viernes, febrero 27, 2009

Vengan a ver mi rancho que es hermoso

Vivo en un rancho. La RAE dice que un rancho es una finca de labor de menos extensión que el cortijo y por lo común con vivienda. Finca es una propiedad inmueble, rústica o urbana.

Defino por que se me ocurrió que es de esas cosas que toda la vida he sabido lo que es pero nunca con el significado oficial.

Y como ahora vivo en un rancho, más vale tenerlo claro. No vaya a ser que me pregunten y yo no tenga idea.

En este rancho en particular, está mi departamentito de dos cuartos (cocina y dormitorio) y un baño. Me gusta (aunque ahondaré en este tema después).

En el mismo edificio, junto a mi casa, hay una bodeguita. Pegado a esa bodeguita, hay otro departamentit-ito, donde vive el velador… dícese de persona que “es velador pero no, nomás cuida” (definición dada del mismo veladornoveladorcuidador). El debe abrir el portón en la mañana y cerrarlo en la tarde (para que no se meta ningún vaca perdida y se coma las plantas). También se da vueltas de cuatro de la tarde a 7 de la mañana, con varias siestas metidas por allí. Tiene problemas de oído (por no decir que está medio sordo), lo que me asegura que si en algún momento algo llegase a pasar (me), definitivamente no sería el primero a quien pidiera ayuda.

La oficina está a 32 pasos de mi puerta.

La casa de campo del jefecito (a la que viene con su familia de vez en cuando), a unos 50.

Como a 60, un corral con borregos, que me deleitan con su canto cuando tienen hambre… o seguramente cuando se emocionan por ver pasar una ardilla cargando una aceituna. Vayasté a saber.

Atrás del edificio donde vivo, hay una casa medio antigua al estilo gringo abandonada. Parece que la quisieron reparar pero se quedaron a un octavo del camino. (A penas hoy fui a investigar mientras se metía el sol. Qué espanto.)

Tenemos un pequeño huerto de cítricos, a donde voy por naranjas y toronjas a cada rato. Los limones dejan mucho que desear por la cáscara tan gruesa que tienen (necesitas la fuerza de milhombres para poder exprimirlo (y... yo no la tengo)).

Atrás de la oficina hay dos hectáreas sembradas de vid.

Y es que a eso me dedico ahora.

Estoy conociendo el mundo de la producción de uva que se usa para la producción de vinos.

¿Qué chingón, no?

Al fin ¡estoy trabajando directamente con plantas!

Aim sou japi!

jueves, febrero 26, 2009

Nada de los de abuelita

Cumplo dos semanas de haber llegado a Baja California.

No he lavado ropa y se me está acabando la limpia. Ya voy en la reserva... me puse un calcetin azul con uno blanco, la camiseta de Andrea Bocelli que a veces uso para dormir, etc.

Me pregunto qué significa el que en la mañana me vista pensando en que lo importante es lo que va debajo de la blusa y los jeans, por si se llega a presentar la necesidad (u oportunidad) de quitármelos... o que me los quiten.

lunes, febrero 23, 2009

Cambios

Ha habido tantos cambios en el último año que decidí que mi bitácora también debía cambiar. Más espacio en mi casa, en mi mente, en mi corazón y en mi blog.

Es lo justo.

Cumplo una semana de haber empezado un nuevo trabajo. Una vez más, cambié de ciudad, de casa, de trabajo.

Aunque ya había vivido aquí antes.

Regresé a Ensenada.

Ensenada, pedazo de suelo mexicano en el que me llené de tormentos, angustias, decepciones y dolores.

Qué actitud la mía en ese año, carajo.

La vida me ha dado una segunda oportunidad y debo hacer las paces. Sería una estúpida total si permitiera que pasara lo mismo esta vez.

Este lugar que dejé hace menos de un año, no me dejaba en paz. Desde que dejé la Baja y hasta diciembre, tuve tres ofertas de trabajo.

La primera, a menos del mes de haberme ido, fue la que acepté en Coahuila. La segunda, dos meses después y a unos kilometros de Ensenada, rechacé rotundamente, y esta tercera, cuya oferta llegó siete meses después y la cual acepté, me ubica en el Valle de Guadalupe, a 30 km de Ensenada.

Tengo cuentas que saldar.

Y la tercera es la vencida. Espero que sea la última vez que cruzo el país sólo con lo que puedo cargar para empezar de nuevo.

