿Cómo es que me logró manipular tan facilmente? ¿Qué diferencia hay entre un vaso rosa y uno naranja? ¿Qué carajos hice mal ahora? (Y ETCÉTERA versión Historia sin fin.)

Hoy toqué un calcetín humedo que resultó estar así por los restos de vómito que tenia.

Hoy limpié por primera vez un trasero ajeno con popó (con todo lo que ésto implica,, dígase olor, platica, recuento de los hechos, pujerías entre palabras y explicaciones fallidas de cómo cortar adecuadamente el papel de baño).

Hoy participé en el proceso de baño, racionamiento estricto de champú y envoltura estilo-flauta (algo aparentemente fascinante). También vi caerse el jabón al piso más veces de las que pude contar.

Hoy, en el agradecimiento del día, se reconoció la presencia de mi novio y hubo letanía de gracias: gracias por que Alfonso vino a comer, gracias porque Alfonso contó historias de buceo, gracias porque Alfonso nos habló sobre mounstros marinos, gracias porque Alfonso fue a vernos al Tae Kwan Do. Y a mi... pues gracias por nada, aparentemente. DE NADA.

Hoy solitos me pidieron los acites esenciales con que los embadurné ayer y entendí por qué a las amigas que los usan con los hijos les encantan (decía yo que jurarían que hasta regenera un brazo rebanado de sus criaturas; ya no bromearé con esto, con que los apacigue para la dormida ya siento que son más milagrosos que las mismísimas lágrimas derramadas del niño Lorenzo).

Hoy estoy en la cama lista para dormir, increíblemente, desde antes de las 10 de la noche.

Hoy me siento contenta, satisfecha, orgullosa, emotiva, muerta de cansancio, y de sobremanera impesionada con la fuerza y energía de las mamás del mundo. Cualesquiera sea su especie y coeficiente reproductivo. Un brindis y bendiciones para todas. En celebración y lástima. Digo, admiración.

Hoy si estoy segura que mañana todo estará bien. Diosmioiga. Y que esto no sea algo estilo Ley de Murphy o como la 4ta secuela de Scream, en la que justo cuando parece que todo está bien, igualmente y en instantes todo se va al carajo.

domingo, diciembre 04, 2016

Diario de una niñera incauta: Día 2 (faltan 6)

Benditos abuelos. Los de mis encargos se llevaron ayer a los grandes la mitad del día y a dormir a su casa. Hoy, a comer y luego al cine, junto con las chiquitas. Me quedé a la expectativa de un regreso a media tarde para entrar al ruedo y hacer el relevo, pero la llamada de aviso no llegó hasta las 7 de la noche.

Eso me dio tiempo de relajarme y revisar el plan de ataque, que ayer claramente tuvo sus fracasos. Rotundos. Confieso que me sentí fatal y muy decepcionada de mí misma.

A pesar de todas las instrucciones, consejos, recomendaciones, mi edad y supuesta madurez, mi capacidad de reaccionar en las crisis y bajo presión, fallé. Francamente, y con toda certeza, totalmente.

Como hoy llegaron muy contentos, aproveché la buena energía para regresar al área de aceptación en sus corazones maquiavélicos y a pesar de que va contra toda mi lógica,

[aquí hubo una interrupción grave de índole lingüística, que creo que manejé adecuadamente con el retomado plan de ataque que explico a continuación]

sentido común y de rigurosidad, acudí copiosamente a los sobornos: premios. Prometidos para la lonchera de mañana.

Después del episodio de vocabulario florido, se acabó el tiempo establecido (15 minutos) de televisión y me apuré a ordenarlos para dormir: piyamas, dientes lavados, medicinas repartidas, aceites untados para La Paz y La Calma (o las cosquillas según el cuatroañero) y los síntomas estacionales (dejaron la mochila con la medicina en el carro del abuelo, mi sentido común me dice que compre más mañana, espero no me haya equivocado), tiempo de lectura (los dos escogieron cada quien un libro, ganó el del vencedor en "piedra, papel o tijera" (a la tercera), y leímos sobre dragones), momento de agradecimiento (por la salud, por ir al cine, por mis papás y hermanos, por la confianza para cuidarlos y porque seguimos vivos (esa fui yo), y espacio para pláticas y preguntas claramente postergadoras.

