viernes, marzo 28, 2008
Es que olvidé el titulo
Unos de nuestros vecinos son un par de hermanos que, aunque jóvenes, tienen mucha experiencia en el manejo de cultivos en la región.
Nos prestaron un tractor y al maquinista para rascar y emparejar un suelo. Con el mayor (de 28) me acoplé muy bien y para el viernes en la noche, me estaba invitando a salir a cenar.
Al salir de mi casa empezó a sonar mi celular, con una llamada de él. Me dijo que lo había dejado en su casa y probablemente era su hermano, que no contestara.
Se me hizo sospechoso pero le puse en silencio, esa vez y las siguientes 3 vecec que sonó.
Me dijo que andaba cansado, pero me extrañó que de pronto tuviera mucha prisa por llevarme a mi casa. De camino le dije "Estás casado, verdad?" Muy despreocupado me respondió que sí. Casado y con 4 hijos.
Cuando nos despedímos me plantó un beso largo y húmedo en la mejilla y me sostuvo por la cabeza unos segundos, mientas aspiraba profundamente.
Yo resistí a las tentaciones primaverales y subí a mi casa.
El sábado me dio gusto que lo hice cuando me llamó la esposa 2 veces preguntándo quién era yo y qué tenía que ver con su esposo.
!!!!
La primera vez, tranquilamente le dije que eramos vecinos de rancho. La segunda vez, le dije que arreglara sus problemas con él y no me anduvieran metiendo a mi en ellos ni quitandome tiempo. Me encabrona.
Pinshis hombres infieles e irrespetuosos, pinshis viejas inseguras y metiches.
En fin.
Que alguien me diga dónde encuentro hombres 100% solteros.
jueves, marzo 27, 2008
martes, marzo 25, 2008
El bodorrio
El paste con el novio huyendo descaradamente y la novioa correteándolo (chistecito de mi hermana)
La novia... bialando como a las 3 de la mañana con accesorios ridículos colgando del cuello
La hermana de la novia con un par de sus queridísimas amigas.
A mi hermana y al cuñadocaracol... les deseo muchísimas de esas cosas buenas que uno desea a la gente que quiere. Especialmente en el inicio de una aventura como esta.
Un montón de amor, pasión, salud y estabilidad económica. Paciencia, tolerancia, comprensión, empatía, comunicación, poder de negociación, piojito en las noches de películas, complicidad en la cocina, peleas sanas y treguas conseguidas con besos antes de acabar el día, que se complementen a la hora de ir al super, infinidad de risas compartidas, repartición justa de responsabilidades y de acuerdo a sus capacidades, cuando decidan reproducirse, que lo hagan con éxito... que encuentren la plenitud el uno en el otro.
Para siempre.
sábado, marzo 22, 2008
27 primaveras
Estornudo más seguido, también.
Los insectos reviven del letargo de un invierno y empiezan a zumbar por el aire. Los pájaros vuelan y se gritonean, o cantan en la rama de un árbol cuyas hojas empiezan justo a brotar alborotadamente.
El cielo no podría ser más azul y las pocas nubes que se difuminan sobre él dejan saber que son meramente decorativas.
La gente sale a la calle con menos ropa, mostrando más pedazos de piel en brazos, cuellos, piernas y pies. Las parejitas van caminando tomados de la mano, disfrutando del calorcito y la brisa que viene del mar y se dicen cositas al oído, se echan miraditas disimuladas pero no por eso menos sugestivas.
Como burros en primavera. Por algo existe esta expresión. Como las abejitas con las flores. Como todos los animales que empiezan sus exóticos bailes ritualísticos de conquista y apareamiento. ¡Bien sobres!
¿Cómo no pensar en sexo (y quererlo) cuando toda la naturaleza te habla de ello y está conspirando para que suceda?
Puro instinto, mesdames et messieurs.
Feliz y apasionada primavera.
miércoles, marzo 19, 2008
Bricolage
Bueno, este post no es de comida regional ni de arquitectura rústica...
Ayer, como decía, compré pintura para una mesa que me regaló mi ex-vecino-gay-mesero-de-un-club-de-strippers. La mesa no me gustó nada, pero a él ya no le cabía en la casa a donde se mudaba y a burro dientudo no se le ven los colmillos (o algo así y o sease, que a lo regalado no se le ve lo malo).
También decidí cambiar la cebolla de la regadera por una que no escupiera el agua por todas partes menos encima de mi, y compré una cebolla de esas modernas que prometen una lluvia ligera, un chorro de masaje y noséquéotras ilusiones.
Estuve dos horas pintando la mesa... obvio, terminé con más pintura yo que la propia mesa.
Usé mi banquito para cambiar la cebolla de la regadera. Siguió salpicando por todas partes.
