A mi nueva compañerita de viaje, la copiloto Azucena Valle Salsipuedes Corralejo del Monte Cabeza de Venado.
miércoles, febrero 27, 2008
martes, febrero 26, 2008
güana goü jom
El fin de semana hubo muchas emociones. Mis amigas llegaron el jueves y las fui a recoger a la terminal muy puntual.
Aún y con las enormes ganas que tenía, no quise abrazarlas mucho porque me daba miedo ponerme a llorar y nunca más detenerme. Las extrañaba tanto!
Eran como un salvavidas en medio del mar con una cerveza Indio bien helada amarradita a él y flotando detrás.
Ellas se ríen de todo. Incluso, de mi, claro está… más bien, nadie se escapa, y tocó pronto que fuera mi turno cuando nos subimos a la camioneta y empecé a “laralear” fuerte un pedacito de canción… sobre todo porque la semana pasada ya había comprado e instalado el nuevo estéreo y ya no tenía necesidad de estar cantando para amenizar los caminos.
Fuimos a todos los lugares turísticos de rigor, incluso hasta al cine (para no tener que ir siempre solita). Hubo mucho window shopping, porque ellas ven tienda y todo quieren… al menos todo lo quieren ver.
Era gracioso que por cuidarse (una por salud y la otra por esbeltéz), pideran los platillos típicos todos cambiados… por ejemplo, un taco de camarones (que es la tortilla con dos camarones capeados), sin tortilla, por favor. O un quesa-taco de camarones enchilados, pero sin queso, si es usté tan amable, jóven.
Fuimos a ver a las ballenas grises que migran de norte a sur en los meses de diciembre a marzo, buscando aguas más calidad para aparearse y parir sus crías… algo totalmente comprensible, pues no sé quién va a agarrar calorcito para hacer cositas estando en las aguas marítimas alrededor de Alaska.
Como se observa en la foto, soy muy mala fotógrafa (aún), aparte de que vimos muy poco de ellas por las regulaciones que existen a su favor. No podíamos estar a más de 20 o 30 metros cerca para evitar estresarlas. Lo cual a mi me dio mucho gusto… no quiero pensar lo que una ballena gris (cuyas crías recién nacidas llegan a pesar 600 kilos y medir 4 metros de largo y tomar de 200 a 300 litros de leche por día) es capaz de hacerle a un barquito pintado de azul y blanco flotando en el mar cuyo único objetivo es acosarla para que un montón de turistas curiosos y con chalecos naranjitas vean y tomen fotos.
Luego nos fuimos a la Ruta del Vino. Yo no sé mucho de vinos, a mi me gustan mientras acompañen la comida, cada uno en sus colores, texturas, dulzuras y acidéces, con su cadacual platillo. Esta casa vinícola era la de Doña Lupe, señora representada (no estoy segura si de verdad era la que nos atendió) por una viejita con pelo muy canoso y un horrible sombrero de paja con flores de mentiritas pegadas por un lado. Pedimos una botanita con pan francés ahogado (casi) en un aceite de oliva con hierbas, pedacitos de queso fresco de leche de vaca y un guacamole con totopos. En teoría, todo orgáncio. Probamos cuatro vinos, uno de ellos con miel, que en lo personal no me gustó nadita. Yo me voy por el Grenach (que no sé como se escribe pero así se pronuncia por aquí) y el panecito con aceite de oliva.
Después fuimos a cenar a un lugar que me encanta y que tiene paninis de corazón de alcachofa con berenjenas empanizadas, una salsa de albahaca y queso provolone. Delicioso! Me dió gusto que les gustara y más con la ensaladota verde con vinagres balsámicos deliciosos.
El domingo y día en que regresarían a Monterrey, fuimos a la Bufadora a ver al mar bufar como toro enrabiado y a comer mariscos viendo el Pacífico. También a comprar cosas y más cosas… es muy interesante la venta de artículos “artesanales” (made in China) y cómo atrae turistas, especialmente a los gringos. Los mexicanos son excelentes comerciantes, como podemos ver en la foto… qué es eso de “Aquí hacemos menos trampa”?
La despedida en el aeropuerto fue horrible. Yo me quería ir con ellas y no regresarme a la soledad de Ensenada. Lloré todo el camino hasta que llegué a una playa donde estuve dos horas sólo respirando, viendo, oyendo y oliendo al mar.
Un atardecer nublado me alcanzó al fin y me fui. Cuando llegué a mi casa, me preparé para llamar a mis papás que cumplían 29 años de casados. Mi papá contestó y por más que intenté disimular, me cachó con la voz mormada y el cansancio y desanimo. Con sus preguntas empecé a llorar. Otra vez.
Pasó casi 20 minutos diciéndome cosas que sólo él sabe decir, cosas que a mis 27 años todavía me gusta oír en su voz…. Como mi reinalindapreciosa, te quiero y ánimo y tú puedes.
Mi mamá siguió, preocupada, y terminó con “no llores, tú eres una chingona (perdón por la palabrita), tú puedes.” Nunca había oído a mi mamá usar esa palabra…
Quiero tanto a esta gente que yo sé me quiere tanto. No entiendo porque parece que insisto en estar lejos de ellos.
Quiero regresar, carajo.
Aún y con las enormes ganas que tenía, no quise abrazarlas mucho porque me daba miedo ponerme a llorar y nunca más detenerme. Las extrañaba tanto!
Eran como un salvavidas en medio del mar con una cerveza Indio bien helada amarradita a él y flotando detrás.
Ellas se ríen de todo. Incluso, de mi, claro está… más bien, nadie se escapa, y tocó pronto que fuera mi turno cuando nos subimos a la camioneta y empecé a “laralear” fuerte un pedacito de canción… sobre todo porque la semana pasada ya había comprado e instalado el nuevo estéreo y ya no tenía necesidad de estar cantando para amenizar los caminos.
Fuimos a todos los lugares turísticos de rigor, incluso hasta al cine (para no tener que ir siempre solita). Hubo mucho window shopping, porque ellas ven tienda y todo quieren… al menos todo lo quieren ver.
Era gracioso que por cuidarse (una por salud y la otra por esbeltéz), pideran los platillos típicos todos cambiados… por ejemplo, un taco de camarones (que es la tortilla con dos camarones capeados), sin tortilla, por favor. O un quesa-taco de camarones enchilados, pero sin queso, si es usté tan amable, jóven.