Para el cuarto a las 9 ya había salido del cuarto (no recibí instrucciones de a qué horas debían dormirse, solo a qué horas tenían que estar acostados (tuve retraso de 4 minutos)); para mí esto representa la victoria. Victoriosa y dulce victoria.

Con las adorables niñas me ayuda Andre, mandada del cielo y encomendada por los papás para que sea parte enorme de mi salvación en esta semana. Bendiciones para ella y toda su prole eternamente y porlossiglosdelosiglosamén.

Aparte de los premios, mañana hay promesas de experimentos, con vinagre, bicarbonato, tapabocas y guantes, y otro para explicar el tamaño de los poros de los pies. Con cebolla. Porque ya saben. Yo explico el por qué y para qué a quien sea que al menos haga como que me escucha.

No voy a pensar en el desatado virus de la influenza que hubo la semana pasada en el salón de uno (y del que me enteré hoy) ni que ya casi se acaban las mini pizzas (que ni cuenta me di con exactitud a qué horas se las comieron, pero al menos ya usé el traumático hecho a mi favor para racionar a lo largo de la semana las que quedan); tampoco pensaré más en como los niños quiebran todas mis manías de contaminación cruzada.

Agradezco el día de hoy. Agradezco el aprendizaje que tuve y que viene, agradezco el apoyo y los consejos de la gente a quien corrí, agradezco el hermoso corazón de los niños (o lo que imagino son rasgos de bipolaridad), que olvidan lo que pasó ayer y me dan oportunidad de volver a empezar hoy. Más y mejor. En amor, empatía, creatividad, paciencia, entusiasmo y comprensión.

(Como autopuesta en evidencia, admito que hice varios bailes de festejo con los aciertos. ¡Qué bien se siente!)

sábado, diciembre 03, 2016

Diario de una niñera incauta: Día 1 (faltan 7)

Mi tercer experiencia de niñera está ocurriendo ahora.
Antes (hace 3 o 4 años) sólo había cuidado a mi sobrino Shaggy por unas 3 horas y hace como un año a mi sobrino Carlitos. En la primera, lo destacado sentí que fue ver la luna y las estrellas tumbados sobre el zacate en el parque y cantar; con Carlitos, mi mayor logro fue cambiar su pañal. Primero y último, hasta ahora.
Esto de cuidar niños que no salieron de mis entrañas me hace sentir honrada por la confianza que los papás me dan al poner a mi cargo a sus más preciosas prendas. En serio.
También me asusta un montón. En serio. La posibilidad de comprobar mis limitaciones aumenta en un 100%, y no me gusta verme incapaz de sobrepasar los retos que me presenta la vida (o los que yo acepto tomar envalentonada e ignorantemente).
Una cosa es dar clases de natación, en donde tengo a cada niño por 10 minutos conmigo y sé exactamente lo que estoy haciendo. Estoy en control.
Otra muy diferente es tenerlos libres y salvajes... Y por más largos periodos, horas... O días.
Como ahora, que estaré al cuidado de 4 niños por 8 días. Edades: uno de 7 años, otro de 4 años y 2 de 2 años. Medio que me mudé hoy. Medio que me arrepentí. Medio que estoy sacando fuerza y valor, con tintes esperanzados de esperanza.
Llegué a las 7:20 de la mañana y ya estaban despertando.
Las siguientes 4 horas que pasaron sentí han sido las más largas de mi vida.
Entendí que me hubiera venido bien ser psicóloga, adivina, Dalai Lama y maestra zen, madre Teresa, pedagoga, Napoleón, costurera, Forest Gump, torera, maga, Cositas, nutriologa, doctora y Florencia Nightingale, cantante, malabarista, negociadora, McGyver, cocinera, estilista y santa.
Está de más decir que yo no soy nada de eso. Ni cerquita. ¡Ni una sola!
Pero he descubierto y me atrevo a afirmar inequívocamente que las mamás son las personas más polivalentes y de mayor desarrollo y crecimiento empírico que existen. Se me han abierto los ojos y he comprendido que nadie enseña cómo ser mamá mas que los hijos, y que las mamás aprenden a velocidad instantánea y sobre los más variados asuntos a fuerza de necesidad y sobrevivencia. También es obvio que no soy mamá, y honestamente, quién sabe si tenga lo que se requiere para serlo (ganas, principalmente).