Yo me pregunto, ¿por qué (sobre todo en temas decorativos) siempre las cosas se ven mejores en la imaginación que en la vida real?
Y, ¿por qué las cosas siempre dicen que hacen tal o cual cosa en el empaque que luego nunca suceden?
*mis vecinos de actividades sexuales en volume alto se han mudado. Duermo sin interrupciones.
sábado, marzo 15, 2008
De bodas y funerales
Creo que parezco un personaje de Star Wars (la de las conchas en las orejas) o un Kiss Almendrado gigante. Mi vestido es color chocolate. También tiene unas mangas anchas extrañas que parece una bata de monje tibetano... pero color chocolate.
Eso me pasa por confiar en las mujeres caracol de la familia, que idearon el vestido para mi, porque esos detalles (como el vestido para la boda de la hermana) normalmente se me pasan.
El viernes 14 de marzo en la mañanita, murió Opa. Fui al funeral, pero no lo quise ver dentro de una de esas cajas que odio. Prefería quedarme con la imagen de Opa riéndose tan fuerte como lo hacía sobre un pastel recién hecho por él o un plato de pudín de vainilla de lata.
Lloré y lloré porque siempre lloro, porque me dolió su muerte y el sufrimiento de la familia, porque tenía mucho de no verlo antes de tener que despedirme de él así, porque ya no lo vería, por que ya no oiría su risa esa retumbante que tanto me gustaba.
Mucha tristeza y mucha alegría para un fin de semana.
Me da gusto haber podido venir a Monterrey y poder estar en momentos tan importantes. Planeados desde hace más de un año, e inesperados también. Como estos.
*He tenido sueños raros estos días. (En la sierra, con niños y clases de música y dibujo, con muestras de arte de instrumentos musicales, una cobija grande roja, muchos nopales y estrellas brillantes, la casa de madera con pasadizos secretos y la navaja roja)
miércoles, marzo 12, 2008
Llamada la Aventurera
Quise llamarle por nomás pero también porque según yo esta semana cumplíamos 6 años de haber tenido un encuentro muy cercano con la muerte y quería cerciorarme de que no me equivocaba, porque en esos asuntos no confío en mi misma.
Me gustó sorprenderlo con la llamada y como acostumbra, me dijo alguna idiotez que me quebró en carcajadas. Es tan fácil reírse con el, y ya casi lo había olvidado. El también había olvidado mi risa, me dijo.
Entonces le pregunté que si había sido por estas fechas que casi nos íbamos por el barranco de regreso de El Molinol, un pueblo escondido en mitad de la Sierra Madre.
Como siempre, mi memoria juega cruelmente conmigo. Fue en noviembre del 2002, no en marzo. En marzo todavía no lo conocía, no sabía de su existencia, no había nacido para mi, me aclaro.
Y por eso he decidido escribir sobre esta experiencia que nos marcó tanto (tanto que aunque olvido la fecha, no olvido el suceso) a él y a mi, y al menos a otras 3 personas.
Estaba en mi segundo semestre de voluntaria en la Sierra de Durango, promocionando los Derechos Humanos en lugares recónditos con gente que pareciera estar olvidada de la mano de Dios, un Dios que ellos apenas conocen y sin embargo en el que creen y confían, al que le piden y agradecen, al que tienen siempre en sus bocas con oraciones y frases espontáneas.
Después de una semana de convivir con la gente de El Molino, de compartir los frijoles en sus mesas, de intercambiar historias y esperanzas, de haber tenido un cuarto hecho de bloques de adobe y con piso de tierra para descansar y de haber tratado de darnos a la gente y dejarles un cachito de ilusión para su vida, nos despedimos.
La niña que fue nuestra sombra toda la semana (de cuyo nombre Juan Carlos y yo no nos acordamos, por que es raro) fue a la última que vimos y con su brazo chiquito bien estirado y agitado y con un grito nos dijo: que Dios los cuide.
Eran las 7 de la mañana a lo más, y salía el sol por entre las montañas verdes que te quiero verde. Ibamos Juan Carlos y yo, junto con Erika, en la canasta de la camioneta azul de 3 toneladas y media, cantando a todo pulmón, satisfechos y contentos por una excelente semana. Tacho conducía y Sofía lo acompañaba en la cabina. Dos señoras y un niño del pueblo iban en la caja.
Era subir y subir por un costado del cerro, por caminos angostos de terracería lastimados por las lluvias. De pronto la camioneta se agitó y el silencio repentino llegó con el miedo que nos oprimió el pecho y alborotó los pensamientos al sentir la camioneta ladearse sobre un abismo que de seguro no tenía final. Al menos así lo creí yo en ese momento.