Fuimos a ver a las ballenas grises que migran de norte a sur en los meses de diciembre a marzo, buscando aguas más calidad para aparearse y parir sus crías… algo totalmente comprensible, pues no sé quién va a agarrar calorcito para hacer cositas estando en las aguas marítimas alrededor de Alaska.
Como se observa en la foto, soy muy mala fotógrafa (aún), aparte de que vimos muy poco de ellas por las regulaciones que existen a su favor. No podíamos estar a más de 20 o 30 metros cerca para evitar estresarlas. Lo cual a mi me dio mucho gusto… no quiero pensar lo que una ballena gris (cuyas crías recién nacidas llegan a pesar 600 kilos y medir 4 metros de largo y tomar de 200 a 300 litros de leche por día) es capaz de hacerle a un barquito pintado de azul y blanco flotando en el mar cuyo único objetivo es acosarla para que un montón de turistas curiosos y con chalecos naranjitas vean y tomen fotos.
Luego nos fuimos a la Ruta del Vino. Yo no sé mucho de vinos, a mi me gustan mientras acompañen la comida, cada uno en sus colores, texturas, dulzuras y acidéces, con su cadacual platillo. Esta casa vinícola era la de Doña Lupe, señora representada (no estoy segura si de verdad era la que nos atendió) por una viejita con pelo muy canoso y un horrible sombrero de paja con flores de mentiritas pegadas por un lado. Pedimos una botanita con pan francés ahogado (casi) en un aceite de oliva con hierbas, pedacitos de queso fresco de leche de vaca y un guacamole con totopos. En teoría, todo orgáncio. Probamos cuatro vinos, uno de ellos con miel, que en lo personal no me gustó nadita. Yo me voy por el Grenach (que no sé como se escribe pero así se pronuncia por aquí) y el panecito con aceite de oliva.
Después fuimos a cenar a un lugar que me encanta y que tiene paninis de corazón de alcachofa con berenjenas empanizadas, una salsa de albahaca y queso provolone. Delicioso! Me dió gusto que les gustara y más con la ensaladota verde con vinagres balsámicos deliciosos.
El domingo y día en que regresarían a Monterrey, fuimos a la Bufadora a ver al mar bufar como toro enrabiado y a comer mariscos viendo el Pacífico. También a comprar cosas y más cosas… es muy interesante la venta de artículos “artesanales” (made in China) y cómo atrae turistas, especialmente a los gringos. Los mexicanos son excelentes comerciantes, como podemos ver en la foto… qué es eso de “Aquí hacemos menos trampa”?
La despedida en el aeropuerto fue horrible. Yo me quería ir con ellas y no regresarme a la soledad de Ensenada. Lloré todo el camino hasta que llegué a una playa donde estuve dos horas sólo respirando, viendo, oyendo y oliendo al mar.
Un atardecer nublado me alcanzó al fin y me fui. Cuando llegué a mi casa, me preparé para llamar a mis papás que cumplían 29 años de casados. Mi papá contestó y por más que intenté disimular, me cachó con la voz mormada y el cansancio y desanimo. Con sus preguntas empecé a llorar. Otra vez.
Pasó casi 20 minutos diciéndome cosas que sólo él sabe decir, cosas que a mis 27 años todavía me gusta oír en su voz…. Como mi reinalindapreciosa, te quiero y ánimo y tú puedes.
Mi mamá siguió, preocupada, y terminó con “no llores, tú eres una chingona (perdón por la palabrita), tú puedes.” Nunca había oído a mi mamá usar esa palabra…
Quiero tanto a esta gente que yo sé me quiere tanto. No entiendo porque parece que insisto en estar lejos de ellos.
Quiero regresar, carajo.
jueves, febrero 21, 2008
el eclipse...
... que me perdí.
Creo que fue por allí del lunes que un amigo me habló sobre el eclipse. Yo que nunca jamás veo ni leo noticias (y no me entero de nada nunca... ni de temblores en la ciudad...), no me hubiera enterado de que habría uno si no hubiera sido por el.
Cuando me dijó me emocioné un montón y pensé en la playa a la llevaría a mis amigas y qué mantita usaríamos para sentarnos, si comprar algún vinito y llevar algo para comer...
Quería que mis amigas vieran la maravilla allí junto a la maravilla del mar, con el viento frío que entra a tierra y te revuelve los pelos y te saca los mocos.
Había pensado tomar fotos con mi camara y mis recién adquiridos (y pocos) conocimientos fotográficos.
Llego ayer muy cansada a limpiar la casa, ordenar mi caos del diario, fregar platos, comer y hablando con la luz de mi vida, me cuenta que vio el eclipse.
Yo pensé que lo había oído mal. Creo que le pregunté (o al menos en mi cabeza) como tres veces si era en serio.
Me dio los detalles de horas y etapas y a mi me quiso dar algo.
Salí corriendo al portal y bajé las escaleras de la terraza hasta que vi la luna, entre nubes, redondita.
Me quedé viendo unos segundos. De regreso tropecé cuando subía las escaleras y caí en un charco que me arruinó mi pantufla preferida (me regalaron el par en la boda de una de mis amigas más cercanas, para bailar a gustito) y entré a la casa un poco muy decepcionada y con la pantufla escurriendo en mi mano.
Pensé que había entendido mal a mi amigo, pero hoy que hablé con el me dijo que se había equivocado... que fue el 21 pero del día europeo. Tan internachional, él.
En fin. Tendremos que ir y hacer lo mismo a la playa pero sin eclipse. Talvez me llevaré una lamparita y la iré eclipsando manualmente para hacer el simulacro...
Cuánto falta para el próximo eclipse?
Creo que fue por allí del lunes que un amigo me habló sobre el eclipse. Yo que nunca jamás veo ni leo noticias (y no me entero de nada nunca... ni de temblores en la ciudad...), no me hubiera enterado de que habría uno si no hubiera sido por el.
Cuando me dijó me emocioné un montón y pensé en la playa a la llevaría a mis amigas y qué mantita usaríamos para sentarnos, si comprar algún vinito y llevar algo para comer...
Quería que mis amigas vieran la maravilla allí junto a la maravilla del mar, con el viento frío que entra a tierra y te revuelve los pelos y te saca los mocos.