Admírolas más de lo que puedo expresar.

Resaltando mis logros de hoy (para ser positiva y amable conmigo), todos viven, le di la medicina a la gemela correcta (la segunda vez) y generé el momento más pacífico del día (con la mitad de la población infantil, al menos) poniendo el difusor con lavanda y otra mezcla para reforzar el sistema respiratorio (una de ellas tose por aquí y por allá, no quiero que empeore (nomas me faltaría que terminara con bronquioalguitis). Comprobados están los resultados de usarlo y ya lo declaré mi mejor amigo (me veo claramente amarrándomelo al cuello para que no se me olvide ponerlo).
De lo malo no voy a hablar, tengo a los papás en Facebook.

Que la fuerza me acompañe. Y Dios. Y la Virgencita y toda su corte celestial junto con los santos, Evangeline, y Pepito Grillo. Amén.

miércoles, noviembre 30, 2016

Estoy pensando que...

... en qué me ando metiendo, si voy a poder, si soy capaz, si iremos a sobrevivir, si mantendré la cabeza y la razón, si tendré energía y suficiente paciencia y amor a la vida humana en miniatura, y si realmente habrá la posibilidad de terminar en la cárcel por asesinato espontáneo no premeditado.

Estaré alrededor de mil años (aunque creo que sólo son 8 días) cuidando a los hijos de unos muy queridos amigos. Son como 20 hijos (aunque creo que sólo son 4) y estoy todavía extremadamente sorprendida de que acepté la "invitación". O el reto, desafío, prueba de vida o muerte. Sin exagerar.

A decir verdad y en total honestidad y transparencia, estoy más sorprendida de que pensaron en mi y que me confíen este asunto. O sea, el asunto tratándose de sus hijos: sangre de su sangre, huesos de sus huesos, ácido desoxirribonucleico de su ácido desoxirribonucleico.

También me siento extrañamente conmovida por ello, y muy especial. Considerando que, aunque soy agrónoma, prefiero no tener plantas en mi casa (porque ya sabes qué), y que he cambiado un pañal una sola vez (y vomité después ligeramente en mi boca (pero no tuve donde escupir (¿les ha pasado? No mientan)) y me lavé las manos seguido durante 40 días y 500 noches), como quiera dan por hecho que seré exitosa cuidando a sus criaturas.

Agradezco y valoro infinitamente esa confianza. Se me hace un regalo, muy bello y delicado, algo para proteger y cuidar (aunque envuelto en papel terrorífico que pareciera pudiera explotar). No los defraudaré... seguramente. Espero. Rezo. De rodillas y con veladoras prendidas. Ojalá rece mucha gente por mí también durante éste periodo y en el después, en la revisión de secuelas, para recuperar mi salubridad e integridad física y mental (es que yo he visto a mis amigas reproducidas, pobres).

Me estoy programando mentalmente, y la mamá, mi amiga, me ha estado preparando el terreno desde hace SEMANAS, dejando el suelo fértil, dice. Me imagino que me da analogías agronómicas para asegurarse que entiendo. Yo espero que sus semillas plantadas broten y funcionen y den muchos frutos. Asíseaamén.

