Aquí hay sueños. Y recuerdos. Fantasías. Te imagino respirar y mi nariz evoca tu aroma. Repaso la silueta de tu cara y sobre ella el reflejo danzante de la luz de una vela, el enredo de tu pelo entre mis dedos y la sensación de tu piel suave contra una palma, el contraste de sentir tus labios con una yema.
Y pienso… pienso en tus manos perdiéndose en mi cabello y presionando lo justo para hacerme suspirar.
Pienso en las puntas de tus dedos apenas rozando mi piel, recorriéndola despacio, conociendo las marcas de mi cara, delineando mis labios, siguiendo el camino arqueado de mis cejas, la cuesta de mi nariz, la hendidura que termina con mi barbilla y después yéndote por mi quijada hasta la sensibilidad de mis orejas.
Todo, sin prisa, sin afán. Saber tu mirada en mi, tener toda tu atención para la reacción en mi expresión, en mi respiración.
Sentir tu calor, tu respiración suave, entrecortada, oír tu voz, tus palabras tranquilas y pausadas, tu risa inesperada… y verte temblar…
Sonreír de acordarme, sonreír de imaginarme, con ilusión, con añoranza. Con deseo. Se que me brillan los ojos. Y me encanta. Me muerdo el labio de emoción.
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