Había pensado tomar fotos con mi camara y mis recién adquiridos (y pocos) conocimientos fotográficos.
Llego ayer muy cansada a limpiar la casa, ordenar mi caos del diario, fregar platos, comer y hablando con la luz de mi vida, me cuenta que vio el eclipse.
Yo pensé que lo había oído mal. Creo que le pregunté (o al menos en mi cabeza) como tres veces si era en serio.
Me dio los detalles de horas y etapas y a mi me quiso dar algo.
Salí corriendo al portal y bajé las escaleras de la terraza hasta que vi la luna, entre nubes, redondita.
Me quedé viendo unos segundos. De regreso tropecé cuando subía las escaleras y caí en un charco que me arruinó mi pantufla preferida (me regalaron el par en la boda de una de mis amigas más cercanas, para bailar a gustito) y entré a la casa un poco muy decepcionada y con la pantufla escurriendo en mi mano.
Pensé que había entendido mal a mi amigo, pero hoy que hablé con el me dijo que se había equivocado... que fue el 21 pero del día europeo. Tan internachional, él.
En fin. Tendremos que ir y hacer lo mismo a la playa pero sin eclipse. Talvez me llevaré una lamparita y la iré eclipsando manualmente para hacer el simulacro...
Cuánto falta para el próximo eclipse?
miércoles, febrero 20, 2008
visitas!
Estoy muy emocionada. Es que hace mucho que no tengo un plan como el de este fin de semana que viene.
Voy a tener visitas. Mis dos mejores amigas en el mundo, van a venir a verme. Siento que se creen algo así como un comité de ayuda a la desamparadaamigacaracol, y yo no quiero contradecirles.
Me muero de ganas de verlas, de que ya estén aquí, de que me griten como atolondradas cuando las encuentre en la estación, de abrazarlas y hablar de todo lo que no hemos hablado por no gastar tanto en llamadas telefónicas.
Quiero que conozcan la ciudad, no lo feo ni lo que me desespera, sino lo que me gusta y me deja encantada. Que vean el mar que yo veo, el cielo que me deja quieta, lo verde por el que se camina y que me ilumina los ojos y me deja oliendo rico.
Quiero llenar mi ahora vacío tanquecito particular de contacto humano, quiero hablar con gente que conoce toda mi historia, que me conoce a mi perfectamente y que así conociéndome, quiere pasar tiempo conmigo. Puedo ser yo, tranquilamente, yo.
Quiero reírme con ellas como pasa siempre, y hablar de idioteces por que podemos, y porque a veces es bien sano hacerlo.
También hablar de cosas serias y saber que aunque no entiendan, escucharán y sabrán decir lo que será bueno oir, aunque no me den las respuestas a nada.
Quiero que Nanis me haga de comer porque ella jura que cocina y yo no le creo. Quiero que se ría como nadamás ella se puede reír y me apapache como lo viene haciendo atravéz de tantos años
Quiero que Andrea me platique de su viaje a Europa y haga sus chistes malísimos que siempre dan risa. Que me de su abrazo tímido de toda la vida y que coma tacos de camarones con mucha salsa, porque a ella le gustan los mariscos.
Quiero desvelarme porque nos quedamos despiertas platicando, cada quien en su espacio para dormir (que no hay mucho!!) y con la luz apagada. Que vean mi casa y les guste donde vivo, que me digan que era obvio que tendría que vivir en un lugar así, de esa forma y con esos colores.
Quiero que se sienten en mi mesa y coman conmigo en las noches, cuando normalmente como sola.
Nadamás vienen 3 días.
Pero no importa.
Me conformo y estoy super contenta.
Voy a tener visitas. Mis dos mejores amigas en el mundo, van a venir a verme. Siento que se creen algo así como un comité de ayuda a la desamparadaamigacaracol, y yo no quiero contradecirles.
Me muero de ganas de verlas, de que ya estén aquí, de que me griten como atolondradas cuando las encuentre en la estación, de abrazarlas y hablar de todo lo que no hemos hablado por no gastar tanto en llamadas telefónicas.
Quiero que conozcan la ciudad, no lo feo ni lo que me desespera, sino lo que me gusta y me deja encantada. Que vean el mar que yo veo, el cielo que me deja quieta, lo verde por el que se camina y que me ilumina los ojos y me deja oliendo rico.
Quiero llenar mi ahora vacío tanquecito particular de contacto humano, quiero hablar con gente que conoce toda mi historia, que me conoce a mi perfectamente y que así conociéndome, quiere pasar tiempo conmigo. Puedo ser yo, tranquilamente, yo.
Quiero reírme con ellas como pasa siempre, y hablar de idioteces por que podemos, y porque a veces es bien sano hacerlo.
También hablar de cosas serias y saber que aunque no entiendan, escucharán y sabrán decir lo que será bueno oir, aunque no me den las respuestas a nada.
Quiero que Nanis me haga de comer porque ella jura que cocina y yo no le creo. Quiero que se ría como nadamás ella se puede reír y me apapache como lo viene haciendo atravéz de tantos años
Quiero que Andrea me platique de su viaje a Europa y haga sus chistes malísimos que siempre dan risa. Que me de su abrazo tímido de toda la vida y que coma tacos de camarones con mucha salsa, porque a ella le gustan los mariscos.
Quiero desvelarme porque nos quedamos despiertas platicando, cada quien en su espacio para dormir (que no hay mucho!!) y con la luz apagada. Que vean mi casa y les guste donde vivo, que me digan que era obvio que tendría que vivir en un lugar así, de esa forma y con esos colores.
Quiero que se sienten en mi mesa y coman conmigo en las noches, cuando normalmente como sola.
Nadamás vienen 3 días.
Pero no importa.
Me conformo y estoy super contenta.
lunes, febrero 18, 2008
atasque
Viernes :
Hamburguesa deliciosa de restaurante conocido
Sábado:
Tres tacos de camarones
Agua de jamaica grande
Un smootie de platano y más
Palomitas chicas
Una sprite grande
3 Dosequislaguer
Limón
Sal
Cacahuates
Arroz japonés con pollo (creo)
Ensalada César con pollo (seguro)
Una Dosequislaguer
Cacahuates
Dos Dosequislaguer Ambar
Doritos
Domingo:
Dos tacos de camarón
Un agua de jamaica
Un Daikiri de platano
Unos camarones al mojo de ajo
Puré de papa
Una Dosesquislaguer
Diablito (nieve de mango con chile en polvo, chamoy y una tamarroca)
2 Quesatacos de camarón con champiñones y salsa de mango.
Spirte
Una Dosequislaguer
Cacahuates
Excesos, poquitos si.