Ya me pasó 13 (TRECE) 13 contactos telefónicos por medio de mensajes en Whatsapp. Ya me contó que tiene toda la programación escrita, bien planeada y descrita con detalle: las comidas y demás actividades, escolares y extra curriculares, de higiene y otras de sobrevivencia normal (¿?). Ya les habló a sus hijos sobre todos los experimentos que vamos a hacer (como si yo me supiera de que, mil, y así). Ya estuvimos hablando ella y yo (es para lo primero que sé que mi amiga hace "cita" para algo) alrededor de una hora sobre mis responsabilidades temporales. Todas. ¿Tantas? Pues con razón.

Estoy lista (creo) y comprometida. totalmente invertida en hacer de estos días unos de paz y tranquilidad para los papás que estarán lejos, y que puedan disfrutar de su viaje. Para las criaturas... no-estoy-segura-todavía-pero-por-lo-menos-sobrevivencia: Será la cereza de un pastel el que se diviertan y estén tranquilos y entretenidos para que no extrañen tanto a sus procreadores.

Que las fuerzas superiores y divinas sean generosas conmigo una vez más y me concedan TODO lo que requiera para que los resultados de estos Hunger Games versión Baby Sitters Club, estén a mi favor.

Cualquier tip, consejo, advertencia, recomendación y prevención que puedan compartir podría ser bien recibida.

Hasta pronto.

miércoles, octubre 12, 2016

Día 11: la diamantina rosa sigue

 Hicimos una despedida de soltera increíble para una de mis grandes amigas aquí en mi pequeño hogar, el cuál consta de dos cuartos: la recamara y el área polivalente (que funge de cocina, comedor, sala, oficina, área de demostraciones de toppers y aceititos esenciales con sus manualidades, y para terapia de Hologramas, tratamientos faciales y masajes). Estuvimos apretadas, pero con buena actitud al respecto, creo. Recuerdo. Digo yo. Bueno, espero.
La decoración fue ecléctica, y de colores rosa y negro, bastante folklórica a momentos con diversos objetos anatómicamente incorrectos.
Parte de ella fue la brillantina rosa y negra, que por situaciones ajenas a mi, un color (gracias diosanto el negro no) terminó en mi mesa/escritorio/superficie de apoyo. En TODALAMESA. Toda la bolsita, desparramada brillante y decorativamente, cayendo por las 4 esquinas hasta el piso en discretas cascadas.
Cualquiera que conozca la diamantina y haya convivido con ella sabe que permanece hasta el infinito. Cualquiera que me conozca a mi sabe que, aunque puedo ser desordenada, me gusta tener mi pedacito de territorio personal generalmente limpio. Más la sala/cocina/etc., que es el lugar en donde hago casi todo y recibo a la gente que me honra con su visita. Por lo tanto, yo y la diamantina en mi casa no vamos: no nos llevamos, no convivimos, no cruzamos miradas ni palabras, de ningún tipo y en ningún momento.
Excepto que ahora no pude decidir y llegó a mi sin que la pidiera o esperara. Minutos antes la había visto en su bolsita cerrada, inocente y quieta, sin sospecha alguna de lo que iba a pasar.
Me siento orgullosa de mi corazón por no haber caído en infarto fulminante cuando por primera vez mis ojos la vieron; me siento orgullosa de mi de haber escogido guardar la aspiradorcita que saqué inmediatamente y con la que quería recorrer todas las superficies de mi departamento en ese momento (incluyendo el sillón, los cojines, los asientos de las sillas, los dos tapetes, la cama de masajes y las cajoneras, porque ya había en todo, brillos por todas partes). También porque lo solté y me permití disfrutar la fiesta y la compañía de mis amigas, la super rica comida que pedimos y los juegos con premios (esos dan para otra historia).
En realidad, si lo veo por el lado amable, ha sido un regalo ¡sorprendente! Mi casa brilla y algunas partes de mi cara también. Todoeltiempoytodoslosdías. Saludo a gente y les transmito uno o dos puntitos y luego los veo a ellos andar brillando por la vida como yo. Qué importa que no se acabe, que hasta hoy la siga barriendo y aspirando, que me la encuentre en el lavabo, en la manzana, en el asiento del baño, en mi almohada y en mi novio. Qué importa que cuestione mi eficiencia al barrer y quiera tirar por la ventana mi aspiradora y su ineficiencia. Al menos no son pulgas, me digo a mi misma.
Estoy segura que algún día habré logrado deshacerme de toda la diamantina y que hasta la extrañaré. Bueno, eso último tal vez no, siendo sincera. Es más, creo que no volveré a tener contacto con ella y que pondré un anuncio en la puerta de mi casa prohibiendo su entrada.
Supongo que esta es una de las cosas en las que podría estar exagerando. Pero está bien. Cada quien sus vicios y perversiones, y yo con los mios, sobre todo en mi espacio personal y preciado!

