El lugar donde vivo parece un bosque. Hay muchos árboles grandes y viejos, arbustos, flores y zacate por todas partes.
Es fresco y casi todas las noches me salgo a las mecedoras que mis vecinos y yo tenemos en el “porche”.
Se está haciendo tradición espontánea juntarnos varios de los vecinos a echarnos una cerveza y platicar hasta que nos de sueño (que a veces es bastante tarde, auque andemos todos cansados por el trabajo).
Todos somos solteros y casi dedicados totalmente al trabajo. Ninguno sabe cocinar y a todos nos gusta la dosequis. Aunque hay algun(a) novio(a) por allí, vivimos solos y al final del día nada más estamos nosotros y nos buscamos para pasar el rato.
Y hablamos.
Y hablamos… a veces mucho del trabajo (cosa que no termina de gustarme), pero hay de todo, porque al fin y al cabo, nos estamos conociendo apenas.
Las conversaciones se hacen interesantes porque somos diferentes, aunque haya ciertas similitudes.
Creo que fue la semana pasada que mi vecinito del departamento de lado izquierdo, me contó la historia del pescador, que no me ha dejado tranquila desde entonces.
Va algo así:
Estaba un señor pescando en la orilla del mar y se le acerca otro. Se sienta un poco apartado y observa como el pescador saca un pescado y después de un rato, otro y después de más rato, otro.
Al fin el señor arrimado se atreve a preguntarle por qué no añade más anzuelos a la línea, a lo que el pescador responde: Y ¿para qué?
El señor metiche le explica que así podrá pescar más y en menos tiempo, y el pescador le pregunta que para qué quiere hacer eso.
El señor metiche: Pues así podrás venderlos en el mercado y juntar dinero, y entonces podrás comprar otras cañas con varios anzuelos para poder pescar más.
El pescador: Y ¿para qué?
El señor metiche: Por que así podrás comprar una lanchita y salir más allá y pescar aún más.
El pescador: Y ¿eso para qué?
El señor metiche: Para poder comprarte una atarraya y pescar mucho más.
El pescador, para mi sorpresa, pregunta: Y, ¿para qué?
El señor metiche: Pues para comprarte un barquito y ... pescar más.
El pescador, que pareciera era lo único que sabía decir, le pregunta “ Y ¿para qué?
El señor metiche le dice que después se podrá comprar una flota de barquitos y hacer más dinero.
El pescador pregunta lo mismo.
El señor metiche: Pues ya que tengas todo eso, ¡podrás hacer lo que en realidad quieres!
Y el pescador, muy extrañado y agitando levemente la caña de pescar, dice: … pero si ya lo hago.
La moraleja: chingue a su madre todo y vámonos a pescar…
O no.
El caso es que he estado pensando mucho en esto.
Siempre he tenido el “Gran sueño”. Toda mi vida he luchado constantemente por acercarme a ese sueño que pienso que alcanzarlo me va a hacer feliz.
Siempre pensé que tenía que ser la mejor para poder tener oportunidad en el mundo de la agronomía, predominantemente machista.
Estudiar la carrera para empezar, ser la primera mujer presidente de la carrera en más de 50 años, hablar 3 idiomas, tener buenas notas en la universidad, haber formado parte de otras asociaciones estudiantiles, haber participado en la organización de varios eventos académicos, haber trabajado o estudiado algo todos los veranos (mientras mis amigos disfrutaban de las vacaciones), haber tenido mi propia empresa (aunque por poco tiempo), haber logrado el proyecto en Francia, etc., etc., etc.
No puedo quejarme, he disfrutado mucho todo lo que he hecho… pero ahora me pregunto si siempre será así.
Si siempre estaré en la lucha, al parecer, interminable, por alcanzar lo que quiero.
Ya ni sé que es lo que quiero, sólo que quiero ser feliz.
Y esto me lleva a preguntarme, ¿cómo es que yo puedo ser feliz?
Mi respuesta: Aceptando lo que tengo ahora y disfrutarlo. No estar siempre pensando en tener más y mejor, porque si no nunca estoy conforme.
Y eso a su vez, me hace preguntarme ¿Qué tienen de malo los conformistas?
Siempre me han dicho que el conformismo es malo.
¿Por qué es tan malo conformarse?
La RAE dice que conformar es darse por satisfecho.
¿No se supone que cuando aceptas lo que eres y tienes, vives tranquilo? ¿No se supone que eso da felicidad?
Y que ese positivismo, ¿siempre atrae cosas buenas?
Creo que he estado al revés toda mi vida.
Ahora estoy confundida.
Lo único que me queda claro es que… quiero ir a pescar.
preciosa, me has hecho reflexionar, y curiosamente este fue el tema de ayer en un acefé con mis amigas, qué persigo? para que? lo tengo todo!!! para qué desgastarme persiguiendo lo que ya tengo! mejor comenzaré a disfrutarlo.
ResponderBorrarExcelente historia!!!!!!!
ResponderBorrarde acuerdo contigo, en este mundo que te digan conformista es una ofensa... si no estudias eres un perdedor... y me pregunto cuantos persiguiendo sus sueños son felices... por que tal vez los persiguen para demostrar a otros que si pueden, pero no por ellos mismos...
> Lo único que me queda claro es que… quiero ir a pescar.
ResponderBorrarOye, una pregunta íntima... ¿con cuántas cañas? :)
Disfrutar lo que hago es algo que me gustaria aprender a hacer... no me veo haciendo una pausa en mi vida sin embargo creo que a veces es muy saludable.
ResponderBorrarConformarse? eso no se si algun dia aprenda a hacerlo.
La historia era de un pescador.
ResponderBorrarSi hubiera sido una pescadora, probablemente hubiera tenido que luchar para conseguir una caña, luego un lugar donde pescar, y un cesto para poner el pescado y...
Siendo mujer, piensa en el significado de ser conformista...
¿Te interesa, o vas a tener que continuar luchando?
Conocía esa historia, pero aplicada muy bien al entorno de Galicia. A veces es preciso que detengamos la velocidad a la que vamos para pensar, simplemente, a donde vamos!!!
ResponderBorrar(Mi último post requiere un comentario tuyo. De eso...deberías saber mucho, aunque esté escrito en gallego)
Un biquiño pausado
Me encantó la historia!! Es totalmente cierto! Yo creo que si bien uno tiene una meta debe ser feliz cada día y no esperar la felicidad al llegar allí. La palabra "conformismo" es fea, yo creo que no es "conformarse" conlo que uno tiene sin tener una meta sino poder vivir el camino hacia donde uno se dirige siendo feliz y disfrutando de loque a uno le toca vivir. Yo trato de ser feliz todos los días... pienso a cada momento que las cosas que me pasan son maravillosas, si bien uno siempre tiene días malos omomentos feos... pero creo eso, que la vida es el camino y no la meta.
ResponderBorrarTe mando un beso enoooooooorrmee!!!!
PD: Esos pequeños placeres de la vida son los que deben hacer a uno feliz cada día! (son hermosos los tuyos y comparto un montón de ellos contigo)
muuuuuuuuuuuuuuuuuuaaaaaaaaaaa!!!