Se cree que el contacto con otro y la estimulación física no solamente son buenos, sino que ¡necesarios!
En el hogar de la familiacaracol, el responsable de contagiar al resto de sus miembros la necesidad de abrazar, y con fuerza, es el papácaracol.
El auto-nombrado encargado de dar cariño fisico y enseñar a la mamá y hermanas caracol cómo chiquear y apapachar hasta la fecha piensa que no es raro que, a mi edad, después de darme un beso en el cachete me tire una mordida. Esto es correspondido inevitablemente con un golpe en el brazo seguido por un beso de regreso y un sofocante abrazo.
No recuerdo si he sentido alguna vez más amor y seguridad que con sus abrazos. Nadie sabe abrazar como él.
Pero no me pongo roñosa. Un abrazo de cualquiera siempre es bienvenido. Mientras sea sincero. Me incomodo cuando un abrazo es dado a la mitad, o con palmaditas sin entusiasmo... los abrazos de frente con un solo brazo son totalmente reprochables.
Me pregunto por qué hay gente que, orillada a un abrazo, no se suelta y lo corresponde, aunque sea por pura cortesía. Me pregunto también por qué a veces siento ganas de dar un abrazo y me contengo por no sentir la confianza suficiente. Me pregunto por qué el contacto físico como en un abrazo puede ser malinterpretado y hasta ser un tabú.
Después de todo, los abrazos tienen tantos beneficios como facilidades:
- Son transportables: los llevas contigo a donde vayas y aparte, ¡no pesan!
- Son respetuosos con el medio ambiente: no contaminan.
- Vienen libres de instrucciones y no necesitan pilas.
- Son temporales, pero sus efectos sonde larga duración.
- Son gratis.
- Cualquiera dispuesto puede dar y recibir.
- Son transferibles: se pasan sentimientos, sensaciones y hasta olores (no encontré palabra :S).
- Son irrepetibles: nunca vas a dar un abrazo igual a a alguien más.
- Dan sentido de pertenencia.
- No hay devoluciones.
- ¡Te hacen sentir bien!
Tengo mucho tiempo sin abrazos. Los extraño. Extraño a papácaracol también.
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