Hace unos días nació la primera becerrita de mi dinastía. Por desgracia me perdí el parto, que fue el domingo a las seis de la mañana. Aunque he visto animales nacer, me hubiera gustado estar allí.
La becerra se llama Bellota y su número de identificación es el 5019. No tengo idea de cuánto habrá pesado al nacer porque aquí no hay basculas que no midan más de unos cuantos kilos de vegetales.
Es color café y la única seña particular que le he encontrado está en la pata trasera. Tiene una manchita blanca sobre la pezuña izquierda.
Debido a mi falta de previsión, las becerreras no estuvieron listas para que Bellota las inaugurara, por lo que tuvimos que improvisar un lugar en donde resguardarla del frío y cualquier riesgo de contagio de enfermedades bronquiales que abundan en los animales de más edad en estas épocas de frío.
Mi laboratorio/ex caballeriza definitivamente no representa el mejor aposento, pero de momento no queda de otra. Bellota reposa e intermitente y animadamente se pasea por la caballeriza de unos cinco metros cuadrados, entre mis frascos de vidrio, botellas con extractos, cajas con experimentos y la gran mesa maciza de madera donde trabajo. De repente le da por estirar su pescuezo y olisquear a distancia las más de 15 hierbas medicinales que cuelgan de las paredes.
Le doy de comer cuando a ella se le da la gana y normalmente es un evento desastroso para mi porque a mitad de comida se emociona y cuando al fin termina de dar saltos de salvaje sobre patas todavía temblorosas y regresa queriendo el biberón (con el hocico lleno de leche y baba), lo busca tentando por todas mis piernas y termino llena de pequeñas manchas de leche en forma de hocico bovino miniatura.
A veces jugamos un rato, corriendo de un lado para otro en el estrecho espacio con ella detrás (y me da mucho gusto que nadie pueda verme porque estoy segura que me veo de lo más ridícula). Cuando una de las dos nos cansamos, me siento en el suelo recargada a la pared y la becerra se echa a un lado.
Trato de acariciarla y hablare seguido para que se acostumbre al contacto humano y a mi voz. Le gusta que le sobe entre los ojos y no me he animado a cantarle por miedo a arruinar nuestra agradable relación.
A veces estoy en el laboratorio trabajando en la computadora y oímos a Pavarotti o María Callas. Creo que ambas acordamos que hay algunas piezas de la Traviata que no nos agradan mucho porque parece que un niñito cantor está llorando mientras lo capan. Las orejas de Bellota casi empiezan a girar sobre su cabeza como antenas y mejor le adelanto a la próxima opera.
Estoy emocionada y encantada. No dejo de impresionarme que a los 3 días y medio de nacida tenga todos sus pelitos, dientes y pezuñas perfectos, o que brinque sobre esas patas tan delgaditas y sea tan juguetona.
Yo estoy segura que los animales tienen personalidad propia. Espero que siga así de animada cuando crezca. Ver una vaca de 400 kilos retozando por las praderas es de las cosas más graciosas que he visto.
A veces me preocupo. Espero que estemos haciendo las cosas bien para que Bellota crezca fuerte y saludable y de paso, sea muy buena productora.
Pobre Bellota, ¿no tiene una ubre auténtica a la que arrimarse?
ResponderBorrarEntiéndeme, tú como ubre seguro que haces un papel excelente, no digo que no seas buena como madre bovina surrogada, pero una teta de verdad es una teta de verdad. Vamos, ya te digo...
Claro, que qué se puede esperar de una industria en la que ni las vacas conocen varón en toda su vida ni los toros cachan una vieja jamás y son sujetos a chaqueteo permanente. Ay. :(
En fin, bienvenida, Bellota.
¡Y ponle a los Rolling! :)
Ay que linda.... pon una foto no???
ResponderBorrarme encantaria conocerla...
Yo les cuento a mis hijos que los becerros desde que nacen se paran solitos y caminan y ellos tardaron muchisimo caminaron super tarde al año y cuatro meses... en lo que si se parecen a bellota es en que les gusta mucho la leche...
besos...
Jo Caracola,
ResponderBorrar¡Que alegria leerte de nuevo!
Despues de leer esta bonita historia de Bellota he llegado a una conclusión:
Seras una madre estupenda algún día.
Besos
Mt
Hola hola Caracola.
ResponderBorrarY hola Bellota, bienvenida al planeta, que suerte has tenido en caer en manos de la caracola, pero tienes que poner de tu parte, vale?no le des mucho la lata a tu mama-caracola.
Palmaditas para Bellota
Besos para caracola
Angel
ay eres madre!! muchas felicidades!! por lo que leo salió igualita a tí.
ResponderBorrarLe deseamos lo mejor a esa recién nacida y que cuando tenga 400 kilos no se le ocurra saltarte encima para saludarte.
Me inspiras ternura cuando escribes así y cuentas estas cosas tan maravillosas.
ResponderBorrarBesos y cariñitos para las dos.
Se llama bellota!! que hermosura :)
ResponderBorrarQue cosas maravillosas tiene la naturaleza no?
Bellota en galego se dice "landra" (en mi blog hay una foto de dos, justo debajo de la rosa. Te las regalo para tu becerra y por si deseas colocarlas en tu blog.
ResponderBorrarUn biquiño!!
Estás preparándote para cuando tengas un hijo? jeje, la estás cuidando muy bien......
ResponderBorrarP.D. He vueltoooo!!!