viernes, noviembre 23, 2007

Diez

Ahora que fui a Monterrey, estuve buscando mi contrato laboral olvidado meses atrás. Entre la papelería me encontré un "poema" que escribí en la prepa, hace 9 años, cuando llevé clase de Literatura con una maestra que no sabía quien era Jaime Sabines y por eso no creo válido el 10 que me puso. Esta mujer no tenía idea (parece que yo tampoco).

Lo transcribo para la posteridad, tal cual:

Las venas llevan la sangre con tinte de ilusión
la cabeza y el corazón se unen y gritan la
inmortalidad de todo soñador

las ideas corren libres y desenfrenadas
murmuran en silencio la gloria del destierro

con los pies firmes en la tierra
no cabe la duda de lanzarse a volar

el viento se lleva las cenizas y escombros
restantes del cuerpo
pero el alma permanece intacta con la
esperanza viva e inmutable de
nunca quebrantar

no existe la nostalgia ni la melancolía
que recorren laberintos confusos
que envuelven y llegan a matar

la memoria se abstiene de recuerdos
fantasmas que persiguen y traen
consigo el pasado ya vivido que
amenaza con no dejar descansar

no se camina a tientas porque está la luz
interna permanentemente encendida
que guía por el camino externo como
brújula incapaz de dejarte divagar

se vive entre el cielo y el suelo
entre el sol y la sombra
entre la noche y el sueño

el sueño...

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