No vuelvo a comer en un mes.
*ay tencargo el colesterol, maita...
Hamburguesa deliciosa de restaurante conocido
Sábado:
Tres tacos de camarones
Agua de jamaica grande
Un smootie de platano y más
Palomitas chicas
Una sprite grande
3 Dosequislaguer
Limón
Sal
Cacahuates
Arroz japonés con pollo (creo)
Ensalada César con pollo (seguro)
Una Dosequislaguer
Cacahuates
Dos Dosequislaguer Ambar
Doritos
Domingo:
Dos tacos de camarón
Un agua de jamaica
Un Daikiri de platano
Unos camarones al mojo de ajo
Puré de papa
Una Dosesquislaguer
Diablito (nieve de mango con chile en polvo, chamoy y una tamarroca)
2 Quesatacos de camarón con champiñones y salsa de mango.
Spirte
Una Dosequislaguer
Cacahuates
Excesos, poquitos si.
No vuelvo a comer en un mes.
*ay tencargo el colesterol, maita...
sábado, febrero 16, 2008
esperando
No hay agua. Espero en un banquito sentada a fuera del baño a que llegue... tengo la llave abierta y estoy atenta a oir el sonido del agua que viene y cae al piso...
Espero... mucho tiempo de espera estos últimos meses.
Pero cómo sé que llegará el agua, sé que llegará lo que sea que he estado esperando.
Por que las cosas siempre llegan para el que sabe esperar.
Aquí sentada en mi banquito, espero.
Te espero.
Espero... mucho tiempo de espera estos últimos meses.
Pero cómo sé que llegará el agua, sé que llegará lo que sea que he estado esperando.
Por que las cosas siempre llegan para el que sabe esperar.
Aquí sentada en mi banquito, espero.
Te espero.
viernes, febrero 15, 2008
las mias flauers
Yo nunca me he considerado una mujer muy femenina.
Talvez, porque me es imposible hacer varias cosas a la vez (multitasking) como lo hacen todas las féminas del planeta, no me gusta usar faldas y sé, puedo (y lo hago) escupir gargajos bien lejos.
Siempre se me olvidan las fechas de aniversario, no sé usar maquillaje y por eso nunca lo uso , me gustan los bichos voladores y rastreros, no sé combinar colores ni peinarme y sé que las curitas no nada más sirven para cubrir los pezones cuando no se usa sostén con una blusa pegaditititita.
También sé cambiar una llanta si acaso hubiera necesidad, me rasco la barriga (o el trasero) antes de dormir y me espulgo el ombligo buscando pelusitas (aunque nunca encuentro).
Pero, qué, pues. Que sí que soy muy mujer y si hubiera mucha duda de mi género, sólo bastaría asomarse entre mis piernas para comprobarlo.
… o esperarse unos días a que me ponga malhumorada, me hinche como globo aerostático, se me antoje desesperadamente el chocolate y necesite comprar tampones.
… o esperar un 14 de febrero, día en el que saco mi notorio lado cursi, día que me encanta y me dan ganas de abrazar a todo mundo, día en el que quiero ver a todos en parejitas y hablar con todos mis amigos para desearles un buen día y mandarles besos y abrazos. Día de flores.
Como ayer. Los días de San Valentín me traen muy buenos recuerdos… ninguno de ellos de un romance propio, más bien de romances ajenos, pero no importa. YSerá porque durante 4 años vendí flores en esa fecha...
De veritas, aunque sea un día comercial y noséqué, a mi se me hace el día de la excusa perfecta para hacer cursilerías que algunos normalmente no haríamos, como mandar 10 mensajes por celular diciendo “Te quiero”, llevar serenata, mandar mil8mil flores, usar algúna cosa roja en el cuerpo y otras cosas por el estilo, .
Ayer que anduve recorriendo los campos de por aquí, me topé con una parcela con flores coloridas cuya especie desconozco… cómo no fascinarse uno, carajo?
Y robé.
Saqué mi navajita Swiss (y buscando las flores más feas y que sabía no pasarían la calidad comercial), corté e hice mi ramito.
Mi autoregalo para el Día del amor y la amistad.
Las flores a mi siempre me sacan sonrisas y me ponen contenta… como a cualquier mujer, ¿que no?
Talvez, porque me es imposible hacer varias cosas a la vez (multitasking) como lo hacen todas las féminas del planeta, no me gusta usar faldas y sé, puedo (y lo hago) escupir gargajos bien lejos.
Siempre se me olvidan las fechas de aniversario, no sé usar maquillaje y por eso nunca lo uso , me gustan los bichos voladores y rastreros, no sé combinar colores ni peinarme y sé que las curitas no nada más sirven para cubrir los pezones cuando no se usa sostén con una blusa pegaditititita.
También sé cambiar una llanta si acaso hubiera necesidad, me rasco la barriga (o el trasero) antes de dormir y me espulgo el ombligo buscando pelusitas (aunque nunca encuentro).
Pero, qué, pues. Que sí que soy muy mujer y si hubiera mucha duda de mi género, sólo bastaría asomarse entre mis piernas para comprobarlo.
… o esperarse unos días a que me ponga malhumorada, me hinche como globo aerostático, se me antoje desesperadamente el chocolate y necesite comprar tampones.
… o esperar un 14 de febrero, día en el que saco mi notorio lado cursi, día que me encanta y me dan ganas de abrazar a todo mundo, día en el que quiero ver a todos en parejitas y hablar con todos mis amigos para desearles un buen día y mandarles besos y abrazos. Día de flores.
Como ayer. Los días de San Valentín me traen muy buenos recuerdos… ninguno de ellos de un romance propio, más bien de romances ajenos, pero no importa. YSerá porque durante 4 años vendí flores en esa fecha...
De veritas, aunque sea un día comercial y noséqué, a mi se me hace el día de la excusa perfecta para hacer cursilerías que algunos normalmente no haríamos, como mandar 10 mensajes por celular diciendo “Te quiero”, llevar serenata, mandar mil8mil flores, usar algúna cosa roja en el cuerpo y otras cosas por el estilo, .
