miércoles, septiembre 05, 2007

... los misterios de la vida...

Anoche me dieron unas tremendas ganas de comer palomitas. Para mi, las palomitas son un placer que me doy, para ser sincera, cada vez que veo una película, ya sea en el cine o en casita.... también cuando se me antojan mucho.

Yo pregunto, a quién no le va a gustar un granito de maiz reventado, con aspecto tan simpático, que va bien con casi todo (mantequilla, juguito de jalapeños, caramelo, salsa, etc), y que aparte se aferra tanto a ti que siempre tiene que dejarte rastros entre los dientes antes de ser deglutido (de deglutir!)?

Entonces, volviendo a la reflexión, ayer, por primera vez en la hisotira de mi humilde casa, los cuartos se llenaron del sonido y el aroma incofundible que provoca la explosión de los granitos en el microondas (que como el refri, también es nuevo, y por cierto, había estado casi dos semanas en su caja en el suelo de mi amplio "cuarto de tele" siendo usado como mesita palacomedera).

Y como siempre he hecho, después de que el micro sonara 3 veces (obligatorio, para que revienten TODOS los granos que estén con entusiasmo esperando derramar todo su interior de manera esponjosa), haber sacado la bolsa de palomitas y haber vertido su riquísimo contentido en la única vasija plástica suficientemente grande para ellas que tengo, tuve que revisar, por convicción, que en la bolsa no quedara ninguna sola palomita...

Se dice que todos tenemos una razón para estar en este mundo, en esta vida. Un objetivo que cumplir, un sueño que realizar... y no sé de dónde ni cuándo me salió la idea que para cada palomita pasa lo mismo.

Creo sentir algo parecido a una angustia al pensar que por mi descuido, una palomita quedará pegada en la bolsa e irá a la basura y seré yo quien le impida llevar su vida a un termino no solamente deseado, sino digno también!

Sin embargo, también siempre me sucede que, después de que sirvo esa pobre palomita que se quedó pegada en la bolsa y todo lo anterior pasa por mi cabeza, pienso que a quién fregados le gustará en un principio ser producto de una explosión causada por ondas electromagnéticas y aparte ser comida recreativa para alguien que ni atención pone a lo que se mete a la boca por estar viendo una película.

De seguro al presentarsele las opciones, el grantio de maíz preferiría ser parte de un esquite con mucho limón y chile, crema y queso...

Pero yo, que no me dan a escoger, prefiero pensar en la razón de existir de la palomita, que en la mía.








No hay comentarios.:

Publicar un comentario