La camioneta se detuvo, y quedamos inclinados en un ángulo peligroso. Paralizados. Nadie se movió, probablemente porque esperábamos que la camioneta acabara de caer y comenzara a girar por la ladera mientras nosotros volábamos por todas partes.
Se oyó un rechinido, tan increíblemente fuerte en ese silencio, y el niño empezó a llorar, lo que nos hizo reaccionar. Le grité a Erika para que se bajara, y empujé a Juan Carlos detrás de ella. Yo estaba en la orilla y veía la vegetación desafiando la gravedad, como brazos perpendiculares brotando de la montaña.
Sofía salio por la ventana, brincando a Tacho que no soltaba el volante. Yo sentía que si me movía todo se iría al carajo y esperé a que ayudaran al niño y a las señoras a bajar.
La camioneta rechinaba y parecía temblar con cada movimiento, y recuerdo que yo sudaba, pero también que estaba helada.
Me bajé del techo de la camioneta, y vi a Tacho por la ventana, apretando el volante y sus nudillos blancos, como su cara. Sus ojos verdes se veían enormes.
Bájate, pensé. Se lo habré dicho con los ojos. Pero no se movía.
La camioneta dejó de moverse. El niño seguía llorando, y en algún momento, Tacho al fin se bajó.
Pensamos que era una piedra la que impidió que la camioneta cayera y todos nosotros con ella.
Subió la gente del pueblo a ayudarnos. Moviendo piedras y tierra, hicimos camino debajo de las llantas que giraban en el aire para poder mover la camioneta y seguir nuestro camino. Cuando llegó el momento de mover la piedra, nada cambió. Nunca supimos qué fue lo que detuvo ese enorme vehículo.
Después de 7 horas de trabajo y un convivio feliz muy improvisado, con elotes asados en fogata y sopas Maruchán de doña Benita, nos despedimos por segunda vez.
En esa ocasión, cuando la niña gritó otra vez Dios los cuide, verdaderamente creímos que así sería.
martes, marzo 11, 2008
como un caldo de res
Claro, la impuntualidad reina en el mexicano y terminamos saliendo de allí a las 11. Hicimos una parada técnica (para desayunar) y después nos fuimos a comprar los víveres (principalmente cerveza) para el fin de semana.
Nuestro destino era un rancho con aguas termales.
Hice varios descubrimientos:
1. Viajar a cualquier lado con fotógrafos novatos requiere del triple de tiempo que le tomaría a uno normalmente llegar. Las paradas para tomar fotos a lo que sea son constantes.
2. La Mary Juana mueve montañas... o al menos los fumadores las mueven para conseguirla a horas increíbles en medio de la nada.
3. Mis compañeros tienen la paciencia de santos. No sé tocar la guitarra. Lo hice durante una hora y media… pero de saber, no sé. Tampoco aprenderé. Eso está clarísimo.
4. Aunque todos sean muy pacientes, ir de campamento con puros hombres implica problemas logísticos del área de desalojo urinario femenino. O sea, mi espacio para hacer pipi nunca fue respetado. Tuve que migrar constantemente.
5. Nadar borrachos en la noche en una alberca de agua turbia (aunque deliciosamente caliente) puede ser divertido.
*Nota: no hacer competencias de clavados para evitar chipotes sangrientos ni jugar a pasar por entre las piernas de todos en fila por debajo del agua, eso provoca raspadas en los miembros… y golpes peligrosos de grado esterilizador también en los otros miembros.
6. Usar el Día de la Mujer como excusa ayuda a evitar la búsqueda silvestre de leña para la fogata. también para conseguir descuentos a la hora de comprar la cerveza.
7. De algo sirvieron mis épocas de niña exploradora. La fogata sobrevivió el inicio de la noche gracias a esto.
8. El bloqueador No. 15 (aunque aplicado 3 veces con generosidad) no me sirve. Estoy como camarón y no aguanto ni la ropa en la espalda.
9. No hay que juzgar un libro por su portada. La gente puede impresionarnos de la forma más inesperada. En el momento más inesperado también.
10. You look wonderful tonight es una buena canción para cantar alrededor de una fogata. Todas las rancheras también.
11. En las borracheras, sigo saliendo bien económica. Mi apodo universitario (La tres copas) sigue vigente.
12. Las albercas de aguas termales llenas de gente no son una bonita imagen, y hay que quitarse la imagen de caldos bacterianos y fungales para poder disfrutar.
Ya se está organizando el próximo campamento. También un equipo de futbol que se llamará “Los Obturadores”.
… viva los fines de semanas sinquéhacer.
*...siempre en mi mente...
viernes, marzo 07, 2008
hábitos bancarios
A veces usaba algún otro libro, aunque después siempre olvidaba cuál era el guardián de mi fortuna y pasaba horas buscando, cogiendo de sus pastas uno por uno y agitándolos con delicadeza desesperada.