Al menos en algún tiempo.

sábado, febrero 21, 2009

Angel caído

El cielo me mandó esta ángel por correo, que por que nadie lo quería, pobre. Yo he decidido quedármelo para guardarlo aqui.

El ángel caído (de todas partes).

Qué huevos tan enormes de la personita para andar paseandose por allí así, ¿no?

Hasta envidia me da... los huevos que tiene, quiero decir.

miércoles, febrero 18, 2009

Despeinada

Mi falta de atención a los pelos que me salen por la cabeza siempre ha perturbado a la mamácaracol. Ella ha tenido pocos pelos en la lengua para decírmelo a cada rato.

Francamente, nunca le he hecho mucho caso, lo que ha provocado situaciones de estrés intrafamiliacaracolil.

Yo le decía que siempre empezaba el día peinada y le preguntaba si al menos podría tomar eso en cuenta. No entendía que no pudiera evitar parecer al final que me había electrocutado en el durante.

Hoy me llegó un correo que creo es especial para este tema y lo pongo aquí.

Vivir despeinada

Todos deberíamos atender esta frase con intensidad, sin poses, disfrutando cada momento, cada experiencia, cada afecto. Sin lugar a dudas, seríamos mucho más felices.

Hoy he aprendido que hay que dejar que la vida te despeine, por eso he decidido disfrutar la vida con mayor intensidad… El mundo está loco. Definitivamente loco… Lo rico, engorda. Lo lindo sale caro. El sol que ilumina tu rostro, arruga. Y lo realmente bueno de esta vida, despeina…

- Hacer el amor, despeina.
- Reírte a carcajadas, despeina.
- Viajar, volar, correr, meterte en el mar, despeina.
- Quitarte la ropa, despeina.
- Besar a la persona que amas, despeina.
- Jugar, despeina.
- Cantar hasta que te quedes sin aire, despeina.
- Bailar hasta que dudes si fue buena idea ponerte tacones altos esa noche, te deja el pelo irreconocible…

Así que, como siempre, cada vez que nos veamos yo voy a estar con el cabello despeinado…

Sin embargo, no tengas duda de que estaré pasando por el momento más feliz de mi vida. Es ley de vida: siempre va a estar más despeinada la mujer que elija ir en el primer carrito de la montaña rusa, que la que elija no subirse.

Puede ser que me sienta tentada a ser una mujer impecable, peinada y planchadita por dentro y por fuera. El aviso clasificado de este mundo exige buena presencia: Péinate, ponte, sácate, cómprate, corre, adelgaza, come sano, camina derechita, ponte seria…

Y quizá debería seguir las instrucciones, pero ¿cuándo me van a dar la orden de ser feliz? Acaso no se dan cuenta que para lucir linda, me debo de sentir linda… ¡La persona más linda que puedo ser!

Lo único que realmente importa es que al mirarme al espejo, vea a la mujer que debo ser. Por eso mi recomendación a todas las mujeres:

Entrégate. Come rico. Besa. Abraza. Haz el amor. Baila. Enamórate. Relájate. Viaja. Salta. Revuélcate. Acuéstate tarde. Levántate temprano. Corre. Vuela. Canta. Sé linda. Ponte cómoda. Admira el paisaje. Ponte en medio del paisaje. Disfruta del sol. Disfruta del viento. Disfruta de la lluvia. Disfruta del calor. Disfruta.

¡Deja que la vida te despeine!

Lo peor que puede pasarte es que, sonriendo frente al espejo, te tengas que volver a peinar.

Y luego... a seguir disfrutando...

lunes, febrero 16, 2009

Último mes en imágenes

Me despedí de mi trabajo y de los bichitos de la creación que en el había. Pongo de ejemplo al Gafas, el necio y hermoso Gigante de los Pirineos.

Vendí la mayoría de mis pertenencias, empaqué el resto y me lo llevé a casa de los pobres papáscaracol que fueron muy atinados al decir "ahora servimos de bodega". Aquí va mi ex-carro, el Che, atascado hasta los retrovisores.

Me despedí de Saltillo, Coahuila. Me gustó mucho vivir allí. Lo disfruté, aprendí muchísimo y espero volver algún día a visitar lugares y sobre todo amistades que dejé.

Fui a la Ciudad de México a conocer. Antes sólo había ido a congresos y otro tipo de cosas ( a los cuatro años fui a ver al osito Panda). También fui a visitar a una persona muy querida para mi, que se portó excelente conmigo, la hizo de guía turística, de chef, de quiropráctico y otras mil cosas más. Gracias.

