miércoles, diciembre 09, 2015

Para reflexionar profundamente

Ayer alguien de nombre raro me dijo “un nuevo nombre para tu colección.” No había caído en cuenta que me emocionaba tanto la posibilidad y que parece que eso hago: colecciono nombres. Pero de esos horribles.
Horribles para mi, claro está. Así como hay gente que busca la nieve de menta con chispas de chocolate por que le encanta y a la mayor parte de la población no le gusta; así como hay gente a la que le gusta el hígado o las coles de Bruselas y a otras que no. No sé por qué sólo puedo pensar en comida. O si. Ese es otro tema.
El caso es que juzgo. Y muy duramente, admito. Como ya le he dicho a todo que me quiera escuchar, soy bastante “openmain” respecto a muchas cosas pero en este tema creo que los padres que condenan a sus hijos de por vida con ciertos nombres también deberían de ser condenados a traer piedritas en sus zapatos, un tic nervioso severo, u hongos en la uña del dedo gordo del pie, por toda la eternidad.
De antemano aviso que seré bastante descriptiva y no habrá pedradas. O sea, con ejemplos será todo muy directo. Solicito atentamente que cualquiera que crea que corra riesgo de caer dentro de esta categoría, ya sea por su propio nombre, por el nombre de algún familiar, o porque son los padres creativos/tradicionalistas/malinchistas que tuvieron la gran responsabilidad de escoger nombres para su descendencia, se abstengan de continuar la lectura de este post mio tan personal propio de mi. Si eligen seguir leyendo, no se lo tomen personal. Es mi “cosa”. Después de todo, me llamo Claudia, uno de los nombres más comunes dentro de mi rango contemporáneo. Pregúntenme cuántas tocayas tengo que conozco.
Lo dividiré como en 40 secciones. No es cierto. Todavía no sé en cuantas porque será la primera vez que clasifico mi manía de criticar este mal tan sobrecogedor. Para mi.
Primero, el más obvio: los casos de gente de países lejanos (a veces, no siempre, meduelesMexico) latinoamericanos que creen que es buena idea inspirarse en personajes artísticos, históricos o ficticios, verbos, sustantivos, fiestas o lugares, como Batman, Hitler, Jesús, Disney Landia, Yahoo, Christmas Day, Usnavy, Elton John, Bruce Lee, Iran Maiden (es real), James Bond, Shakespeare, Hashtag Follow (me muero), Leidy Diana, y una larga lista de etcéteras que me da nauseas.
Voy a mencionar de una vez el más cercano. Y con todo respeto (los amo a todos), Y ASÍ. En mis familias hay una tendencia a repetir los nombres al infinito. You know what I mean. Los hijos como los padres y los nietos igual, o los hijos de los hijos que no alcanzaron nombre de los padres por que son 20 de familia hacen lo mismo, entonces en Navidad alguien grita “Perengano” y voltean 8. O salen los “itos” y otros derivados, para diferenciar: Perengano, Perenganito, Perengucho, Perengas, Perenganitito. O “Perengano grande o chico?” No voy a tocar el tema psicológico de identidad, cargas emocionales, responsabilidades impuestas, expectativas, orgullo, etc. que esto PUDIERA implicar.
Luego está la gente súper original que decide… combinar nombres. Él se llama Manuel y ella Elizabeth entonces por qué jodidos no ponerle: Maely. Oscar y Lydia se alocan y salen con Osly. Aquí voy a incluir los nombres al revés para evitarme un puntoyaparte: Airlog. Aloanis, Aitnic, Ailadi. Y aquí se acaba este apartado por que ya me dolió la cabeza.
Ya puse de ejemplo mi nombre. Entiendo que pueda ser difícil escoger los nombres y que siempre hay modas, pero si ya hay 3 conocidos que pusieron Claudia a su hija, por qué no buscar otro, por favor. A mi la gente tiende a llamarme por mi apellido porque siempre hay otra. O salen los apoditos para diferenciar, o eternamente seré NombreyApellido.
Nombres extranjeros o en otro idioma (incluye aquellos de nuestros ancestros). Donovan, Debany, Brayan, Kevin, Brillith, Eitan; Akzayakatl, Itahalelly, Yolotzin, Tonalli. Qué bonitos, qué bonitos, seguramente tienen un significado padrísimo. Que. Nadie. Conoce. Y lástima que aparte: Nadie. Puede. Escribirlo. Ni. Pronunciarlo. Si yo casi me atraganto diciendo Tamanzuchale. Imagínense la cantidad de vida perdida que se les va a estas criaturas primero aprendiendo a escribir y a decir sus nombres, luego, DELETREANDOLO a otros. (Aaaaah por que luego ¡todos son bien originales en la forma de escribirlo y ninguno se escribe igual! Como Cynthia, Cinthia, Cintia, Cinthya). Así por el resto de sus vidas. Que sepan que siempre tendrán problemas con sus papeles oficiales y si luego tuvieran la posibilidad de aparecer en libros de historia, siempre aparecería mal escrito. Piensen en eso. 
Y por último. 
Una vez un amigo me dijo que él creía que algunos nombres le parecían de teibolera y aunque no necesariamente estoy de acuerdo con eso, tengo una resistencia a nombres como Yerson, Yumaira, Yedith, Yosmara, Yaresi, Yasuri, Yamileth (hay una canción de una mujer con esos dos nombres, búsquenla, y luego Yosue, que es el marido de Yasuri Yamileth; no se les ocurra meterse con ellos), Yosune, Yonalby, Yamallel, Yitzel, Yahaira.
Les aviso que nunca les voy a decir qué nombres les voy a poner a mis hijos cuando tenga porque no quiero que me critiquen. Por eso de que no se puede tener a nadie contento. Como a mi.

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