En el sillón, sobre el tapete de mi sala, en la cocina, en mi cama. En el sillón que es incomodo para mi pero no para ti, en el tapete, que deja de espacio todo el piso de la sala para manobriar, en la cocina, que es chiquita y está un poco vacía, pero que tu volviste cálida con tus recuerdos, en mi cama que es grande y firme, que parecía hacerse pequeña y suave cuando nos envolvimos entre plumas sobre ella.
Horas. Horas hablando, horas tocando, horas sintiendo, oyendo, viendo. Enredándome con el pelo, acariciándole, besándole, adivinando sus expresiones con mis manos, oliéndole la piel, sintiéndole ligera la barba.
Me gustan sus besos y que le gusten los míos. Me gusta el silencio que hace y que me dice tanto. O me dice nada, pero que disfruto de igual forma. Me gusta su voz, pausada, grave, paciente.
Silencios… largos, cortos, obvios, interrumpidos, apasionados, como tus besos, como los movimientos de tu cuerpo junto a ella, sobre ella, debajo de ella. Ella que te abraza, ella que te sujeta cerca, que te susurra al oído, que lo hace en francés.
La que te piensa, la que te prueba,la que pone su cabeza en tu hombro… La que no se enamora, pero se emociona.
Ella quien se despide con un hasta pronto incierto.
Otro sueño, que promete, que regala, que da. Y está contenta, contenta de que fuera un sueño… de que no sea cierto…¡porque no traía condón!
“Amor, te espero. Adiós, amor, te espero. Amor, amor, te espero…
con tu nombre en la boca y un beso que jamás se apartó de la tuya…”
jajjajajjajajjaja, tan lindo, tan tierno...y zas, el condón.
ResponderBorrarVaya. Pues con el riesgo que puede traer a un caracol, entre tanta baba, cualquiera se fia.
;))))))))))
besooooooooooooooos.
que finura, evinchi... la baba... jajajajajaja!
ResponderBorrarbesobeso
no te sabía eso de las cursiladas pero sta gueno, me gusta. Y que no lo lea tu gallego, qué se infarta.
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