Ayer que anduve recorriendo los campos de por aquí, me topé con una parcela con flores coloridas cuya especie desconozco… cómo no fascinarse uno, carajo?
Y robé.
Saqué mi navajita Swiss (y buscando las flores más feas y que sabía no pasarían la calidad comercial), corté e hice mi ramito.
Mi autoregalo para el Día del amor y la amistad.
Las flores a mi siempre me sacan sonrisas y me ponen contenta… como a cualquier mujer, ¿que no?
martes, febrero 12, 2008
Zarandéame cuando quieras
Mientras no me caiga nada encima, quiero decir.
Ayer tembló aquí. Lo sentí todo, sin duda alguna, tembló. Me asusté. Fue la primea vez que sentía yo temblar la tierra.
Creo que después de desbordar la mugre que me ponía negra toda, el temblor me reacomodó las tripas, los pensamientos y las ideas.
Hoy eché una carcajada. Natural, me salió desde muy adentro. Fue delicioso. Me di cuenta que lo extrañaba.
Hoy se me escurrió todo el jugo de zanaohria con moras en la blusa blanca. Parece que me dispararon. O que no sé detener botellas de vidrio con jugo de zanahoria con moras.
Hoy voy a clases de fotografía. La primera clase. Olvidé la camara en mi casa... y voy con la blusa con mancha roja.
Espero causar una buena primera impresión en mis compañeros primerizos fotográficos.
Ayer tembló aquí. Lo sentí todo, sin duda alguna, tembló. Me asusté. Fue la primea vez que sentía yo temblar la tierra.
Creo que después de desbordar la mugre que me ponía negra toda, el temblor me reacomodó las tripas, los pensamientos y las ideas.
Hoy eché una carcajada. Natural, me salió desde muy adentro. Fue delicioso. Me di cuenta que lo extrañaba.
Hoy se me escurrió todo el jugo de zanaohria con moras en la blusa blanca. Parece que me dispararon. O que no sé detener botellas de vidrio con jugo de zanahoria con moras.
Hoy voy a clases de fotografía. La primera clase. Olvidé la camara en mi casa... y voy con la blusa con mancha roja.
Espero causar una buena primera impresión en mis compañeros primerizos fotográficos.
domingo, febrero 10, 2008
Domingo
El domingo fui al cine.
-Me das un boleto para Antes de partir a las dos diez, por favor.
-¿Uno?
-Si, uno.
…
-¿Será un boleto para Antes de partir a las dos diez, entonces?
-Sí.
-Confirmando un boleto para Antes de partir a las dos diez.
…
-Gracias, señorita, usté es muy amable, oiga.
El domingo un señor en un Audi del año que iba en contra en una calle y al que casi me le embarro me mentó la madre porque le pité. El dinero no garantiza la educación y la cortesía. Tampoco quita lo pendejo.
El domingo fui a buscar libros.
Nada más hay dos librerías aquí.
En la primera no tenían ni un solo libro de los que buscaba. Compré otro que me gustó porque tenía rojo en la portada. Y me gusta el rojo.
En la segunda encontré la Catedral del mar. Y ya.
Ninguna de las dos conoce Palabras para Julia.
Unos y otros por los que pregunté hay que pedirlos. Se obtienen por 45 pesos más y una semana de espera.
No estoy para esperar nada hoy día.
-Me das un boleto para Antes de partir a las dos diez, por favor.
-¿Uno?
-Si, uno.
…
-¿Será un boleto para Antes de partir a las dos diez, entonces?
-Sí.
-Confirmando un boleto para Antes de partir a las dos diez.
…
-Gracias, señorita, usté es muy amable, oiga.
El domingo un señor en un Audi del año que iba en contra en una calle y al que casi me le embarro me mentó la madre porque le pité. El dinero no garantiza la educación y la cortesía. Tampoco quita lo pendejo.
El domingo fui a buscar libros.
Nada más hay dos librerías aquí.
En la primera no tenían ni un solo libro de los que buscaba. Compré otro que me gustó porque tenía rojo en la portada. Y me gusta el rojo.
En la segunda encontré la Catedral del mar. Y ya.
Ninguna de las dos conoce Palabras para Julia.
Unos y otros por los que pregunté hay que pedirlos. Se obtienen por 45 pesos más y una semana de espera.
No estoy para esperar nada hoy día.
Sábado
El sábado.
Lloré como hacía mucho no lloraba.
Me llamaron mis amigas, que se habían reunido en casa de una que está malita de la espalda.
Me llamó también mi mamá.
Traté de actuar normal. No sé si me la creyeron. Creo que no.
El sábado me cansé de llorar y de esperar ser rescatada.
Me duché y me salí en la camioneta sin saber a donde iba.
Terminé en la calle Primera, en donde los carros avanzaban despacio y solamente con levantar el pie del freno.
Por cortesía me detuve para dejar salir una camioneta de su estacionamiento sobre la calle. Sin pensarlo tomé su lugar y caminé. Y caminé.
Pasé un teléfono publico con el auricular colgando.
Lo colgué.
Porque así es como debería de estar.
Caminé hasta que llegué a la Casa del Tequila.
Dos por uno, Dosequislager.
Cacahuates.
Cigarros.
Una pelea de box con hombres en pantalones cortos y coloridos.
Botellas y más botellas en fila en estantes, botellas que me recordaron juergas, amigos y borracheras de (otros) tiempos que parecen muy lejanos.
En las paredes fotografías en blanco y negro, también hombres y mujeres en revolución, en sepia. Una barra en madera tosca, larga, muy larga.
Música que reconozco, argüendera y guapachosa, hecha con tololoche y acordeón, bajosexto, trompetas, tambores y tubas y voces que siempre dejan mucho que desear.
Un desconocido se sienta junto a mi, me habla.
Quiere bailar, y bailo de esta música que sólo se baila muy pegaditos, meciendo el cuerpo rápidamente, con vueltas y más vueltas.
Huelo un perfume dulce, y pienso en cómo me gustaría oler el olor natural del cuerpo masculino que se aferra a mi cintura con manos firmes.
Pienso en cómo me gustaría que fuera otro el que me sostiene y que quisiera me sostuviera por más tiempo que una canción.
