Esta mañana y a estas horas de la madrugada quiero
agradecer a mi vecina, a sus tacones y a su necesidad de jugar a la bebe leche
o algoigualdeestúpido, como gallo-gallina-pollito, pero en turbo. Sus
actividades matutinas con zapatos de fierro prueban mi paciencia, amor y mi
capacidad de perdón. Y el autocontrol con la práctica de respiraciones
profundas. Y la gratitud al repetir frases afirmativas, esas que disque sanan
el alma y el cuerpo y entonan la actitud. Sobre todo mi compasión, porque bien
merecido se tiene unos cuantos gritos desesperados, desmañanados y folklóricos
de mi parte.
Dicen que en esta época navideña es justo lo que hay que hacer. ¡Viva la Navidad! Paz en el mundo y "no sé qué no sé qué y demás y todo."
Dicen que en esta época navideña es justo lo que hay que hacer. ¡Viva la Navidad! Paz en el mundo y "no sé qué no sé qué y demás y todo."
No aseguro nada para el nuevo año. En serio. Carajo.
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