Otras veces olvidaba que tenía dinero. Recuerdo una ocasión en particular hace poco más de un año que mi hermana quería leer algún libro de Harry Potter. Le dije en qué parte de mi librero estaba y fue a buscarlo. A los pocos minutos regresó con más de dos mil pesos, muy aplanaditos y ordenados. Al menos no se los quedó, sería porque no creía que yo no supiera de su existencia. Llevarían más de un año guardaditos entre trucos de magia, escobas voladoras y dragones.
Por necesidad y necedades de la gente que conocía mis hábitos de ahorro monetario, hoy tengo dos cuentas de banco, aunque sigo guardando dinero en mis espacios… hace dos semanas me encontré en el congelador 400 pesos mientras buscaba pechugas de pollo.
Una vez al mes más o menos, le pido a mi jefecito que me deposite la raya en la cuenta única que uso, de la cual evito sacar dinero lo más posible.
Susto que me llevé hoy cuando pasé por un cajero automático y decidí revisar cuanto tenía.
Meto tarjeta…
NIP…
Revisar saldo…
Cuenta de Ahorro…
-0.35
…
…
Saco tarjeta…
Meto tarjeta…
NIP
Revisar saldo…
Cuenta de ahorro…
-0.35
…
…
Y así otras dos veces.
Sentí que me daba algo pero tenía prisa por llegar a la incumplida Notaría No.2 para firmar rayitas en hojas y más hojas.
Creo que me salió un poco muy movida la firma.
Al salir volé al banco.
Me sentía temblar y me mordía el labio.
Le cuento nerviosamente a la señorita sobre la desaparición de mis ahorros y me pide que le muestre una identificación y la tarjeta de débito.
Abro la cartera, saco la identificaciónoficialconfotografía y saco la tarjeta… de la cuenta que no uso.
La guardo y busco la otra, que encontré después de segundos detrás de la licencia para conducir, la tarjeta del seguro de gastos médicos, la tarjeta de presentación de noséquién… y me cae el 20.
También es azul. Tiene el mismo NIP. El cajero automático era de red.
Mientras se me calentaba la cara pensé, Pendeja. Pendejapendejapendeja.
Esto no lo compartí con la señorita. Me moría de vergüenza. Seguí con cara de preocupada.
Vio la computadora y me dio la cantidad exacta (muy lejos de -0.35) que tenía. Le di las gracias con verdadero alivio y me fui.
Creo que iré a depositar mínimo 100 pesos a la otra cuenta, así no se verá tan patética y mínimo tendrá 99.65 pesos.
Creo también que en vez de efectivo, me conviene más congelar esa tarjeta para evitar ese tipo de confusiones en el futuro.
Peace and love, people
miércoles, marzo 05, 2008
Contigo
Tan diferentes somos, que podría parecer que estoy confundida.
Pero sé que no.
domingo, marzo 02, 2008
mis pelos, tus pelos, nuestros pelos
Es más largo que todos los demás y me preguntó que pasará con el folículo para permitir que crezca así, como desenfrenado.
Ayer se lo presumí a un amigo y él, muy preocupado, me dijo que mejor me concentrara en conducir... porque… íbamos en la camioneta a media curva.
Muy sabio, él.
Y yo, sigo sin saber qué hacerle. Al pelo, digo.
Ese día de madrugada me vi revisando las identificaciones oficiales en la entrada a un bar gay. Lo que pasa es que me hartó la música y me cansé de bailar y me fui a sentar (al fin) con los guardias de la entrada, pa’ agarrar el fresco.
El único problema que se presentó fue cuando, por ejemplo, Mercedes me enseñó la suya, en la que salía un tal Javier de a penas 18 años, con pelo rebelde y cejas pobladas, y un mísero bigotito que a ni Cantinflas le haría gracia.
Mercedes iba con el pelo negro muy largo y liso, las cejas perfectamente formadas sobre unos ojos enormes y maquillados a la perfección, las pestañas más largas y falsas que lo que era mi Tía Conchita (que siempre me robaba mis gomitas enchiladas y aseguraba que ella ni las había visto y no le gustaba el chile (aunque tuviera en el diente un pedazote atorado)).
También usaba una blusa escotadísima de color rosa, unos jeans a la cadera con una tanga negra saliendo por detrás y unos zapatos más altos que el banquito que uso para alcanzar cosas altas.
Yo doy gracias que solamente tengo un pelo raro en un lugar raro y poco que depilarme en otras partes, y me compadezco de Mercedes que ha de gastar bastantísimo tiempo 8y dinero?)quitándose los suyos… o los de Javier.