Por eso me quito cuando hace como que me va a besar, y le doy las gracias.
Regreso a mis cacahuates y dosequislaguer y veo sin ver la pelea de box en la tele y pienso en lo bien que me haría golpear a alguien pero que sería mejor si alguien me golpeara a mi.
O si yo golpeara mi cabeza contra la pared hasta que me explotara y así poder dejar de pensar.
Empieza una canción que me gusta y con la que quiero dar vueltas y más vueltas.
Otravez.
Busco a quien sea entre la gente y bailo.
Sudo.
Me mareo.
Canto.
Me harto y vuelvo a la barra.Y tomo y fumo y pelo cacahuates.
Ayudo a un gringo que no supo pedir su tequila.
Me invita un dos por uno y hablamos.
Se acerca un “tacataca” y me pide que lo mande a sus amigos gringos en la esquina.
Yo estoy borracha y pienso en ir al baño, pero odio ir esa primera vez, porque después tendré que ir cada 10 minutos.
Decido que es tiempo de irme y el gringo hace como que se decepciona y yo pienso en mi irresponsabilidad mientras me despido y salgo a la calle por las puertas cantineras.
Camino despacio, con el frío que no siento porque me siento fría por dentro.
Ignoro a los hombres que me dicen cosas mientras paso, y me pregunto por qué sentirán la necesidad de decirlas.
Manejo despacio y con mucho cuidado a mi casa.
La distancia es corta, pero voy mortificada.
Al fin llego y subo lentamente las escaleras en la oscuridad.
No sé si querer o no otro sábado igual a este.
Lloré como hacía mucho no lloraba.
Me llamaron mis amigas, que se habían reunido en casa de una que está malita de la espalda.
Me llamó también mi mamá.
Traté de actuar normal. No sé si me la creyeron. Creo que no.
El sábado me cansé de llorar y de esperar ser rescatada.
Me duché y me salí en la camioneta sin saber a donde iba.
Terminé en la calle Primera, en donde los carros avanzaban despacio y solamente con levantar el pie del freno.
Por cortesía me detuve para dejar salir una camioneta de su estacionamiento sobre la calle. Sin pensarlo tomé su lugar y caminé. Y caminé.
Pasé un teléfono publico con el auricular colgando.
Lo colgué.
Porque así es como debería de estar.
Caminé hasta que llegué a la Casa del Tequila.
Dos por uno, Dosequislager.
Cacahuates.
Cigarros.
Una pelea de box con hombres en pantalones cortos y coloridos.
Botellas y más botellas en fila en estantes, botellas que me recordaron juergas, amigos y borracheras de (otros) tiempos que parecen muy lejanos.
En las paredes fotografías en blanco y negro, también hombres y mujeres en revolución, en sepia. Una barra en madera tosca, larga, muy larga.
Música que reconozco, argüendera y guapachosa, hecha con tololoche y acordeón, bajosexto, trompetas, tambores y tubas y voces que siempre dejan mucho que desear.
Un desconocido se sienta junto a mi, me habla.
Quiere bailar, y bailo de esta música que sólo se baila muy pegaditos, meciendo el cuerpo rápidamente, con vueltas y más vueltas.
Huelo un perfume dulce, y pienso en cómo me gustaría oler el olor natural del cuerpo masculino que se aferra a mi cintura con manos firmes.
Pienso en cómo me gustaría que fuera otro el que me sostiene y que quisiera me sostuviera por más tiempo que una canción.
Por eso me quito cuando hace como que me va a besar, y le doy las gracias.
Regreso a mis cacahuates y dosequislaguer y veo sin ver la pelea de box en la tele y pienso en lo bien que me haría golpear a alguien pero que sería mejor si alguien me golpeara a mi.
O si yo golpeara mi cabeza contra la pared hasta que me explotara y así poder dejar de pensar.
Empieza una canción que me gusta y con la que quiero dar vueltas y más vueltas.
Otravez.
Busco a quien sea entre la gente y bailo.
Sudo.
Me mareo.
Canto.
Me harto y vuelvo a la barra.Y tomo y fumo y pelo cacahuates.
Ayudo a un gringo que no supo pedir su tequila.
Me invita un dos por uno y hablamos.
Se acerca un “tacataca” y me pide que lo mande a sus amigos gringos en la esquina.
Yo estoy borracha y pienso en ir al baño, pero odio ir esa primera vez, porque después tendré que ir cada 10 minutos.
Decido que es tiempo de irme y el gringo hace como que se decepciona y yo pienso en mi irresponsabilidad mientras me despido y salgo a la calle por las puertas cantineras.
Camino despacio, con el frío que no siento porque me siento fría por dentro.
Ignoro a los hombres que me dicen cosas mientras paso, y me pregunto por qué sentirán la necesidad de decirlas.
Manejo despacio y con mucho cuidado a mi casa.
La distancia es corta, pero voy mortificada.
Al fin llego y subo lentamente las escaleras en la oscuridad.
No sé si querer o no otro sábado igual a este.
jueves, febrero 07, 2008
punto y final
Hoy, por más que intento, no logro sonreír. Hoy, por más que me esfuerzo, no me sale la risa, y sé que no hay brillo en mis ojos. Hoy, lloro y me he cansado de disimular.
Me he cansado de sonreír con falsedad y obligar a mis ojos que saquen chispitas, aunque sean chiquitas. Me he cansado de sostener el llanto y bloquear las lágrimas que me ahogan desde la garganta. me he cansado de intentar hacer que todo se vea bueno y que yo me vea feliz.
Hoy me desperté con ganas de no hacerlo, con labios temblorosos y ojos serios. Nunca tengo ojos serios. Siempre hablan más que yo... pero a lo mejor es eso, que quieren comunicar que no quieren decir más, aunque más quisieran estar cerrados y no abrirse más, como mi cuerpo quiere cerrarse sobre si mismo.
Ya me he reventado. No quiero quejarme más y admitir que no puedo estar sola… nunca pensé que no podría. Estoy harta de mi misma y mi forma de intentar manejar esta situación.
Pero es que cómo hace alguien para no abrazar a alguien en todo un día? No se diga un mes. Un mes!
