martes, diciembre 22, 2015

Sobre aviso no hay engaño

Esta mañana y a estas horas de la madrugada quiero agradecer a mi vecina, a sus tacones y a su necesidad de jugar a la bebe leche o algoigualdeestúpido, como gallo-gallina-pollito, pero en turbo. Sus actividades matutinas con zapatos de fierro prueban mi paciencia, amor y mi capacidad de perdón. Y el autocontrol con la práctica de respiraciones profundas. Y la gratitud al repetir frases afirmativas, esas que disque sanan el alma y el cuerpo y entonan la actitud. Sobre todo mi compasión, porque bien merecido se tiene unos cuantos gritos desesperados, desmañanados y folklóricos de mi parte.
Dicen que en esta época navideña es justo lo que hay que hacer. ¡Viva la Navidad! Paz en el mundo y "no sé qué no sé qué y demás y todo."
No aseguro nada para el nuevo año. En serio. Carajo.

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