La casa de los azulejos. Me encantan los azulejos y más con ese azul rey. Me gustó mucho comer allí y no me cansé de verla, por fuera y por dentro. El que se esté hundiendo, aunque es preocupante, le da personalidad. Quiero una igualita para mi (JA-JA-JA).

El famoso Ángel de la Independencia. Casi me atropellan en el momento de tomar esta foto. Son unos salvajes al volante, contodorespeto... y yo un turista muy pendejo, paqué negarlo, caray.

En un vil puestecito de l esquina, comí quesadillas al estilo defequense (dícese persona oriunda del Distrito Federal). Tengo que admitir... me atasqué. Estaban deliciosas. Desde quesadillas de huitlacoche (hongo que crece en la mazorca del maíz) hasta esta que aparece en la foto de arriba, hecha con tortilla de nixtamal, queso, frijoles negros, crema y salsa verde).

También probé el "bombazo". Una torta medio ahogada en salsa roja de noséqué, con carne de puero al estilo noséquétampoco, verduritas, crema y queso. Enorme. Una bomba, efectivamente.


Luego me invitaron a pasar unos días en la playa. Esto de tener vacaciones entre un trabajo y otro fue magnífico. La pasé genial y aún y que hacía frío y el agua del mar estaba he-la-da, me di un remojada que la hermanitacaracol aseguró me ayudaría a adelgazar y sería muy rejuvenecedora.

Por cierto, que parece ser que soy la única persona que anda cargando un cucaracho hecho de plástico en su neceser. Los brincos y gritos de la gente que se lo ha topado han sido espectaculares.

Desarrollé una muy justificada y fundamentada teoría sobre la gata de la hermanacaracol que vive con los papáscaracol: es autista. Y ¿por qué no podría serlo? La mamácaracol se rehusa a creerlo. Yo le digo que primero hay que aceptar el problema para ponerle una después solución. No es normal los estrellamientos contra las paredes ni el miedo a las alturas, digo yo.

Cargué a la hermosísima beba de una muy querida amiga. Tan minúscula y delicada, tan inocente e incauta. Lo primero, la niña, lo segundo, mi amiga, que se atrevió a dejarmela así nomás, tan tranquila. Se durmió y desperto varias veces en mis brazos y ahora no tuve que cantar el Himno Nacional.














Aquí estánun par de imágenes de lo que fue mi cuarto en casa de los papáscaracol durante el tiempo que empacaba para mudarme. Fue horrible. Horrible. ¡Horrible! Pensé que nunca acabaría, pero milagrosamente, salí victoriosa (y viva).

Ahora me he mudado a esta región. Estoy aquí. Muy emocionada. Lista para empezar. Otra vez.

jueves, febrero 12, 2009

Adiós, Che

Ayer vendí mi carrito. El rojo.

El magnifico Che, que en realidad nunca fue mio (debía más de la mitad) aunque lo tuve y lo usé por más o menos siete meses, cambió de propietario.

Me lo pagaron en efectivo (creo que nunca había tenido tanto dinero en mis manos) y dos minutos después, el dinero pasó a manos (o a la cuenta bancaria, más bien) de mi prestamista.

Fue bien triste ver cómo un desconocido lo manejaba y se lo llevaba muy lejos de mi, lejos para verlo nunca más. Me despedí.

Me encanta esto de no tener deudas.

Esto de irme quitando las cosas materiales (que admito al principio me cuesta trabajo), cada vez me gusta más.

Al Che le deseo suaves y tranquilos recorridos, cambios de aceite oportunos y nuevas llantas. Estoy segura que dará felicidad a su nuevo conductor, quien quiera que sea ,y espero que el Che reciba un buen trato.

¡Se lo merece!



p.d. Hoy me mudo al extremo del país. En unas horas me subo al avión. Nuevacasanuevotrabajo... !!!! (nerviosa, ¿yo?..................)

miércoles, febrero 04, 2009

Mi isla


Regresé del DF el lunes y el martes agarré carretera para vernir a la isla de mi infancia, de mar cortés de agua tibia y turbia, de castillos de arena y pozos hechos con palitas amarillas y rojas que se inundan de un segundo a otro con agua y de paso también con risas y salpicones, de comer arena y perseguir gaviotas y cangrejos, de la adolescencia tirada en toallas multicolores y brillantes dejándome cubrir por el sol, de coqueteos inocentes con los amigos, de peleas de arena y besos robados detrás de dunas o palmeras, de amaneceres vistos borracha de sueño y emoción.

Casi no venía.
Me encantan los casis.