Yo soy de abrazar diario. Diario! Es tan malo querer tenerlo? Me estoy acabando. Y estoy harta de hacerme la fuerte y esconder lo miserable que me siento. No soy fuerte. Y no sé si pueda más. Y tampoco importa. Es que ya no QUIERO más.
Siento no poder ser positiva y ver las cosas buenas, siento no tener capacidades de adaptación suficientes, siento no esforzarme tanto como debería. Siento decepcionar a todos. Siento decepcionar. Me. Siento que las cosas buenas no sean suficientemente grandes para matar las cosas malas que me deshacen.
Siento no ser simpática y divertida, ni ocurrente y sonriente. Siento no ser más yo.
Hoy, ya no quiero. Ya no puedo. Más.
.
Me he cansado de sonreír con falsedad y obligar a mis ojos que saquen chispitas, aunque sean chiquitas. Me he cansado de sostener el llanto y bloquear las lágrimas que me ahogan desde la garganta. me he cansado de intentar hacer que todo se vea bueno y que yo me vea feliz.
Hoy me desperté con ganas de no hacerlo, con labios temblorosos y ojos serios. Nunca tengo ojos serios. Siempre hablan más que yo... pero a lo mejor es eso, que quieren comunicar que no quieren decir más, aunque más quisieran estar cerrados y no abrirse más, como mi cuerpo quiere cerrarse sobre si mismo.
Ya me he reventado. No quiero quejarme más y admitir que no puedo estar sola… nunca pensé que no podría. Estoy harta de mi misma y mi forma de intentar manejar esta situación.
Pero es que cómo hace alguien para no abrazar a alguien en todo un día? No se diga un mes. Un mes!
Yo soy de abrazar diario. Diario! Es tan malo querer tenerlo? Me estoy acabando. Y estoy harta de hacerme la fuerte y esconder lo miserable que me siento. No soy fuerte. Y no sé si pueda más. Y tampoco importa. Es que ya no QUIERO más.
Siento no poder ser positiva y ver las cosas buenas, siento no tener capacidades de adaptación suficientes, siento no esforzarme tanto como debería. Siento decepcionar a todos. Siento decepcionar. Me. Siento que las cosas buenas no sean suficientemente grandes para matar las cosas malas que me deshacen.
Siento no ser simpática y divertida, ni ocurrente y sonriente. Siento no ser más yo.
Hoy, ya no quiero. Ya no puedo. Más.
.
mi pedazo de cielo (temporal)
Tenía mucho tiempo de no ir de campamento y muchas ganas de hacerlo.
El desierto a donde fui no parecía muy diferente al desierto de donde vengo. Vegetación parecida, montañas enormes, horizontes lejanos y un cielo brillante de azul e infinito.
Excepto que el suelo allí estaba cubierto de blanco. Piedritas blancas que el aire implacable erosiona de las piedras únicas que sobresalen de los cerros. Esta es una observación, nomás, forda record.
Los días fueron grandiosos. Para ser invierno, había mucho sol (…característica típicamente encontrada en los desiertos…¿?) y las temperaturas fueron benignas, solamente en la sombra se sentía de ese frío que te sorprende de repente y te pone la piel de gallina.
Pero las noches… las noches despejadas y custodiadas por la Osa mayor y su cachorro, Casiopea, Orión y Geminis (entre otros inidentificables por mi), eran muy frías. Un viento verdaderamente salvaje paseaba por nuestro campamento y bajaba la temperatura… y amenazaba con llevarse las tiendas de campaña con él. Incluso con nosotros dentro.
Después de pasar unas horas alrededor de una fogata y persiguiendo el calor del fuego alborotado por el aire, me fui a dormir con la idea de recuperarme de los desvelos de la semana.
Yo iba preparada. Primero me puse de la famosa ropa térmica llamada también “calzones matapasiones”, “ahogapulgas” y “guardapedos”. Son blancos con cosas rosas (que nunca me he puesto a analizar exactamente qué cosas aparentan ser), luego unos pants muy gruesos, unos calcetines de lana en los que metí las terminaciones de los pantalones para evitar corrientes indeseadas hurgando por ay.
Traía una blusa de cuello de tortuga con la que me tapaba hasta debajo de la nariz, una sudadera con gorrita que no bajé de mi cabeza y que ya cubría un gorro negro (según para esquiadores pero yo ya no creo nada) hasta debajo de mis ojos y guantes coloridos sin deditos.
Pero NADA sirvió! NADA, carajo! Ni mi sleepingbag superpoderoso de plumas de algún pobre pajarraco, ni mis múltiples empalmes, ni la cobijita con la que me envolví dentro del sleeping. Me moría de frío y poco dormí.
El concierto de los ventarrones que hacían bailar la carpa me tuvo entretenida y el miedo de que fuera arrancada del suelo y termináramos recorriendo el desierto dentro de ella no ayudó a que recuperara el sueño.
Y yo me pregunto, qué se hace para calentarse la nariz sin correr el riesgo de morir por asfixia, y por qué carajos mis nalgas no se calientan con nada! (Sin albur.)
Creo que hubiera preferido amarrarme al poste del techito del campamento. El frío hubiera sido igual pero al menos hubiera seguido disfrutando de ese cielo!
Un cielo que te quitaba la respiración. Talvez de allí venía el aire… mucha gente se ha de haber quedado sin aire esa noche, digo yo.
El desierto a donde fui no parecía muy diferente al desierto de donde vengo. Vegetación parecida, montañas enormes, horizontes lejanos y un cielo brillante de azul e infinito.
Excepto que el suelo allí estaba cubierto de blanco. Piedritas blancas que el aire implacable erosiona de las piedras únicas que sobresalen de los cerros. Esta es una observación, nomás, forda record.
Los días fueron grandiosos. Para ser invierno, había mucho sol (…característica típicamente encontrada en los desiertos…¿?) y las temperaturas fueron benignas, solamente en la sombra se sentía de ese frío que te sorprende de repente y te pone la piel de gallina.
Pero las noches… las noches despejadas y custodiadas por la Osa mayor y su cachorro, Casiopea, Orión y Geminis (entre otros inidentificables por mi), eran muy frías. Un viento verdaderamente salvaje paseaba por nuestro campamento y bajaba la temperatura… y amenazaba con llevarse las tiendas de campaña con él. Incluso con nosotros dentro.