(Y no voy a hablar de la forma CORRECTA y ÚNICA de colgar la toalla del lavabo).

domingo, septiembre 18, 2016

Feliz cumpleaños

Este es el tercer cumpleaños que celebro contigo tu existencia, y mi fortuna de haber coincidido contigo en ella.
Hoy festejo contigo tus años, tus experiencias, tus alegrías y penas, tus éxitos y fracasos, tus sueños y tus miedos, porque sé que el conjunto de ellos, de todo, te hace ser ahora el hombre de quien me enamoro todavía y a quien escojo amar de diario, de quien elijo aprender, con quien quiero compartir y crecer: en vida, en amor y esperanza.
Felicidades por un año más de vida, felicidades por el camino recorrido, por el hombre que eres ya, por el hombre que luchas por ser, y por el hombre que sueñas con ser.
Me siento profundamente agradecida de habernos encontrado en nuestros respectivos recorridos en esta vida, y espero que podamos compartir muchos cumpleaños más.
Con amor, yo.

domingo, septiembre 11, 2016

Yo y el fotochopf

Mi novio está trabajando mucho últimamente con horarios no convencionales, y esto incluye los fines de semana. Esto significa que ahora mi fin de semana casi-casi es solo para mi. Y aunque siento que lo extraño y quisiera estar pasando más tiempo con él, me siento súper orgullosa de su compromiso, dedicación y logros.
El caso es que ayer me encontré con mucho tiempo disponible para hacer lo que se me ocurriera. Esto, aparte de resultar en un entretenido sábado en piyamas, incluyó una discusión en whatsapp sobre la marcha en pro de la familia "tradicional" (casi inevitable aunque no empezó como tal (yo pregunté con genuina curiosidad a quien quisiera compartir para qué participaban)), viendo interesantísimas conferencias de Ted Talk y con el problema de que no sé usar photoshop pero se me metió en la cabeza crear un flyer informativo. Ya.
Para quienes usan herramientas no creadas para simples mortales, seguro creerán que era de lo más sencillo y no entenderán qué fue lo que se me hizo complicado; los que ya han intentado usar Photoshop o programas parecidos sin formación universitaria o al menos un cursito por ‘ay, me entenderán.
Sigo sin saber usar Photoshop pero bajé un programa editor de fotos que se le parece y me pasé todo.el.fucking.dia. (con las debidas pausas para perseguir un zancudo, ir al baño, buscar la verdadera raíz etimológica de matrimonio, comer, etc.) haciéndolo. Probando y regándola, viendo tutoriales en Youtube, volviendo a empezar 20 veces, pidiendo asesoría vía remota a mi amiga diseñadora y queriéndome arrancar los pelos demasiado seguido para mi salud capilar.
Tomé un modelo que vi por algún lado que me gustó pero se me metió entre ceja y ceja que yo lo quería ¡en español! Me piden información y ¡no hay en español! Por lo mismo, mi día no terminó hasta que terminé el susodicho gráfico informativo.
La verdad es que cuando lo terminé hice una complicada danza celebratoria, llena de orgullo y satisfacción.
Por cierto que ya salí de vacaciones, mi temporada de natación terminó esta semana, entonces estoy segura que voy a estar muy entretenida creando mil cosas nuevas y haciendo terapias y tratamientos faciales, masajes y terapia de apertura de chacras y obviamente, practicando y sacándole jugo al photoshop de mentiritas.

Les comparto mi creación porque cómo fregados no.




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