Los resultados

Algún día de esta semana fui a entregar un tantito de mi sangre (que es muy roja, por cierto) para que le vieran con profundiad y me dijeran si ella podía dar razón a mis males.

Tengo que decir que la mujer de la agujota tiene una excelente mano para manejarlas (no sentí nada, lo juro) y podría ahora ser mi mejor amiga. Recuerdo que no dejábamos de hablar y que reía y eso es raro por las ayunas (mías) y también porque pocas veces soy amigable en las mañanas. La modorra me dura horas, muy a mi pesar. O deleite. Depende del día.

Ese día tuve excusa para desayunarme unos taquitos de camarones y después camino al trabajo ver el sol desperezándose sobre un mar tranquilo que parecía transpirar una bruma espectacular que llenaba todo de un misterio que me hacía pensar en Sherlock Holmes. Aunque fuera de día, pues.

Yo estaba nerviosa por ver el resultado. ¿Me iré a morir pronto? ¿A lo mejor tengo garrapatas disfrutando como en toboganes y en realidad no es la resequedad de piel lo que me da comezón?

¿Tal vez se me están clausurando algunas vías de circulación con señalamientos de desviación? O, ¿a lo mejor decidió hacer huelga y no moverse y por eso me siento tan cansada todo el tiempo?

Después de recoger los resultados el mismo día, platicaba ya noche con alguien y le contaba sobre la condición de mi sangre según mi interpretación ignorante de los resultados (el médico los vería el siguiente día). Y es que había una flechita anaranjada apuntando hacía abajo junto un 1.8 que debería de haber sido entre un 2 y ... 2.5, creo.

"Tengo bajas las Blogulinas," le expliqué confiadamente.

Sin tener que oír nada de experto alguno yo misma me diagnostiqué: eso... eso es estar totalmente enviciada con el mundo blogguero...

Pero bueno, de momento nada amenazante... estoy bien.