Después de pasar unas horas alrededor de una fogata y persiguiendo el calor del fuego alborotado por el aire, me fui a dormir con la idea de recuperarme de los desvelos de la semana.
Yo iba preparada. Primero me puse de la famosa ropa térmica llamada también “calzones matapasiones”, “ahogapulgas” y “guardapedos”. Son blancos con cosas rosas (que nunca me he puesto a analizar exactamente qué cosas aparentan ser), luego unos pants muy gruesos, unos calcetines de lana en los que metí las terminaciones de los pantalones para evitar corrientes indeseadas hurgando por ay.
Traía una blusa de cuello de tortuga con la que me tapaba hasta debajo de la nariz, una sudadera con gorrita que no bajé de mi cabeza y que ya cubría un gorro negro (según para esquiadores pero yo ya no creo nada) hasta debajo de mis ojos y guantes coloridos sin deditos.
Pero NADA sirvió! NADA, carajo! Ni mi sleepingbag superpoderoso de plumas de algún pobre pajarraco, ni mis múltiples empalmes, ni la cobijita con la que me envolví dentro del sleeping. Me moría de frío y poco dormí.
El concierto de los ventarrones que hacían bailar la carpa me tuvo entretenida y el miedo de que fuera arrancada del suelo y termináramos recorriendo el desierto dentro de ella no ayudó a que recuperara el sueño.
Y yo me pregunto, qué se hace para calentarse la nariz sin correr el riesgo de morir por asfixia, y por qué carajos mis nalgas no se calientan con nada! (Sin albur.)
Creo que hubiera preferido amarrarme al poste del techito del campamento. El frío hubiera sido igual pero al menos hubiera seguido disfrutando de ese cielo!
Un cielo que te quitaba la respiración. Talvez de allí venía el aire… mucha gente se ha de haber quedado sin aire esa noche, digo yo.
miércoles, febrero 06, 2008
otravez necesito
Por la fe que se me escapa... más veces de las que no.
Pensando en mi para que sepa yo dar con ella cuando la pierdo... pensando en ti para que los deseos de recuperarla te vuelvan. Y que la encuentres, cuando te decidas... si te decides.
Ansias Del Alba.mp... |
Pensando en mi para que sepa yo dar con ella cuando la pierdo... pensando en ti para que los deseos de recuperarla te vuelvan. Y que la encuentres, cuando te decidas... si te decides.
lunes, febrero 04, 2008
Yo, voluntaria
Este fin de semana viajé a un parque nacional en California llamado Anza-Borrego. En medio del desierto y entre montañas, el parque es una belleza ininterrumpida de arena y organismos con espinas que resisten algunas de las peores condiciones ambientales que hay como las altas temperaturas y sequías eternas. Imagino que las tormentas de arena no son cosa fácil para sobrevivir tampoco.
Me invitó un amigo que trabaja para una organización no gubernamental que se involucra con los nativos que sobreviven en Baja California y ayuda a su desarrollo.
Esta ONG fue invitada al parque a participar en un Fin de semana arqueológico donde habría actividades y exposiciones sobre las historias que guarda el desierto en esa región.
Tuve el honor de ser intérprete para un grupo de 9 nativos de comunidades que han logrado permanecer en Ensenada a través de los años, las guerras, divisiones, conquistas y evangelizaciones.
Esta gente que expuso en el evento creaciones artesanales impresionantes y que cantaron y bailaron de acuerdo a sus costumbres, pertenecen a las tribus Pa-ipai y Kumyay (pronunciado kumiai). En sus dialectos musicales y canastos tejidos y hoyas de barro se notan las diferencias entre tribus.
Conocí a Tirsa, una mujer pa-ipai de piel morena y pelo largo negro azabache que hablaba poco español pero cuando lo hablaba era increíblemente simpática y tierna. Es tan risueña que me tenía fascinada, y me hacía reír un montón cuando decía algún chistecito y luego cerraba un ojo coquetamente dejando claro que el comentario era broma.
Me la pasé parada casi todo el fin de semana, corriendo de nativo a nativo y traduciendo de español a inglés o de inglés a español entre ellos y los gringos que asistieron a la exposición.
Estoy agradecida de haber tenido la oportunidad de conocer este lugar y a esta gente extraordinaria que carga consigo años de costumbres, tradiciones e historias fantásticas.
Aparte, me la pasé increíble acampando en el desierto... pero eso será otra historia.
*Actualización: Siempre siempre siempre escribo olla mal. No sé cuál es nuestro problema, entre la olla y yo. Lo dejo escrito como recordatorio de cómo se debe escribir.
Me invitó un amigo que trabaja para una organización no gubernamental que se involucra con los nativos que sobreviven en Baja California y ayuda a su desarrollo.
Esta ONG fue invitada al parque a participar en un Fin de semana arqueológico donde habría actividades y exposiciones sobre las historias que guarda el desierto en esa región.
Tuve el honor de ser intérprete para un grupo de 9 nativos de comunidades que han logrado permanecer en Ensenada a través de los años, las guerras, divisiones, conquistas y evangelizaciones.
Esta gente que expuso en el evento creaciones artesanales impresionantes y que cantaron y bailaron de acuerdo a sus costumbres, pertenecen a las tribus Pa-ipai y Kumyay (pronunciado kumiai). En sus dialectos musicales y canastos tejidos y hoyas de barro se notan las diferencias entre tribus.
Conocí a Tirsa, una mujer pa-ipai de piel morena y pelo largo negro azabache que hablaba poco español pero cuando lo hablaba era increíblemente simpática y tierna. Es tan risueña que me tenía fascinada, y me hacía reír un montón cuando decía algún chistecito y luego cerraba un ojo coquetamente dejando claro que el comentario era broma.
Me la pasé parada casi todo el fin de semana, corriendo de nativo a nativo y traduciendo de español a inglés o de inglés a español entre ellos y los gringos que asistieron a la exposición.
Estoy agradecida de haber tenido la oportunidad de conocer este lugar y a esta gente extraordinaria que carga consigo años de costumbres, tradiciones e historias fantásticas.
Aparte, me la pasé increíble acampando en el desierto... pero eso será otra historia.
*Actualización: Siempre siempre siempre escribo olla mal. No sé cuál es nuestro problema, entre la olla y yo. Lo dejo escrito como recordatorio de cómo se debe escribir.
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